Emma.
Cuando llegué al pequeño y discreto restaurante, Melissa ya me esperaba sentada en una de las últimas mesas.
La blusa violeta contrastaba con su pálida piel, mientras los vaqueros oscuros le dan una apariencia que junto a sus visibles tatuajes la hacían parecer una chica ruda. Yo sabía que lo era, de la mejor manera posible.
Era fuerte e independiente, al mismo tiempo que podía ser sutil y cálida; estar con ella era como acercarse al fuego en una fría noche invernal.
Levantó su mano a modo de saludo cuando me vio entrar, una enorme sonrisa estiró sus mejillas, dejando a la vista sus dientes perfectamente alineados.
—¿Esperaste mucho? —Me senté frente a ella, sintiendo hervir el nerviosismo en mi pecho.
Melissa no respondió, solo se quedó mirándome fijamente, ladeando la cabeza con curiosidad. Pasé saliva, y estrujé mis manos por debajo de la mesa.
—Estoy sorprendida. —dijo por fin, llevando una parte de su cabello detrás de la oreja. —Justo cuando estaba segura de que no podías ser más hermosa te presentas así.
Mi corazón dio un vuelco, y parte de los nervios se disiparon en ese instante; ella siempre lograba subir y bajar mis emociones.
—Eres un boba. —respondí, mis mejillas se sentían calientes. —Pero gracias.
—Lo digo en serio. —Se encogió de hombros.—Siempre estoy encontrando más cosas para enamorarme de ti. —Suspiró. —Tengo mucha suerte.
¿Ella? Yo era la que parecía bendecida por los dioses. Podía ser yo en todas mis formas cuando estábamos juntas; y no había nada mejor que eso.
—¿Qué quieres almorzar? —
—Creo que me muero por comer pollo. —Traté de sonreír.—Estoy famélicas.
Melissa volteó los ojos al cielo.
—¿Y cuándo no?
Pasamos el resto del día paseando, tomadas de la mano; sin miedos, prejuicios o sombras. Éramos libres cuando estábamos juntas.
Hablamos de su carrera universitaria, de nuestros planes cuando yo terminará el instituto, de sus padres y su hermana, de lo que pasó cuando habló sobre su orientación sexual, de los tantos miedos que en algún momento pudieron aplacar sus ganas de continuar siendo quien era.
Melissa era una mujer fuerte y frágil como cualquiera de nosotros, pero estaba dotada de determinación feroz y eso la hacía valiente.En algún punto hablamos también de Mike, Candace, de su mejor amiga: Sofia, y también de Ethan.
—Siempre supe que solo era un gusto pasajero lo que sentía por mí. —Dije mientras caminábamos hasta el porche de mi casa. Estábamos tan enfrascadas en la conversación que aún no nos soltabamos de las manos.
—No te imaginas la cara que hizo cuando vio a Liam abrazando a Candace. Es muy lento y por eso le tomó tiempo ir por ella. En fin, en un rato llamo a ver cómo resultó todo.
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Ni Te Quería Tanto
Teen FictionEN CORRECCIÓN. El chico que me gusta me ha confesado que esta enamorado de mi mejor amiga.... Esto va a estar jodido. •~•~• Mientras él me hablaba de lo profundamente enamorado que estaba de Emma, un agudo dolor atravesó mi pecho. En ese momento no...