Capítulo 18

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Esa noche dejé la ventana abierta, justo como él me dijo que lo hiciera

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Esa noche dejé la ventana abierta, justo como él me dijo que lo hiciera. Pero nunca llegó.
Emma me había llamado, contándome lo que sucedió entre ella e Ethan. Él sabía la verdad, y probablemente me estaba odiando por ello.

Quedé  al descubierto, esta cien por ciento segura de que, aunque le explicará mis precarias razones por las cuales decidí mentir, Ethan no me escucharía.

Lo poco que había vuelto a mí después de dos años, se iría de nuevo.

Comprobé mis sospechas a la mañana siguiente cuando entré a mi primera hora de clases,  apenas había podido pegar el ojos en toda la noche, por lo que estaba segura que lucía  peor que el día  anterior. Ethan  estaba sentado al fondo del salón, con su mirada clavada en el chico frente a él. Parecía tranquilo,  relajado y hasta un poco feliz. Pero cuando sus ojos verde jade conectaron con los míos,  fue como si una daga saliera volando y se clavara directamente en mi pecho.

Eso fue lo único que obtuve de él  en toda la clase. Lo escuchan parlotear, y bromear con algunos de sus compañeros de equipo con los que compartíamos esa asignatura. Pero incluso desde la distancia que había entre una esquina y la otra, sentía el filo de sus palabras. Palabras cargadas con estalagmitas  de hielo.

Quería acércame, pedirle perdon; pero siempre que pensaba en la idea mi cuerpo se congelaba. ¿Qué debía  hacer?

Estuve las cuatro primeras horas tratando de encontrarlo  con la mirada, siguiendo su amplia espalda por los pasillos, pero él  no dio indicios de reparar en mi existencia.

Sentí  que dejé  de existir para Ethan  Thornner; justo como pasó  un par de años atrás.

—Hola,  preciosa.—La voz de Liam vino desde atrás de mí en el momento en que guardaba mis libros para ir a la cafetería.  Sus brazos se enrollaron  en mi cintura, y puso su barbilla en mi hombro mientras me besaba la mejilla.—¿Como amaneciste?

Tomé  una larga respiración, aprovechando que cerraba la taquilla para tomar ese tiempo y fingir una sonrisa en mi rostro.
Me giré  hacia él, poniendo mis manos sobre su pecho, y lo empujé  un poco hacia atrás para ganar espacio.

—Hola.—Su expresión  risueña cayó  enseguida.

—¿Qué  sucede?—Acunó  mi rostros—¿Por qué  parece que fueras a llorar?

Negué  con la cabeza. No podía contarle  todo sin revelar detalles sobre la vida personal de Emma.

—Tod está bien, ¿vamos por el almuerzo? Los demás  nos deben estar esperando.

Liam asintió poco convencido, envolviendo sus dedos con los míos,  y caminamos hasta la cafetería. Vi a Ethan sentado junto Danna,  mientras sonreía por algo que ella le decía.

El nudo en mi garganta se apretó  aún  más  cuando esa visión se mezcló con los recuerdos pasados.

Justo así éramos antes, la diferencia era el chico que agarraba mi mano, y que en ese momento sentí que también estaba sosteniendo otras partes de mí, impidiendo que me derrumbara  ante la realidad de volver a sentir el vacío que dejaba Ethan.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora