Selena Hadrick.
Este es el final. El final de mi miserable y triste vida. ¿Acaso solo hasta aquí podre llegar?
Los pasos por el pasillo se escuchan mas cerca, al igual que sus voces. Mi corazón late desembocado como si fuera el mismísimo demonio el que viniera a traer mi alma en este momento. Mis piernas tiemblan como gelatina y si no empiezo a respirar nuevamente pronto me desmayare.
Cálmate Selena, cálmate, intento tranquilizarme mentalmente mientras pienso como bajar con estos papeles en la mano. Tomo los documentos y con cuidado los doblo para luego meterlos debajo de mi axila. El visto verde pegado que ando ayuda grandemente a mantenerlos y por momento creo que nunca mas volveré a negarme a las sugerencias de Raquel.
Saco ambos pies por la ventana, colocándome de manera cuidadosa sobre el tubo blanco. Cuando estoy a punto de cerrar la ventana, la puerta se abre. Permitiéndome escuchar tres voces distintas, una de hombre y las otras dos de mujer.
Apenas y entiendo lo que dicen, mientras bajo por el tubo blanco. Maldigo en voz baja cuando una de las mujeres se da cuenta de la ventana abierta.
—¿La dejaste abierta esta mañana, Ana?—pregunta, acercándose a la ventana.
Maldigo en voz baja, intentando bajar por el tubo blanco. Sin embargo y para mi desgracia, los nervios han provocado que me suden las manos. Causando que mi espalda caiga sobre el césped y un alarido salga de mis labios.
—¡Mierda!—me quejo en voz baja.
Intento levantarme, pero una fuerte punzada atraviesa la parte baja de mi espalda, provocan dome soltar un pequeño gemido de dolor. ¡Si no me levanto, las cámaras me grabaran! Mi mente me recuerda y como puedo, me arrastro hasta un punto ciego cerca de la pared.
Cualquiera que me viera así, pensaría que soy menos válida. Aunque no estoy tan lejos de serlo, suspiro. Sujetándome de la pared logro pararme, sin embargo cada paso que doy mi cuerpo adolorido se queja.
Mis piernas siguen temblando y siento mi corazón latir descontrolado. Trotando, cruzo mientras la cámara enfoca en la dirección contraria. Apenas y me detengo, un grito me deja sin alma.
—¡La caja esta abierta! ¡Se han llevado lo que estaba adentro!—esas palabras retumban en mi interior y sin esperar a saber lo que dicen empiezo a correr a mi habitación con los zapatos en mano.
Recorro el camino, sin olvidar ninguno de los pasos realizados hasta que encuentra la ventana por la que salí. Por suerte esta abierta y en cuanto entro me pongo los zapatos y cierro la ventana. Comienzo a caminar por el pasillo, limpiando las gotas de sudor en mi frente con el dorso de mi mano.
Mis piernas tiemblan sin remedio y siento como si el corazón me fuera a salir del pecho. Mientras camino intento acomodar los papeles dentro del vestido. Debido a que este es pegado los papeles se notan mas...
¡Ahora retiro lo dicho, las sugerencias de Raquel son pésimas!
Suspiro, intentando calmar mi respiración y cuando doblo hacia el pasillo izquierdo observo la entrada a mi habitacion. El aire vuelve a mi cuando entro, como si todo este tiempo hubiera estado bajo el agua, y en este momento, saliera a la superficie.
Una risita sale de mis labios. El alivio de estar a salvo por el momento se centra en mi pecho, al igual que la incertidumbre. No estoy segura de haber traído los documentos que debía y de no haberlo hecho habría perdido mi oportunidad. Sacudo un poco mi cabeza, luego tendré tiempo de revisarlos.
Rápidamente saco los papeles del escondite improvisado y los guardo bajo el colchón. Cuando me aseguro de que todo este bien, me dirijo al baño y con una toalla seco el sudor. Estaba tan nerviosa, que parecía que estaba en un sauna. Cuando termino cambio mis zapatos y me siento en la sala con un libro en mano. Tres segundos después Raquel entra en la habitacion corriendo.
Su respiración es agitada y cuando su mirada se posa en mi, frunce el ceño. Ella, seguramente no esperaba que estuviera aquí.
—¿Cual es el problema, Raquel? ¿Porque entras de manera tan escandalosa?—mi voz sale fría y cortante.
Raquel deja su estado de shock y hace una reverencia,—discúlpeme señorita por mi insolencia, pero a habido un robo en la casa.
—¡¿Un robo?!—exclamo mientras me levanto del mueble y pongo cara sorprendida.—¿En donde? ¿Y que se llevaron?
Raquel analiza cada una de mis reacciones antes de responder,—fue en la oficina del jefe, sobre lo que se llevaron, no estoy muy segura... Solo se que estaban dentro de su caja fuerte.
—¿Eran importantes?—cuestiono con una ceja alzada.
—Muy importantes al parecer...
Raquel desvía su mirada y, sin poder evitarlo una carcajada sale de mis labios. Raquel me mira sorprendida, mientras yo vuelvo a tomar a siento en el mueble.
La mascara que debo usar en esta situación no es una preocupada ni asustada, si no una de alegría y odio,—¡genial!, lo tiene bien merecido. Esto es lo que yo llamo contribución.—Vuelvo a soltar una risita y Raquel deja de analizarme.
—Entonces... Voy a retirarme, señorita. ¿Tiene alguna instrucción?
—Tráeme algunos bocadillos, hoy estoy de buen humor—Raquel asiente antes de hacer una reverencia y luego retirarse.
Estoy segura que sospecha de mi sin embargo, por el momento no lo va a ser. Gracias a Dios que ya tenia pensado como actuar frente a ella. En situaciones así se puede reaccionar de muchas maneras, pero ni una supera la mía. ¿Porque pondría yo, una cara de preocupación por algo así? Siendo la persona que mas le odia, claro debo celebrar si algo mala le pasa.
Me levanto nuevamente del mueble y me dirijo a la cama, saco los papeles de debajo del colchón y los empiezo a revisar...
*******
Hello! ¿Como han estado mis amorzhes? ¡Espero que bien y felices de la vida! Aquí esta la segunda parte del robo de los documentos.
Quería preguntarles que desean que pase después... ¿Quien sabe? tal vez acepte algunas de sus peticiones.
Besos,
Clai♠
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An Innocent Sin [Original]
Mystery / ThrillerPerturbado y loco, con un terrible temperamento y sin paciencia. Morris dice amarme pero, yo no lo creo. Todos los días exige lo mismo. Todos los días respondo con lo obvio. Deseoso de afecto me pide darle lo que nunca obtendrá ni en sus sueños. Y...