2. ¿Porque?

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Karla Jones

Miro hacia los lados, el pasillo esta despejado. Salgo de mi escondite en una de las columnas para esconderme en otro, hasta llegar a el final del pasillo. Suerte todas están en el comedor, comiendo de lo contrario una de las hermanas me habría regañado. De nuevo. 

Camino hacia el edificio abandonado con prisa. Esta vez no te sera tan fácil encontrarme, Selena. Entro sin vacilar y camino alrededor, ¿donde me escondo?

Paso por los pasillos de las habitaciones hasta llegar a los pasillos con los salones de clase. El sol empieza a ponerse y las paredes lo reflejan. Muy pronto anochecerá. El eco de unos pasos se escucha en el pasillo, ¡Selena ya me encontró!

Corro lo mas rápido que puedo y entro a uno de los salones. Hay sillas quebradas y amontonadas en una esquina, ahí no me puedo esconder. También hay una escritorio de madera, clavado al suelo.

Ahí sera.

Me meto en el hueco de la mesa y pequeñas risitas salen de mi boca. Me encanta molestar a Selena de esta manera.

Ella es una persona sumamente amable, miedosa y cariñosa. Nos trata muy bien, siempre cuida de nosotras, siempre cuida a todos menos así misma. Estoy segura que ella es un ángel de Dios.

Es como la luz en la oscuridad.

Miro por un hueco del tamaño de mi ojo en la esquina de la mesa. Selena esta parada en el marco de la puerta, viendo hacia acá. Esboza una sonrisa ladeada, ya me encontró.

No, ¿porque le resulta tan fácil encontrarme? ¿Acaso soy tan predecible? Cubro mi cara con mis manos, Selena esta por encontrarm...

Un fuerte estallido se escucha, seguido del grito y llanto de Selena.

Las manos empiezan a temblarme y el miedo me paraliza. 

—¡Ayuda!—grita—¡Ayúdenme por favor!

Mis retinas se cristalizan y tiemblo. Tiemblo como una hoja que se mueve con el viento, tiemblo del terror que siento.

—¡Guarda silencio, maldita!—dice una voz masculina entre gruñidos.

—¡Sueltame!—solloza Selena, mis manos empiezan sudar—¡Por favor! ¡Te lo suplico, sueltame!

Acerco mi ojo al hueco, tienen a Selena tomada de los brazos. Lagrimas se deslizan por mis mejillas. Quiero salir de esta mesa y tirarles una silla encima pero, no puedo. Mi cuerpo esta paralizado.

—¡Auxilio!—un grito desgarrador deja la garganta de Selena. Escucho varios impactos y se que la están golpeando.

—Carlos, ¿estará bien que la golpees?—otra voz masculina se escucha.

—El jefe solo dijo que la lleváramos, no prohibió que la golpeáramos—escupe con arrogancia.

Tengo ganas de vomitar.

Selena solloza desconsoladamente en el suelo, tiene la cara desfigurada por los golpes, apenas y puede ver a través de su ojo derecho. Mi corazón se parte al verla así.

Lo siento, lo siento mucho Selena. Soy incapaz de hacer algo para ayudarte, perdóname. Dirige su mirada hacia la mesa, hacia mi y sonríe. Ella sabe que estoy aquí, ella sabe que estoy aquí y aun así no me llama.

No dice mi nombre pidiendo auxilio. Ella me esta protegiendo.

—¿Porque?, ¿por que hace esto?—Selena se arrastra por el suelo—¡¿que quieren de mi?!

Una risa sarcástica sale de sus labios,—¿y como se supone que lo sepa yo?

Se agacha a su altura y le toma la barbilla con fuerza.

—Lo único que se, es que te quiere a ti, solo a ti.

Le da una bofetada con fuerza, haciéndola caer al suelo. Observo como le amarran las manos en la espalda y le ponen un trapo en su nariz, mientras Selena se retuerce. 

Luego de unos segundos se desmaya y uno de los hombres la carga en su espalda como sino pesara nada. Quiero levantarme y ordenarles que la pongan abajo, que la dejen en paz.

Aun así no paro de temblar del miedo, oculto mi rostro con mis manos. Soy una cobarde total, no soy capaz de hacer nada por aquella persona que me defendió tantas veces, que me cuido y ayudo en los tiempos difíciles.

¿Porque soy tan débil?

La escena de terror que había visto en muchas películas esta pasando hoy, frente a mis ojos. Es tan real como en las películas, pero lo que es aun mas real es el miedo, la angustia y la desesperación que sentían y sienten las personas al haber presenciado algo así.

Es horrible.

Vuelvo a mirar por el agujero, ya no están. Se han ido. Siento como si volviera a respirar y mi cuerpo empieza a reaccionar, debo salir de aquí y pedir ayuda. Salgo de debajo de la mesa y corro.

Corro tan rápido como mis piernas me lo permiten y me dirijo a la oficina principal. Cruzo los salones sin detenerme y entro a la oficina de la hermana Silvia sin tocar. Esta sentada en su gran escritorio con su habitual ropa de monja, ella me mira con preocupación. 

—¿Que tiene mi niña?—se levanta rápidamente de la silla de cuero y se acerca a mi.

—Hermana—y sin poder evitarlo me tiro en sus brazos, sollozando fuertemente.

—Mi niña, ¿que paso que te tiene así?—pregunta con notable angustia en su voz.

—Hermana, por favor salve a Selena. Tiene que ayudarla, hermana, por favor—suplico tirándome a sus pies.

Inmediatamente se agacha y me mira expectante.

—Un-nos hombres se la llevaron—digo como puedo—, la secuestraron.

La hermana me mira, perpleja. Sabe que estoy diciendo la verdad, porque nunca me había visto de esta manera. Se levanta y toma el único teléfono existente en el convento. Marca un numero, seguramente el novecientos once y empieza a hablar.

No escucho lo que dice, no tengo mente para eso. Lo único que se es que se llevaron a mi mejor amiga, mi hermana, mi familia.

Y lo peor de todo es que, no hice nada para evitarlo.

*******

*O* ¿Que le harán a la pobre Selena?

¡Los leo mañana! 



An Innocent Sin [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora