1. Mi elección.

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Selena.

Un mes atrás.

Observo con detenimiento mi reflejo en el espejo, el uniforme en negro y blanco me hace sentir bien.

Soy una monja después de todo, ¿no?

Llevo mi mano a la pequeña cadenita con forma de cruz en mi cuello, Dios mío dame fuerza para seguir adelante.

Tomo una respiración profunda y cuando estoy lista salgo de la habitación. Camino por los pasillo del convento mientras me encuentro con los rostros conocidos de mis compañeras de clase.

-Buenos días, hermana Selena-saludan al unisono Karla y Carmen. Las miro con el ceño fruncido, ¿que les pasa ahora?

-Buenos días, hermanas-respondo con una sonrisa.

Observo alrededor de manera disimulada y entonces miro a la hermana Sarahi, ahora todo tiene sentido. Les hago una seña a ambas para que me sigan a la iglesia, hoy hay misa de cuerpo presente.

Cuando estamos lo suficiente lejos las dos suspiran y retoman su postura encorvada.

-Por fin podemos relajarnos-dice Karla.

-Podríamos estar relajadas todo el tiempo si no fuera por la hermana Sarahi-se queja Carmen.

Les reprocho a ambas con la mirada.

Estas chicas pueden parecer ángeles pero son todo lo contrario, son unas diablesas con todo y cuernos.

Ni si quiera se como terminaron siendo monjas.

Karla y Carmen son mas cercanas conmigo que con las demás, fueron las primeras que conocí cuando llegue aquí hace dos años. Y desde entonces estamos juntas todo el tiempo.

-Selena, ¿en que piensas tanto? Te quedaste ida viendo un solo punto-Carmen alza su ceja derecha en un arco perfecto, se lo que quiere insinuar de nuevo.

-No empieces con lo mismo, sabes que soy muy diferentes de ustedes dos.

-¡Eh!, yo no dije nada y tu ya estas sacando conclusiones. Selena, no sabia que eras tan mal pensada-coloca su mano en su frente de manera dramática para luego empezar a reírse a carcajadas.

Suspiro, moviendo mi cabeza hacia los lados en modo de negación. Siempre son iguales no importa cuantas veces les diga que no es correcto, no paran. Lo peor de todo es que ya nos han castigado varias veces por culpa de Carmen o de Karla.

Busco con mi mirada alrededor pero no logro verla.

-¿Sabes a donde fue Karla?- Carmen deja de reírse y al igual que yo mira alrededor.

-Hace un segundo estaba aquí, ¿adonde fue?

-No lo se, pero sera mejor encontrarla antes de que se meta en problemas.-Carmen asiente-Entonces yo me iré por el camino hacia la iglesia y tu ve por el contrario, tenemos que encontrarla antes de que empieza la misa.

-¿Y la misa?-inquiere ladeando su cabeza.

-Si las campanas suenan y todavía no la encuentras vuelves a la misa, Karla conoce muy bien sus responsabilidades-digo antes de darle la espalda y tomar el camino de piedras hacia la iglesia.

Camino lentamente, mirando mi entorno. ¿Donde rayos se escondió ahora?

-Karla-digo con voz baja-no juegues y sal.

Salgo del caminito de piedras y me acerco a unos arbustos para buscarla, pero no esta. Parezco una niña jugando a las escondidas y lo peor es que no es divertido.

Sigo buscando por unos cuantos minutos en vano. Tal vez Carmen tuvo mas suerte. Las campanas comienzan a sonar, su sonido me hace estremecerme. Se escucha en todo el convento.

Trago saliva y la angustia me invade. Espero que Carmen la haya encontrado. Retomo el camino y me dirijo hacia la iglesia. Cuando estoy a la puerta de la iglesia saco un pañuelo para secar el sudor en mi frente y me arreglo el uniforme del convento.

Hora de entrar.

Entro en la iglesia, evitando hacer ruido. La iglesia del convento esta llena de personas vestidas de negro. Avanzo hasta llegar a la bancas de enfrente de la mano izquierda, en la primera banca a mano derecha una mujer solloza excesivamente, mientras se abalanza encima de un hombre joven.

Deben ser la familia Morris.

Observo el ataúd en frente de las bancas. Cierro mis ojos y junto mis manos.

Dios mio, recibe esta alma y dale fuerzas a los seres queridos que deja atrás...

☼☼☼☼☼☼☼

El padre da su bendición y sale de la iglesia, la misa de cuerpo presente a finalizado. Un tumulto negro se acerca a el ataúd. Casi todos lloran y se lamentan, lo mas triste es dejar ir a alguien que quieres.

Salgo por las grandes puertas de madera y me reúno con las chicas, que están sentadas en unas bancas afuera de la iglesia.

Karla se ríe con Carmen por algo que dijo, no lo escuche. En todo caso esta niña... Resoplo y pienso en una manera de castigarle y la encuentro.

Me acerco a ella con pasos ligeros. Intentando hacer el mínimo ruido, y cuando estoy lo suficientemente cerca le pego con el puño en la cabeza de manera suave.

Al instante suelta un quejido y se masajea con la mano la zona golpeada,-¡hay, Selena eso dolió!

-¿Que te he dicho?, que no andes por ahí escondiéndote.-le reprendo-Lo único que sabes hacer es meternos en problemas.

Karla baja su cabeza, como niña regañada por hacer travesuras. Algo que no esta lejos de la realidad. Alzo mi mano y la pongo en su cabeza mientras revuelvo su cabello ligeramente. Ella levanta su cabeza y me mira, sonrió. Parece mi hermana menor, ambas lo son. Ellas son la familia que nunca tuve.

-De acuerdo espérenme aquí, voy al baño y luego vuelvo-ambas asienten al mismo tiempo y yo tomo mi camino a el baño.

Camino por los pasillos desolados, el viento sopla suavemente y escucho un sonido. Me detengo justamente en la esquina del siguiente pasillo y volteo, pero no hay nada.

¿Fue mi imaginación?

Sacudo mi cabeza ligeramente, seguramente estoy quedando loca. Volteo mi cabeza para seguir mi camino y al doblar en la esquina del pasillo, mi cara choca de bruces contra un cuerpo. Un pequeño dolor aparece en mi nariz y siente algo caliente salir. Llevo mi mano a mi nariz para verla después, es sangre.

Una mano se hace presente en mi vista, una mano con un pañuelo blanco,-lo siento, ¿estas bien?

Su voz es varonil pero al mismo tiempo suave y dócil, es un hombre. No me atrevo a mirarlo, no obstante, termino haciéndolo. Mis mejillas se ponen caliente de la vergüenza.

Extiende mas el pañuelo y yo lo tomo cabizbaja. Limpio la sangre de mi nariz y doblo el pañuelo en mi mano.

Vuelvo a levantar mi mirada, tiene una ceja alzada esperando que diga algo.

-L-o sie-ento-pronuncio como puedo.

Esboza una sonrisa de lado. Tiene pelo negro y un poco de bigote en la zona de su labio superior, al igual en su barbilla. Sus ojos color verde combinados con un poco de café me miran expectantes.

Aclaro mi garganta y recupero mi voz,-¿quieres que te compre un nuevo pañuelo?-cuestiono.

Su sonrisa se ensancha,-no, no es necesario.

-¿Entonces el pañuelo?

-No te preocupes, puedes quedártelo.-observa el reloj en su muñeca-Bueno tengo que irme y de verdad lo siento señorita.

Asiento en respuesta y lo veo desaparecer por el pasillo...

*******

Hola! *v*

¿Que les parece Selena?

Beshos pa utedes!

An Innocent Sin [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora