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"Yuna, regreso."









—Nuevo año escolar, nuevo ciclo.

—Nuevo comienzo. —susurro Jimin. Lo rodeé con mi brazo, volteó a verme, sonreí.

—¿Por qué tan melancólico?

—Sera porque, Jungkook no quiso venir.

—No es tu culpa. —comenté seriamente— Sabes que este lugar trae millones de recuerdos.

—Lo se... —Rayos.

—Hey, no fue tu culpa.

—Si lo fue, porque él no hubiese...

—¡Ya ya ya! ¿qué es esta atmósfera hostil? —ambos volteamos a verlo.

—¡Jhope! —Gracias al cielo.

Sonreí al ver a Hoseok frente nuestro.

—¿Dónde andabas? —preguntó Jimin, ante mi percepción, preocupado.

—Por ahí. —sonrió, mucho más de lo usual.

—Oye, ¿por qué tan feliz? —interrogue.

—¿Qué quieres decir Tae? —no dudo en hacerse el desentendido, aún con su sonrisa. Junto a Mochi nos dedicamos una sutil mirada, momentánea.

—Hace mucho no vemos ese brillo. —comentó Jimin.

—Cierto, cierto. —asentí.

—¿Brillo? —solto una estruendosa carcajada.

—Si, tus ojos hyung.

—No, yo no...

—Ya, no preguntaremos más, está bien... por lo menos estás contento. —susurró lo último para adelantarse.

—¿Qué le pasa? —me preguntó hyung.

—Dice que es por su culpa, los recuerdos reaparecen, pero él...

—Yuju. —voltee a verlo con una seriedad repentina— Volvió.

—¿Qué? —frunci el ceño.

Volví la mirada para ver la espalda de mi amigo, quién caminaba con su vista gacha.

Jimin... Ya lo comprendo, idiota.




—¡Hey! —la señalé para correr hacia ella— Sinb, ¿dónde rayos te habías metido? —no dude en abrazarla apenas le tuve enfrente.

—¡Yah! Yerin la gente nos mirá raro.

—¿¡Te avergüenzas de mi!? —la solté para verle con un gran puchero.

—Ashh, si me diera vergüenza tu compañía, hace rato me hubiera alejado de ti, ¿no crees? —con su dedo índice, empujó mi frente hacia atrás.

Sonreí— Te amó~. Entonces, ¿dónde estabas?

—Por ahí. —se encogió de hombros y pude divisar una minúscula sonrisa en sus labios.

—¡Ommoo!

—¿Qué?

—¡Un chico!

—¿De qué...?

—¡Ahahahaha! ¿tan rápido? ommo, pero si eres fría y calculadora, eres ¡antipática!

—¡Oye! soy un espíritu libre nada más, tsk. —se defendió claramente ofendida, adelantándose.

—Espíritu libre, si como no... — abrí mis ojos— ¡Oye! ¡vuelve! ¡ven aquí! —comenzó a correr—¡No huyas cobarde! —me vi obligada a correr detrás de ella.

¡No soy ella!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora