Porque no estoy pensando claramente.
Sus ojos titubearon debido a la conmoción presente que inundada sobre su pecho, bom bom boom, bombeando frenéticamente por la misma impotencia.
Los pies del muchacho terminaron de acortar aquellos débiles y armoniosos pasos hasta llegar al frente suyo, ambos no cortaron su conexión visual. Entonces él se apoderó de la situación, tomando el control extendió su mano a la espera de que ella decidiera tomarla, acto que dudosamente la contraria aceptó, poco a poco con lentitud la sostuvo para levantarla del suelo y acercarla hasta sus labios e intentar besarla.
Al instante, todavía conmocionada, EunBi retrocedió negando levemente con su cabeza, entendiendo que su compañero conocía la coreografía a la perfección por alguna extraña razón.
Mí cabeza está dando vuelta, ya no puedo ver con claridad. ¿Qué estás esperando?
Aquel instante se transformó completamente delante de cada expectador pero sobre todo, para ambas almas enlazadas por una coreografía y su dolorosa melodía.
Ámame como lo haces tú.
Ambos jóvenes se encontraban recorriendo el escenario con ímpetu, ella apartándose, intentando con todas sus fuerzas huir de su alcance; él en rodeado de una interminable busquedad por su alma gemela y el inmerecido perdón que deseaba con añoranza.
Una vez la rubia se encontro acorralada, esta se apoderó de su torso rodeándola en un tierno y necesitado abrazó, uno vivido, uno sincero, mucho más lejano a la misma actuación.
Tocame como lo haces tú.
El corazón de EunBi se desnivelaba y no precisamente por su apasionado baile.
Ella volteó rompiendo aquel abrazo para encarar la cara de aquel ”amante” que enloquecía el corazón de la protagonista.
EunBi tomó la iniciativa para hacerlo retroceder en medio de aquella melodiosa y apasionada melodía.
Te dejaré marcar el ritmo.
Las pequeñas manos de la menor se fundieron por encima del pecho del contrario, este lentamente tomó una de aquellas suaves manos para llevarla ante su mejillas y frotarse acojedoramente en su calor.
El corazón de EunBi tambaleaba en conjunto con el brillo de sus ojos, poco a poco estos se nublaban ante la clara pasión y el evidente amor que le brindaba su compañero por tan solo un instante.
Ámame como lo haces tú.
Ambos ojos se centraron en el solo, él debía alejarse desesperadamente de ella para mostrarle realmente lo arrepentido y enamorado que se encontraba, para demostrar aquella inquebrantable necesidad que lo volvía loco por ella.
Ante aquellos ojos atentos y analizadores, así lo hizo.
Veo como la contemplas, como si fuera la única chica que has visto nunca. No te importa, nunca te importó.
Sus brazos y pies se movían al ritmo de su melodiosa y potente voz, sus pasos eran perfectamente técnicos y sincronizados, no tardo en pegar aquel salto con voltereta incluida excelentemente, pero lo que hizo estallar el corazón de su compañera fue nada más que aquel gran sentimiento transmitido por su cuerpo, el sentimiento genuino de aquella canción transpasando su técnica. Su personaje debía de representar el amante masculino, compañia, sustento, incluida la desesperación y el remordimiento.
Las rodillas de EunBi tambalearon generando aquella derrota que no estaba planeada en la coreografía, ambas rodillas tocaron el suelo rendidamente, y sus ojos terminaron de nublarse por completo siendo acogidos por el largo cabello que cubría su rostro.
Comenzó a costarle respirar con normalidad, no comprendia la reacción de su cuerpo, mucho menos el torbellino sobre su pecho. Una correntada eléctrica se apodero de cada fibra de su cuerpo al sentir el peso cálido de aquella mano sobre su hombro izquierdo.
Ámame como solo tú lo haces.
Lentamente, este se movió para centrarse por detrás suyo para asi poder depositar ambas manos sobre aquellos hombros frágiles y que claramente sintió temblar.
¿Cómo es que nunca te diste cuenta de que me estás matando lentamente?
¿Qué piensas hacer ahora?
Lentamente se dejó caer sobre sus rodillas y asi aferrarse desde atrás con ambos brazos a su cuello en un abrazo reconfortante, cálido y sobre todo, seguro.
El corazón de EunBi fue inundado por un nuevo sentimiento que le brindaban los fuertes brazos de aquel niño alto y rudo delante de cualquier par de ojos a simple vista; permitiéndole conocer esa otra versión suya. Una versión acogedora que realmente le agrado, realmente le conmovió y la hizo dudar de sí misma.
«¿Yerin tendría razón?»
Los aplausos inundaron el lugar, los pensamientos de EunBi fueron irrumpidos de golpe ante la atenta voz quebrada de la vice directora agradeciéndoles por haber presenciado el festival...
Ambos seguían abrazados en el suelo, en un rotundo silencio compartido.
—¿No dulen tus rodillas? —cuestionó en un simple susurro a su derecha.
—Descuida. —respondió de igual forma que ella, todavía aferrado a su cintura, los ojos de la menor seguían derramando lágrimas sin su autorización.
—Gracias... —su voz pendiente de un hilo, casi inaudible, pero de todos modos, que él si logró escuchar y todo debido a la cercanía empleada, generando una sonrisa sincera en su rostro.
Una vez los pasos de la vice directora daban la noticia de que se encontraba bajando de aquel escenario, la voz chillona de su mejor amiga se hizo oír, irrumpiendolos.
—¡Eunbieee~! —ambos jóvenes se separaron lentamente, siendo ahora Sinb abrazada por Yerin.
Los ojos del joven alto y de sonrisa en forma de corazón que se encontraba detrás de la puerta eran embelesados por un brillo especial, el dolor y la amargura.
—¿Estás bien Hobi? —cuestionó lastimosamente Jimin al reconocer la mirada en los ojos de su mejor amigo.
—Lo estoy... —debilmente se esforzo en esbosar una sonrisa para palmear su brazo y voltear alejándose de aquel doloroso lugar.
“Confio en ti, por favor cuídala bien Jungkookie. No repitas la historia.”
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•A veces me parece oir tu risa por las calles. Suelo sentir tu aroma en el aire, mi pecho se oprime al pensarte.
No entiendo porqué Hoseok le falló, tampoco comprendo el porque tome la decisión de reemplazarlo.
Aleje la mirada de ellas para encaminarme hacia la puerta y dirigirme al jardin, aprecie las plantas y el cielo azul con ironía.
Suelen decir que en el cielo uno es feliz, ya no existen las tristezas pero yo sigo aquí, pensando en ti.
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¡No soy ella!
FanfictionDicen que no hay mal que por bien no venga, pero a veces nos rompemos la cabeza pensando cuál será el bien después de haber perdido algo que era muy importante y valioso para nosotros. -¿Qué derecho tienes para compararme? -No te comparo con ella...