Capítulo 5

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Aparté a Liam dándole un codazo al costado

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Aparté a Liam dándole un codazo al costado.

—No tienes que llevarme.—señalé hacia la calle con mi pulgar.—Buscaré un taxi.

Él cruzó los brazos sobre su pecho, y empezó a negar con la cabeza.

—Le dije a tu amigo que yo te llevaría, y eso es lo que pienso hacer.—

La poca iluminación frente a ese destarlatado edificio, lo hacía parecer amenazador; con demasiadas sombras en su rostro.
Di un paso atrás, intentando poner más distancia, e imité su postura.
Lo cierto es que lo último que quería en ese momento era lidiar con la incomodidad que suponía estar con él a solas después de que escuchará que me gustaba.
Tenía otras cosas en qué pensar: como es estado de Emma o a dónde había ido Mike.

—No quiero ir contigo.—

—Podemos quedarnos discutiendo,y de todas maneras ganaré, así que menos ahorramos tiempo y sube a mi auto; ¿o viniste en el tuyo?—Su postura demostraban firmeza, y en sus ojos castaño líquido, había un atisbo de humor. Al ver que no respondí,  señaló un auto aparcado frente a nosotros.—Sube.

Le di una pequeña patada al suelo como muestra de mi inconformismo por su jodido sentido de la responsabilidad,  pero terminé pasando junto a él para subir al auto.

El interior era un desastre: había una pila de casetes esparcidos por el salpicadero, envolturas de frituras sobre los asientos de atrás; olía a humo de cigarrillo, perfume, mente y algo más que definí  como el aroma de Liam  Connor. En comparación al de Ethan, que parecía  recién salido del concesionario; este era un completo chiquero.

Aseguré  mi cinturón justo en el momento en que un grupo de chicos salían del edificio,  eran los mismo que había  estado sobre el escenario  hacía un rato. Todos ellos saludaron a Liam, y uno de ellos le susurró algo al oído,  pero el negó  con la cabeza y señaló  hacia mí. Pasaron un par de minutos, antes de verlo venir a paso ligero; tan relajado que parecía no tener ningún  problema en el mundo,  con esa sonrisa fácil de la que estaba segura: hacía suspirar a más  de una chica.

—Disculpa la demora. —Entró, y abrochó  su cinturón.—Eran los chicos de la banda.  Teníamos más  de un mes sin  conseguir un lugar para tocar;  y querían  invitarme a celebrar.—Agregó, poniéndose  en marcha.

—Ya. Debiste ir con ellos.—Dije, sacando mi teléfono móvil  de la cinturilla  de mis vaqueros.—De verdad podía haber tomado un taxi.

De reojo, vi como se encogió  de hombros.

—Ya habrá otra oportunidad. ¿Qué  le sucedió  a tu amiga?—

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora