44. Una maldición disfrazada de bendición.

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Darien Morris.

Mi respiración se detiene y parece que el oxígeno hubiese dejado de existir mientras observo como Selena se desvanece, para luego desplomarse sobre la cama. Su cara esta pálida como muerta y creo que ella no es la única con esa apariencia.

Me acerco a ella con prisa y como si fuera de cristal la muevo con cuidado de no hacerle daño, pero no despierta.

- ¡Selena, Selena! - grito su nombre como si mi vida dependiera de ello. ¿Qué digo? Esta mas que claro que mi vida depende de la suya.

Sin esperar más, me levanto de la cama y salgo de la habitación con la intención de buscar a una sirvienta. Volteo mi cabeza de un lado a otro pero no veo a nadie. Empiezo a correr por los pasillos hasta que me encuentro con una.

- ¡VE A BUSCAR A EL DOCTOR EN ESTE INSTANTE! ¡ES UNA EMERGENCIA! - grito desesperado y la chica sin esperar un segundo se va de prisa.

Giro sobre mis tobillos y nuevamente vuelvo a empezar a correr hacia el lugar en el que se encuentra Selena. Mi corazón late desconsolado y lleno de adrenalina mientras considero lo que puede llegar a tener Selena. Mis piernas tiemblan sin remedio y al instante puedo reconocer este sentimiento. Es el que suelo sentir cuando se trata de Selena. Tengo miedo. Mucho miedo. Tengo miedo de que desaparezca de mi lado. Tengo miedo de no poder volverla a ver. Me aterra el hecho de pensar que no seré capaz de volver a sentir esa calidez peculiar. Estoy tan hecho mierda que en esta vida, no puedo seguir sin ella. Ya no hay vuelta atrás. Ya no existe nada que pueda retener todo lo que siento por ella. Todo lo que ella me provoca diariamente. Soy un hombre estúpido completa e irremediablemente enamorado de ella.

Yo te amo y te amaré hasta la muerte, Selena.

Entro nuevamente en la habitación y me acerco a la cama. Sigue inconsciente y con el rostro pálido y sudoroso. Alzo mi mano con la intención de quitar un mechón de cabello sobre su frente y en cuanto la toco noto lo caliente que esta. Tiene una fiebre muy alta. Me dirijo con rapidez hacia la gaveta en busca de un pañuelo y en cuanto lo encuentro vuelvo hacia el lado de Selena.

Limpio con cuidado el sudor de su frente y luego el de su cuello, cuando el sonido de la puerta indica la llegada del doctor. Se acerca de manera presurosa y yo le doy mi puesto para que pueda examinarla mejor. Abre su maletín y saca varias cosas de ella para empezar a diagnosticar la. Toma su pulso, al igual que su temperatura y por último revisa sus ojos con una pequeño foco.

- ¿Podría explicarme como fue que se desmayo, mi Señor? - pronuncia y no tardo en explicarle de manera breve.

- ¿Hace cuanto tiene esas arcadas? - cuestiona y Raquel se acerca para responder.

- Mi señora lleva así desde hace un mes, pensamos que simplemente era un resfriado por lo que no nos preocupamos mucho y por tanto no avisamos al Señor - explica con la cabeza inclinada mientras cierro mis puños con fuerza.

- ¿No se preocuparon? ¿¡Y quién eres tu para decidir si es algo grave o no!? - mi mandíbula se tensa, intentando no matarla a golpes.

Su rostro se llena de angustia y rápidamente se inclina más, - Dis- disculpen nos señor, esto jamas se repetirá nuevamente - balbucea y una sonrisa cínica se forma en mis labios.

- Claro que no volverá a pasar, por que me asegurare de que no se así - advierto y observo como tiembla, - ya puedes retirarte.

Hace una reverencia antes de marcharse y mis ojos automáticamente buscan el rostro de Selena. Me acerco al doctor buscando respuestas y este simplemente sonríe.

- ¿Qué tiene, Dr. Collins? - pregunto completamente ansioso.

Su sonrisa se ensancha más, - No tiene nada grave, mi Señor, ella...

Guarda silencio nuevamente y no comprendo en absoluto, - ¡¿Qué diablos tiene?! - pregunto nuevamente a punto de un ataque al corazón.

- Ella, esta embarazada.

Sus palabras resuenan en mi cabeza y mi mente queda completamente en blanco. ¿Qué acaba de decir? Que Selena esta, ¿embarazada?

Padre. Voy a ser, papá.

Una corriente de energía se descarga por todo mi cuerpo y mi corazón parece salirse de mi pecho. Mis piernas tiemblan y una emoción indescriptible se aloja en todo mi ser. ¡Voy a ser padre!

- ¿De verdad voy a ser padre? - la pregunta sale de mis labios antes de que pueda detenerla.

Observo al doctor y este asiente repetidas veces en afirmación. Siento que mis piernas colapsan y caigo al suelo, devastado de tanta alegría. Mi cuerpo tiembla de manera incontrolable y no logro calmarme.

- ¿Qué me paso? - su dulce y melodiosa voz llega a mis oídos, aliviando me de manera excesiva.

El Dr. Collins se levanta de la cama mientras recoge sus cosas y toma el maletín, - Me retirare ahora, mi Señor. Es mejor que se lo diga usted mismo. - explica mientras mira a Selena, para luego dejar la habitación.

El sonido de la puerta me devuelve a la realidad de la situación y me pongo de pie.

- ¿Qué pasa Darien? ¿Acaso estoy enferma? - cuestiona mientras frunce el ceño.

Camino hacia ella y me siento en la orilla de la cama, donde antes, estuvo sentado el Dr. Collins. Tomo sus manos y las acerco a mi boca para depositar un beso sobre sus nudillos.

- Nada de eso amor - respondo, sonriente y alegre.

- ¿Entonces, que es? - cuestiona cansada.

- Tú, nosotros... Tendremos un hijo.

*******

*O*
¡OMG!
¿¡COMO DIJISTE, CABEZA DE PESCADO!?
¿Creen que Selena diga algo así?
¿Cómo reaccionara Selena? Lo veremos en el próximo capítulo.

Los quiere,

Clai♠

An Innocent Sin [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora