Selena Hardrick.
Me retiro de la puerta lentamente, evitando provocar sonido alguno. Mi corazón late con prisa y siento mis piernas temblar con fuerza, pero hay algo diferente. Por primera vez en mi vida no tiemblo por miedo ni emoción. Si no de ira y sofocación.
Siento mi sangre hervir debido a la cólera, y unas grandes ansias por regresar a mi habitacion me atacan. Me siento sofocada y mareada mientras camino con paso rápido por los pasillos y decido ir al jardín.
¿Él me ama?
Una breve risa irónica sale de mis labios. La brisa fresca de la tarde se hace presente en cuanto salgo al jardín. Muerdo mi labio inferior con fuerza mientras la piernas me tiemblan. Mi vista se torna borrosa y en unos pocos segundos, varias lágrimas cálidas comienzan a descender por mi mejillas. Intento calmarme con desesperación, pero me resulta imposible controlarme.
Darien, si tanto me amas ¿por que? ¿Porqué decidiste hacerme esto? ¿Porqué carajos haces de mi vida un infierno?
Un sollozo se escapa de mis labios mientras interminables lágrimas caen de mis ojos. Mis sentimientos están demasiados mezclados y creo que es mucho para mi. ¡Esta mierda siempre lo fue!
Pasan varios minutos hasta que consigo tranquilizarme un poco. Intento descifrar con desesperación la forma de pensar de mi captor, pero pronto me rindo. Es imposible que pueda comprender la forma de pensar de un demente.
Camino alrededor del jardín hasta llegar a la zona donde están sembradas los lirios. Un aroma dulce se percibe en el aire y de alguna manera me da tranquilidad. Observo con atención los lirios, mientras pienso en la manera de dirigir a Adolfo hacia aquí. Hacia los documentos de su amado mejor amigo.
— Señorita, el amo pide su presencia en la sala principal — una voz a mis espaldas habla.
Asiento y me giro sobre mis talones hacia el interior de la morada. Caminos por los mismos pasillos silenciosos, hasta que nos empezamos a acercar a la sala principal. Se escuchan carcajadas, música y dos voces completamente distintas. Voces que distingo muy bien.
Con una seña de la mano despido a la sirvienta, dejándome sola. Antes de entrar tomo una bocanada de aire, reúno todo el valor que puedo y entro. Un sutil olor a alcohol es lo primero que puedo percibir en el aire, luego siento el fuerte olor de un cigarrillo y otro aroma que no soy capaz de descifrar.
Camino con paso lento, y aparento tranquilidad inexistente en mi rostro. A medida me acerco soy capaz de ver a Darien con una copa entre sus dedos con un líquido transparente como el agua, mientras que Adolfo se ríe de las bobadas que dice.
Esta borracho y al parecer, muy drogado. Sus ojos rojos y apariencia de pendejo lo delatan sin esfuerzo alguno. Por una milésima de segundo me siento culpable, cosa que es reemplazada por el odio y remordimiento acumulados en mi interior.
La voz de Adolfo me saca de mi ensimismamiento, pegando un pequeño brinco en respuesta.
— ¿Está bien? — vuelve a repetir y apenas soy capaz de asentir. — Es que parece estar un poco pálida. — Insiste y yo lo fulmino con la mirada.
No se la razón, pero en algún momento empecé a detestar su voz suave y profunda que antes consideraba extremadamente sexy. Creo que soy bipolar. O estoy loca y nadie lo ha notado. Una de las dos debe ser.
Suelto un suspiro mientras tomo asiento.
— Me encuentro perfectamente bien, Adolfo. Gracias por preguntar — me dirijo a la única persona con razonamiento en este momento, ¡si es que no esta loco también!
— No hay de que agradecer, Selena. Después de todo, tú eres la mujer de mi hermano. Lo que nos convierte en hermanos también, ¿no? — pregunta con cinismo y solo puedo observarlo.
Sonrío.
— Así es, hermano — respondo con una sonrisa.
Suelto un grito ahogado cuando siento una mano fría en mi hombro y me levanto de un brinco. Mis ojos buscan al culpable con la intención de reprender lo, pero me detengo en seco. Es Darien versión ebrio, con una mano alzada y con la camisa llena de alcohol. O debería de decir su cuerpo.
Adolfo suelta una risita y yo le lanzó una mirada asesina.
Con la intención de sentarme en otro lugar me giro pero, de nuevo, algo me detiene en seco.
Darien.
Intento soltarme de su agarre pero el muy idiota presiona von mas fuerza. Balbucea cosas que no logro entender hasta que le pego una manotada.
— ¡Suéltame! — exijo aparentando y ejerciendo autoridad sin fundamento alguno.
El idiota alza su cabeza lentamente, para mirarme a través de lágrimas.
¡Lo que faltaba! ¡Que llorará!
— No me dejes. ¡No te vayas! — su voz sale ronca, pero suave al mismo tiempo. — Yo no puedo vivir sin ti, Selena. ¡Perdóname! — suplica y no puedo evitar voltear los ojos.
¿Y a este que mosca le pico?
— ¡Se que soy un idiota pero, por favor, no me dejes solo! Por que yo sin ti, no podría seguir viviendo. ¡Selena, yo te amo!
Mi respiración se detiene. El amor, ¿puede llegar a tales extremos? ¿Al punto de olvidar su humanidad?
Suspiro.
Darien, no sabes cuanto desearía que me hubieras dicho esas palabras sin que pasará todo esto. De haber sido así, simplemente te había rechazado. Pero ahora es inútil, ya no hay vuelta atrás. YO JAMÁS TE PERDONARÉ.
Una lágrima amenaza con salir de mi ojo derecho, pero no lo permito y recupero mis fuerzas.
— Darien esta sera la última vez que te lo diga. Yo no tengo ningún sentimiento por ti. Así que deja de buscar lo que nunca encontrarás. — afirmo y por el rabillo del ojo observo a Adolfo — Disculpe la falta de cortesía y como señal de mi arrepentimiento le ofrezco que vaya a ver los lirios. Acaban de florecer y están hermosos. Ahora, si me disculpa me retirare a mi dormitorio.
Y sin esperar respuesta, me largo de ahí.
*******
¡Amorzhes!
Tiempo sin pasar por aquí, ¿se encuentran bien?
Si es así, me alegro muchísimo. Aquí un capitulo decisivo e indispensable. Perdonen la tardanza pero no sabía como continuar la historia y me ha costado un poco organizarme. Pero ahora tengo una visión clara, ¡así que prepárense para lo que viene!
Los quiero,
Clai♠
ESTÁS LEYENDO
An Innocent Sin [Original]
Misterio / SuspensoPerturbado y loco, con un terrible temperamento y sin paciencia. Morris dice amarme pero, yo no lo creo. Todos los días exige lo mismo. Todos los días respondo con lo obvio. Deseoso de afecto me pide darle lo que nunca obtendrá ni en sus sueños. Y...