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—Al parecer seguirá así.—comento al apreciar el paisaje que me ofrecía la ventana, la tormenta era verdaderamente terrorífica.

Y cuando creí que la situación no podía ser peor, un trueno se hizo oír acompañado de un relámpago que me hizo temblar y me obligó a cerrar los ojos con fuerza.

—Tal parece durará todo la noche. —comentó Umji al ver por la ventana. Yoongi asintió para llevar su taza de café hacia su boca.

—Pequeña, ¿cómo estuviste en Busan? —preguntó Sojung si mal no recuerdo.

—Fue acogedor. —una sonrisa debil que no paso desapercibida para la mayor la acompaño, porque tomó su mano acariciándole con una sonrisa reconfortante.

—Debiste avisarme de tu regreso, si no fuera porque Jin recibió el mensaje de Yoongi, nunca hubiese sabido que estabas aquí. —se quejó verdaderamente dolida.

—Has crecido tanto pequeña. —comento con una sonrisa Jin, mientras sostenía una taza de té entre las manos.

La conversación de ellos prosiguió con naturalidad, cualquiera notaría que es una reunión de ex amigos...

Un relámpago retumbo en el oscuro firmamento, por mi parte me encuentro sentada a la cercanía de la puerta principal. En verdad me sentía fuera de lugar, deseaba irme con prontitud, anhelaba que Sinb estuviera aquí conmigo.

Ante la reaparición de otro trueno, temble nuevamente pegando un leve gemido debido al temor que estos me provocan.

Nada de esto ayuda...

—¿Estás bien? —conocía dicha grave voz, perfectamente. Asentí con rapidez pero los ruidos provinientes del cielo no me respaldaban. Aprecie su gesto de tomar asiento a mí lado— ¿Le temes a la lluvia? —negué— ¿Entonces?

—Me gusta la lluvia, es sólo que... —otro ruido de la naturaleza que me hizo asustar— me dan mucho miedo los relámpagos. —observé por la ventana con preocupación.

¿Cuándo acabará?

Sentí el suave tacto de su mano sobre la mía, volvi a verlo, con una sonrisa en sus labios, una sonrisa hermosa.

—No tengas miedo. —ante el rugido de otro relámpago, cerré los párpados con fuerza, cuando sentí su voz susurrante— Shh~...

Su mano acariciando la mía dulcemente, cuando sentí como su brazo derecho comenzaba a acomodarse detrás de mis hombros, pegándome asi más a él.

—Estoy aquí, no estás sola. —apesar de poseer un timbre de voz tan varonil, ante mis oídos era un dulce y tierno cántico de cuna. De esos que te calman e inducen a confiar.

Ante los siguientes relámpagos, me aferre fuerte a su pecho, cuando sentí salir de su boca nuevamente aquel cántico, generando un hormigueo en mi oreja izquierda, por su cercanía.

—Te prestó mi hombro, mi mano o mi pecho las veces que lo necesites, Yerinah. —su voz se convirtió en una hermosa melodía en la que podría fácilmente sentir todo el reconfort, todo el respaldo.

Mis ojos cayeron en un precioso sueño.

••••••

Luego de encontrar al sunbaenim Lee en la sala de profesores, enlistado para irse, nos dirigimos apresurados al zom, para encontrarnos con la nada misma.

—¿Pero qué paso aquí? —se pregunto horrorizado por la imagen del suelo, la mezcla entre la sangre y el agua, siendo esta lavada.

Frunci el ceño para voltear a ver por los alrededores, no podían esfumarse dos muchachos grandes. Mis oídos apreciaron la bulliciosa platica entre unos estudiantes. Comentando acerca del muchacho en enfermería, volvi para ver al superior el cual asintió confirmando que también los escuchó.

¡No soy ella!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora