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“Seok Jin, preocupación.”









—Jungkookie~ por favor. —el silencio era abrumador—Anda, sal. —volví a golpear aquella puerta— Por lo menos abre, ¿eh?

Sonreí con esperanza de que emita sonido alguno, pero solo gané más silencio de su parte.

—Escúchame, si no hablas, derribare la puerta... ¡llamaré a la policía! —suspiré resignado al no recibir respuesta alguna—Te dejo aquí la comida.

Me agache para dejar dicha bandeja en la entrada de su habitación.

Kookie, ¿cuándo regresarás con nosotros? te extrañamos pequeño...

Me encargué de limpiar los utensilios y junto al correr del agua, muchos recuerdos, muchas sonrisas, tantas en aquella casa, en aquel lavatorio. Recuerdos de la primera vez en que nos mudamos.

Oppa~.

Eunha déjalo. —sonreí.

Nop~. —con una tierna y traviesa risilla, manchó mis mejillas con burbujas.

¿Guerra de espuma? —aprecie la sonrisa compinche en los labios de la mayor, quién sostenía el detergente entre sus manos.

Sowon no... —las risas no tardaron en hacerse oír.

Cuando perdemos a alguien importante en nuestra vida, hoy comprendo que lo que no dejamos ir en lágrimas, lo soltamos en suspiros.

Pero la gente que amamos con tanta fuerza, nunca muere, su recuerdo, su esencia siempre vivirá en nosotros.

Suspiré pesadamente mientras terminaba de lavar y comenzaba a secar.

Oigan, guarden silencio.

Suga ¡yah! no seas aguafiestas. —sonrió.

Eunbi...

Oh oh nombre completo. —reía Yuju.

—Oye hyung, deja a Bunny sabes lo terca que es.

Concuerdo con eso pequeño. —choque mi vaso con el de Kookie.

Es como una mula. —se burlo Jimin y Hoseok apoyó la noción.

—¿Saben qué los oigo? —frunció el ceño— unnie diles algo.

Que eres ruidosa. —reímos ante el comentario.

¡Sowonie!

—En aquella época teníamos, ¿cuanto?

—Diecises.

—¡Nam! —voltee con una sonrisa al verlo.

—Hola Jin. —me devolvió la sonrisa. Me quité el delantal y sequé mis manos para acercarme.

—¿Qué haces aquí?

—Traje provisiones —mostró unas cuantas bolsas entre sus manos, para depositarlas en la mesa— Quería ayudar, después de todo, tenes mucho trabajo y estos niños comen demasiado. —ambos reímos— ¿Me ayudas? hay más en el auto.

¡No soy ella!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora