26. Un ángel caido.

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Selena Hadrick.

—Comer mucho dulce es malo, pequeña traviesa—el extraño guapo frente a mi advierte.

Su pelo castaño, sus labios carnosos y su hermosa y brillante piel me mantienen fuera de la realidad. ¿Acaso puede existir alguien tan guapo?, me cuestiono en vano pues las palabras que escucho que salen de sus labios me alejan de cualquier otro pensamiento.

—Tu... ¿eres la cautiva de Darien?

Mi corazón que amenaza con salirse de mi pecho, me impide pronunciar palabra alguna. Luego, reacciono. Suelto el agarre de una manotada y doy un paso atrás.

¿Acaso es alguien de confianza para Darien?, me pregunto mientras lo miro sonreírme ampliamente. 

Seguramente lo sea, de lo contrario, ¿como no lo sabría? Tomo una respiración profunda, intentando por todos los medios calmarme.

—Si, y... ¿Tu quien eres?—respondo con el ceño fruncido.

Da un paso hacia adelante y se inclina hacia mi de manera confidente, como si fuera a contar el secreto mas grande de su vida. Por alguna razón, la sangre sube a mis mejillas y estoy segura que parezco un tomate. Detiene su acercamiento a pocos centímetros de mi rostro y puedo ver mi reflejo en sus ojos cafés.

—Bueno, ¿quieres saber quien soy?—su aliento choca suavemente en mis labios y siento que me derrito. Estando en un estado de trance no puedo hacer mas que asentir ligeramente,—Entonces, tendrás que esperar a que Darien venga para presentarnos, pequeña traviesa.

Me guiña un ojo y siento que el rubor en mis mejillas se intensifica, ¿porque de repente hace mucha calor aquí? Doy nuevamente un paso hacia atrás y muevo mi mano ligeramente cerca de mi rostro para calmarme.

—Dices eso, pero es mas que obvio que sabes quien soy—protesto con enojo.

Su risa hace eco por el salón y de alguna manera me agrada como se ríe. 

—Perdóname, no quise burlarme de ti, es... Es solo que eres demasiado graciosa—admite y sonrió como idiota.

Me pego una cachetada mental. ¡Concéntrate, Selena! Es obvio que nadie te investigaría y luego se acercaría a ti sin ningún objetivo, me recuerdo a mi misma mientras borro la sonrisa de mi cara.

—Simplemente dime cual es tu propósito para acercarte a mi, ¡no mas rodeos!—exijo y él para de reírse.

Lo veo arreglarse su traje y luego meter sus manos en los bolsillos de pantalón,—veo que eres una mujer inteligente, pequeña traviesa ¿o debería decir Selena?

No me inmuto y lo miro con mi mejor cara de poker, no puedo dejar que esta cara bonita influya en mis pensamientos. En todo momento, debo permanecer fuerte y calmada. ¡Jamas mostrar debilidad a nadie! Hacerlos pensar que estoy hecha de hierro o que soy una mujer insensible, solo sera para mi propio beneficio.

Para mi seguridad y la de Elián, debo ser fuerte.

—¿Entonces, piensas decirme tus objetivos o simplemente me vas a dejar con la duda?—cuestiono.

Lo piensa un poco y luego observa hacia el lado. Sigo su mirada y me encuentro con Darien, viene hacia aquí.

—Me temo que no podre contártelo con detalles en este momento—inicia, para luego continuar—, muy pronto tendremos una compañía no tan agradable, ¿o me equivoco, Selena?

Lo inspecciono con la mirada,—tienes razón.

Su sonrisa vuelve pero nuestros ojos no se separan y no permiten ningún pestañear. De alguna manera siento queme entiende y eso no me permite bajar la guardia con esta cara bonita. 

Pocos segundos después Darien llega y para mi sorpresa, con una gran sonrisa.

Extiende su mano y la cara bonita la toma, para luego darse un abrazo de oso—tiempo sin verte, Adolfo.

¿Adolfo? Sin poder evitarlo una risa sale de mi boca. ¡Ese nombre no va para nada con él! No se, debieron haberle puesto Noah o algo así. Mi estomago duele de tanto reír y cuando por fin paro me encuentro con la mirada de ambos. 

Darien mi sorprendido y Adolfo con una ceja alzada, divertido.

—¿Acaso es tan gracioso mi nombre?—pregunta Adolfo y no puedo evitar sonreír.

—Así es, cara de niña—respondo mientras vuelvo a reír, pero esta vez Adolfo me sigue con su risa.

Pasa un rato hasta que paramos de reírnos y dejo descansar mi adolorido estomago. Luego vuelvo a mi tranquilidad y puedo sentir que Darien no se siente cómodo. Bueno, no es que pueda sentirlo, si no verlo.

Tiene su mandíbula tan apretada que siento que pronto se le quebrara y sus puños están de color un color blanco amarillento por la fuerza que intenta contener. Verlo enojar me agrada y me hace sentirme poderosa sobre él. 

Saco varios temas con los cuales converso con Adolfo cuando tomamos asiento en una de las mesas y trato de no incluir en nada el idiota obsesionado. Se muy bien que cuando regresemos mi castigo sera el que siempre me deja devastada de mente y de cuerpo. Sin embargo, en este momento no me interesa y escojo no preocuparme por ello.

Disfrutar mientras dura, eso es lo que he decidido.

Una hora y media después una hermosa señorita pasa adelante con un micrófono y todos los que se encontraban parados se sientan a escucharla. Agradece a todos por su presencia, da unas cuantas palabras y luego pasa a la persona dueña del cumpleaños, que para mi sorpresa resulta ser la cara de niña. 

Este da un discurso al que todos responden con aplausos cuando termina. Varias personas pasan a saludarlo y felicitarlo, al igual que nosotros.

—Felicidades—digo en su oído cuando queda solo y Darien se aleja a por bebidas.

—Eso debería decirte yo a ti—susurra con voz ronca en mi oído.

—¿Porque?—inquiero con una ceja alzada, aun manteniendo la cercanía. 

—Porque acabas de encontrar a alguien a escapar—dice mientras alza su mano y con un dedo se señala el mismo.

Pero... ¿que rayos?

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¡Aquí el segundo! Mañana publicare los otros dos así que no se impacienten, mis queridos lectores.

Agradecerles por usar su tiempo en mi historia, de verdad que lo aprecio mucho,

Clai♠


An Innocent Sin [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora