18. El cambio

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Para mi querida amiga Mali, que siempre me quita el sueño y me hace reír.

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Selena Hadrick.

Estiro mis brazos y mis pies, sintiendo el terciopelo en mi piel. Mis dedos pican por su suavidad y estiro un poco mas mis manos deseando disfrutar de la comodidad brindada a mi. Me paro en seco cuando mis dedos tocan algo sumamente helado y un escalofrió me recorre la espalda. Abro mis ojos rápidamente y observo por encima de la sabana.

Una ancha y bronceada espalda brilla con los rayos del sol y es cuando me percato de mi mano sobre ella. La retiro sintiéndome tonta por no recordar que él estúpido a mi lado vino a abusar de mi anoche. Me quito la sabana blanca de encima y salgo de la cama, tomo la bata que se encuentra en una silla y le envuelvo en mi cuerpo. Camino directamente al baño y me meto en la ducha.

No importa cuantas veces me bañe, nunca podre deshacerme de la sensación de sus labios besando mi piel, marcándola. Nunca podre escapar, eso es un hecho. Cierro la llave y tomo la toalla para enrollarla en mi cuerpo. Entro en el vestidor y tomo un vestido blanco con un estampado de flores en rosa y lo deslizo por mi cuerpo, para luego colocarme unas sandalias. Estos últimos días a estado soleado y hace bastante calor, por lo que he pasado la mayoría de los días afuera con Elián como compañía. Desde que estoy con Elián mi animo se ha vuelto mejor y me ha ayudado a pensar con claridad.

La poca felicidad que tengo en este momento es gracias a él. Su personalidad es dulce y tibia, aunque a primera vista se mire como un niño amargado y frió. Salgo del vestidor y atravieso la sala, una sirvienta se acerca cabizbaja y susurra:

—Señorita, el amo pide que baje al salón principal para desayunar—la miro con el ceño fruncido mientras sacudo mi mano para que se retire.

¿El salón principal? Desde que me trajo aquí solo he desayunado en mi habitación, ¿que es lo que quiere? Niego con mi cabeza de manera suave y emprendo mi camino hacia el lugar destinado. Tres meses han pasado desde mi estadía aquí y empiezo a acostumbrarme, incluso he dejado de tenerle miedo a Morris. El único sentimiento que tengo por él es asco, una repugnancia tan grande como las montañas, tan amplia como el cielo. 

Atravieso los pasillos rústicos y hogareños hasta llegar a el salón principal. Hay una mesa larga de madera de cedro llena de alimentos de todo tipo, pero mi atención es desviada cuando me encuentro con un par de ojos. No. Mejor dicho muchos pares de ojos, de todos los colores posibles. Varias chicas se encuentran sentadas a los lados de las mesa y por mas que lo intento no logro comprender quienes son esas bellezas. 

Aparto mis ojos de ellas y me centro en la de ese ser que nunca podre perdonar.

—Acércate—pide soberbio y autoritario.

Levanto levemente una ceja y me dirijo a la parte superior de la mesa. Morris esta sentado a la cabeza de la mesa y cuando llego a donde él me señala con la mirada una silla vacía. Asumo que desea que me siente y lo hago. Al instante todos y cada uno de ellos empieza a tomar los utensilios de metal para devorar su comida. Imito sus acciones y hago uso de los utensilios para introducir la comida en mi boca.   

Aparte del sonido de los tenedores chocando con los platos de porcelana no se escucha absolutamente nada mas. Mientras degusto la comida, siento varias miradas dirigidas a mi, como un depredador acechando a su presa. Levanto mi cabeza encontrándome con miradas de desprecio, odio y... ¿Envidia? 

Las mujeres con facciones perfectas, cuerpos bien moldeados y piel suave y brillante me miran con odio. Frunzo el entre cejo mientras trago un bocado del panqueque, ¿que?¿Acaso hice algo mal? Las miro con duda reflejada en mis ojos, sin embargo estas se giran hacia el lado contrario, moviendo su melena de un lado a otro. No le tomo importancia y continuo comiendo.

Luego el sonido de un tenedor chocando con una taza de vidrio se escucha y todos alzan su vista hacia Morris, meno yo.

—De ahora en adelante Selena comerá con nosotros en el desayuno.—anuncia su voz grave, para luego proseguir:—Se dirigirán a ella por su nombre, dado que no recibirá un numero de colección.

Gritos ahogados se escuchan por parte de las damas y yo continuo analizando el diseño del tenedor.

—Pero amo, eso...—una voz extremadamente chillona se escucha interrumpida por la de Morris.

—Ya lo he decidido y nadie tiene derecho a llevarme la contraria, ¿entiendes eso, verdad T7?—dice y siento como sonríe con malicia con su mirada sobre mi,—Selena, ¿estas poniendo atención?

Volteo mi cabeza lentamente hacia él y lo miro con desprecio mientras niego,—no, no te estaba poniendo atención, ya que este tenedor me parece mas interesante que tu. 

Veo su mandíbula apretarse y su mirada volverse oscura—¿Ah si?

Asiento en respuesta y veo su puño alzarse en el aire pero antes que pueda pegarme exclamo poniendo mi mejilla;—¡adelante! ¡Golpea mi rostro! ¡Muestra le a el mundo que tan hombre eres, idiota!

Su puño se queda en el aire, congelado e inmóvil. Una sonrisa cínica aparece en mi rostro mientras observo las miradas asombradas de las damas en la mesa. Estoy cansada de ser sumisa, apacible e indefensa. Solamente cambiando seré capaz de sobrevivir, es mi única manera de resistir. Me levanto de la silla soltando el tenedor en la mesa y dirijo nuevamente mi mirada hacia mi captor.

—Me retiro, Morris—digo con desprecio su apellido, girando sobre mis tobillos.

—Es Darien—corrige con severidad.

Me volteo para enfrentarlo y sonriendo, saboreo su nombre en mis labios—entonces, sera un placer maldecir tu nombre, Darien—digo antes de regresar, dejando a Darien estólido. 

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De verdad lamento no haber publicado estos días, pero debido a problemas familiares no pude actualizar. De verdad que lo siento.

Pero, ¿que les parece la historia? ¿Les gusta el rumbo que esta tomando?

Por favor dejen sus comentarios, que me encanta leer sus opiniones, besos.

Clai♠

An Innocent Sin [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora