Capítulo 6

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Tenía  dos opciones,  y ninguna de ellas era lo suficientemente  buena.

1- Podía fingir estar enferma, y no ir al viaje de inicio de curso. Pero eso significaría pasar todo el fin de semana en cama, porque mi madre estaría merodeando todo el tiempo para verificar si eso era cierto, lo que resultaban en  que no podría salir ni a la puerta sin que ella me recriminará por mentir.

2- Podía asistir a ese mendigo viaje, pasar un fin de semana rodeada de un hermoso paisaje en medio del bosque, pero que ser acechada por la bruja mayor, por el bastardo que parecía vivir solo para complicar mi vida, y por Liam. Puede que Liam no fuera realmente un problema, pero me sentía incomoda cuando estaba cerca suyo,a eso debía anexar que esta semana había actuado demasiado extraño: me saludaba en los pasillos si nos tropezabamos, o tanto él como Ethan se sentaban en la misma mesa en la que yo estaba a la hora del almuerzo, y no dejaba de enviarme textos. Todo esto había desencadenado que la furia de Danna tomará una nueva dirección.

Incluso en estos momento, mientras trataba de seguirle el ritmo al dictado del profesor de ciencias, podía sentir sus furtivas miradas asesinas. Era fastidioso tener a esa bruja de enemiga,ya había pasado por esto antes; justo cuando ella se hizo novia de Ethan. Pero eventualmente, aunque nunca llegó a ser amigable, dejó de meterse conmigo.

Pero esta semana,en más de una ocasión había sentido el peso de sus murmullos cuando pasaba junto a ella o sus amigas: risitas de burlas,comentarios ofensivos pero que eran dichos de forma poco muy directa.
El problema no era que me sintiera intimidada, la cosa radicaba en que tanto Emma como yo  contábamos con una reserva muy limitada de paciencia, y de una o otra forma; ambas nos veíamos al borde de saltar sobre la escoba con faldas llamada Danna. Y, a pesar de que se merecía unas cuantas cachetadas, yo no era tan tonta como para poner en peligro mi registro  convivencial. No si el próximo año quería entrar en la Universidad Tentons.

Bueno, por lo menos eso pensé hasta esta mañana. Pero justo ahora, mientras la escuchaba cotillear con  Mónica, una de sus amigas, sobre cuan gordo podía verse mi trasero en los vaqueros que traía, bien podía cambiar esa entrada a la universidad por darle un golpe en esa fea nariz suya.

El timbre que indicaba el receso sonó, y la alarma trajo consigo la lucidez que mi mente necesitaba. Podía ir a comer, y eso era lo más cercano a la felicidad absoluta.

Intenté recoger rápidamente mis cosas, y las guardé en mi mochila. Pero mi creciente buen humor fue en picada cuando miré hacia la puerta del salón. Ethan estaba esperando de pie junto al umbral. Sonreía mientras saludaba a los conocidos que iban de salida.

Se veía jodidamente lindo. Llevaba la una camisa básica mangas largas color azul rey, que recogió hasta los codos, unos vaqueros un tono más claro, que caían con gracia por sus caderas, y sus zapatillas deportivas blancas con franjas negras a los costados. Era él, su anatomía, su presencia; lo que hacían que ese conjunto tan corriente pareciera una obra de la más alta costura.

El bufido que soltó Danna, detrás mío, me trajo a la realidad, e impidió que siguiera babeando mientras miraba hacia la puerta. La esbelta rubia pasó junto a mí, chocando su hombro, y caminó hacia Ethan, exhibiendo lo que muchos catalogarían como una sonrisa de portada. Se pavoneó, no hay otra forma de decirlo,hasta que llegó junto a él.

Giré los ojos al cielo, y volví a abrir mi mochila en busca de mis audífonos, al tiempo que ponía atención en lo que la bruja medieval decía.

—Justo iba a buscarte.—Danna alargo su mano, y con su esquelético dedo repasó la mandíbula de Ethan. Recostó su cadera en el marco de la puerta,quedando demasiado cerca el chico de ojos verdes.—Anoche te llamé, pero no respondiste.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora