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La brisa de la noche era tan agradable. El silencio inundaba el aire, lo único que se lograba oir era el transitar de los autos y las personas de su alrededor.

—Escuche que cantaras en el festival.—comentó casi inaudiblemente Jimin.

Asentí— No lo haré sola, Rinnie me acompañara. —sonreí.

—Ya veo. 

Ambos caminabamos a la par en silencio, la realidad es que no había un motivo o un destino al cual llegar sólo queria, caminar junto a él. Una vez más.

—Yuna... —voltee a verlo, pues ambos hablamos al mismo tiempo.

—Jimin... —nos observamos en silencio a la espera de que el otro diera el primer paso— Habla tú. —cedió mientras apreciaba el suelo al caminar.

—Estás viviendo en la casa de los Kim. —comentó a sabiendas de que se trata de una situación pública en el instituto. Asintió— ¿Tú...?

—Mi padre huyó de casa para no pagar la renta. —comentó sin pena alguna. Después de todo, lo conocía bien.

Mi sentido auditivo me permitió captar la frialdad en su timbre de voz, hablar de aquella figura paterna, de verdad le irritaba.

—Obviamente, eso también me incluye a mi. Fui dejado atrás, otra vez sin pestañear.

—No creo eso. —aseguro con suavidad, este volteó a verme— En lo personal, no creó que tu padre se haya olvidado de ti Jimin.

Y nuevamente, el silencio ganó.

—Muchas veces es difícil demostrar lo que sentimos, y preferimos huir ya que es mucho más sencillo que tener que confrontar la conmoción interna que padecemos. —resople por lo bajo— Que una persona no te escriba, que no te busqué, que no aparezca frente a ti... —negué— no asegura que dicha persona no se esté muriendo por hablar contigo.

Como es mi caso, pienso constantemente pero no puedo acceder a tu corazón. Solo me resta desear que si por causalidad me ves merodeando por alguno de tus pensamientos, abrázame, porque realmente te extraño.

—No estoy seguro, con él nunca se sabe.

Jimin... dejame abrazarte.

••••••

De camino a casa no podía sacar de mi cabeza dicha imagen de ambos, juntos.

La mirada en los ojos de Eunbi para con él, realmente logra oprimir este desventurado pecho.

No me cabe duda de que su corazón es un laberinto del cual no tengo noción alguno, sin dudas, es todo un misterio para mí.

Pero con respecto a él, sigo preguntándome lo mismo sin obtener respuesta fija a mi incógnita. Sus palabras resuenan en mis timpanos, pero no fue alguna afirmación, aquella tormentosa noche solo fue una suposición.

Jungkook, dimelo con claridad, ¿realmente la quieres?

—¡Hyung! —Tae sonrió al verme ingresar a la casa.

No podría tolerar que juegues con ella, pero se que no serias capaz. Porque mi dulce primo no es ese tipo de personas.

—¿Qué haces aqui Tae? —pregunté con curiosidad tratando de alejar los malos pensamientos que perturban mi cabeza.

—Vine a terminar un trabajo con Kookie pero... aún no llega. —comenta con un puchero— El colegio ya debería estar cerrando. —aseguro al ver la hora en la pantalla de su celular.

Nuevamente la imagen de ambos regresaba, aquella escena tan comprometedora y romántica que ambos interpretaban en primera persona.

—Ah, tengo una idea. —sonrió para comenzar a marcar.

¡No soy ella!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora