Selena Hadrick.
¿Que harías tu, si alguien te ofreciera su ayuda para salir del lugar que mas detestas? ¿Aceptarías esa mano y creerías en esa persona?
Muevo el liquido transparente en la copa de vidrio, para luego tomar un sorbo de el. Arrugo un poco la cara por la fuerte esencia del whisky. No se que debo hacer. La propuesta que recibí hace un momento por parte de Adolfo no deja de repetirse en mi cabeza. Suena tentadora y fácil, pero es por eso mismo que no la acepto.
Ya considere todos los pros y los contras, y en realidad están en empate. Si el es sincero al decir eso podría escapar de esa mansión en la que estoy encerrada e irme con mi pequeño a cualquier otro lugar del mundo, muy lejos de Darien y su estúpida colección. Sin embargo, esta propuesta muy tentadora podría ser una trampa.
¿Que tal si Darien me esta poniendo a prueba por medio de su amigo y yo caigo en ella? ¿Cuales serian las consecuencias? Un escalofrió me recorre la espalda y la piernas, no quiero ni pensar en cuales serian las consecuencias.
Suspiro, varias parejas se encuentran bailando en la gran pista del salón. Necesito estar sola. Me volteo en dirección a Darien, quien se encuentra observando a las pareja de baile.
-Voy al baño, pronto regresare-digo mientras me levanto de la silla sin esperar ninguna respuesta.
Camino por la orilla del salón y cuando giro a la derecha por el pasillo del baño miro por el rabillo del ojo a una hermosa chica pidiéndole bailar a Darien. Sonrió, espero que esa chica baile con ese idiota toda la noche, así no lo tengo que aguantar yo.
Taconeo hacia el baño y entro. Cuando termino lavo mis manos y luego uso una pequeña y suave toalla doblada sobre un estante. Ya estando lista salgo del baño, pero mis pasos se detienen cuando siento un agarre en mi brazo.
Es Adolfo y su cara de ángel.
-¿Ya lo pensaste bien, pequeña traviesa?-pregunta y yo intento soltarme de su agarre, pero tiene mas fuerza que yo.
-Suéltame, Adolfo-ordeno y este solo niega.
-No lo creo, mi pequeña-dice para luego estrellarme a la pared mas cercana.
-¡¿Que estas haciendo?!-cuestiono roja como un tomate.
-No se, dímelo tu, Selena-ronronea en mi oído, para luego mirarme a los ojos y luego bajar un poco a mis labios.
Mi corazón comienza su carrera, pero esta es totalmente distinta a la que suelo sentir cuando Darien visita mi cuarto por las noches y se muy bien lo que las diferencia. Una de miedo y la otra de deseo. Y eso es todo lo que se necesita.
Siento su aliento primero antes de sentir sus labios. Sus labios carnosos son ligeros, dulces y suaves, una delicia. Cuando siento su lengua exigiendo acceso, me aferro a su chaqueta, mi cuerpo se balancea hacia él. El beso comienza lento, sensual, disfrutando cada momento. Segundos después nos separamos, recuperando el aliento.
Adolfo se lame los labios y siento mi cuerpo arder. Esta vez soy yo quien ataca y, tomándolo de su corbata profundizo el beso. Considero la posibilidad de que alguien nos encuentre pero me olvido de ello cuando siento las manos de Adolfo en mi espalda. El beso pronto se llena de desesperación y siento que me derrito.
Nos separamos por segunda vez, con nuestras respiraciones agitadas.
-¿Q-Quieres continuar?-su voz esta teñida con deseo y no puedo evitar morder mi labio inferior.
Asiento. Luego siento a Adolfo cargarme en sus brazos, mientras cruzamos el pasillo. Este abre la primera puerta que se encuentra y ambos entramos. Cierra la puerta para luego encender la luz.
No tengo tiempo de analizar la habitación cuando soy estampada contra la puerta. Me besa de manera necesitada y no dudo en corresponderle el beso. Nuestras bocas se mueven en sincronía, humedeciendo nuestros labios, me agarro de su corbata mientras giro mi cabeza a un lado para profundizar mas nuestro beso.
Nuestras respiraciones y el sonido de nuestros besos hacen eco por la habitación. Mi cuerpo esta en llamas debido a su toque y siento que estoy en el paraíso cuando sus manos buscan mis senos para apretarlos suavemente, robándome un gemido.
Sus manos se mueven con destreza masajeando mis pechos mientras me empuja sobre la cama. Cuando su mano busca el pasador del vestido en mi espalda me levanto un poco, permitiendo le deshacerse de mis prendas. Su boca deja mis labios para besar mi cuello mientras sus manos desatan mi brassier desde atrás, liberando mis pechos. Un gemido se escapa de mis labios al sentir sus besos sobre la piel desnuda y expuesta de mis senos.
Mi piel arde, muriendo por su tacto. Sus lamidas y chupadas son ágiles, suaves y deliciosas, me hacen echar la cabeza hacia atrás disfrutándolo. Luego es mi turno de traerle placer. De pronto siento como un estorbo la ropa que cubre su cuerpo y pronto me deshago de ella. Retiro su corbata, chaqueta y de por ultimo su camisa. Acaricio su pecho, sintiendo cada musculo y bajo hasta su definido abdomen.
Me levanto de la cama y retiro mi ultima prenda de mi ropa interior para luego colocarme sobre él. Realizo movimientos pelvicos, sintiendo cuando duro esta su amigo. Luego desabrocho su pantalón y lo retiro junto con su bóxer. La vista es espectacular y solo puedo jadear en anticipación.
Adolfo me toma del brazo y me acuesta de manera gentil sobre la cama. Se mete entre mis piernas y mientras nos besamos entra en mi. Un gemido se escapa de sus labios, al igual que a mi. Adolfo no espera mucho y en seguida me empieza a embestir con todas las ganas. Jamas pensé que se sentiría tan bien. Este hombre me vuelve loca.
Sus embestidas aceleran y un escalofrió delicioso me recorre en anticipación, estoy a punto de venirme. Escucho como Adolfo dice mi nombre cuando se viene dentro de mi, al mismo tiempo que yo. Me agarro de las sabanas a mis lados, el orgasmo produciendo olas de placer en mi excitado cuerpo.
Adolfo se acuesta a la par mía, aun con su respiración agitada,-eres grandiosa.
-Lo se-digo, fingiendo egocentrismo-y acepto.
El frunce su ceño ligeramente.
-Quiero que me saques de aquí.
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7w7 Que intenso estuvo eso, verdad mis amigos...
Pronto sabrán lo que vendrá adelante, esperenlo con ansias, chao.
Clai♠
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An Innocent Sin [Original]
Mystery / ThrillerPerturbado y loco, con un terrible temperamento y sin paciencia. Morris dice amarme pero, yo no lo creo. Todos los días exige lo mismo. Todos los días respondo con lo obvio. Deseoso de afecto me pide darle lo que nunca obtendrá ni en sus sueños. Y...