💫EPÍLOGO 💫

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Sesenta y tres día desde la última vez que lo ví

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Sesenta y tres día desde la última vez que lo ví.

Las clases en el nuevo instituto habían comenzado hacía un mes. Pero aquí no necesitaba ir en auto y no había llegado tarde a las clases y el director era alguien demasiado amable.
Aunque la  nueva casa era más grande, algo en ella me hacía sentir asfixiada, lo cual era irónico considerando lo fría y vacía que me parecía.

El vecindario era ruidoso y siempre se podía escuchar gente caminando por ahí a cualquier hora.

Mi cuarto ya no tenía pósters viejos, o un librero que ocupará demasiado espacio, no había nada en él que me recordará al pasado. Tampoco tenía una ventana por la que algún vecino pudiera colarse, y en la casa de al lado vivía una pareja de ancianos que me recordaban a los de UP.

No todos los nuevos comienzos son buenos; algunos son hechos por fuerzas externas a ti. Son ese tipo de inicios, los  que no representan ganancias, aquellos que te hacen desear que tu antigua historia no hubiese terminando.

Me sentía sola, perdida e irreparablemente enamorada de alguien que estaba a cientos de kilómetros.

Dejé el libro que intentaba leer a un lado, y mientras escuchaba a  mi madre tener una conversación telefónica con su prometido, agarré mi laptop.

Emma estaba en línea, y había dejado varios mensajes. Decidí que era momento de responder, de asimilar que esa sería la única forma de sentir a mi mejor amiga cerca.

Di click  sobre el ícono de llamada, y la pantalla se puso negra mientras un pequeño recuadro me mostraba a mí.

La pelirroja respondió casi de inmediato.

—¡¿Por qué no me respondías?!— Fue lo primero que dijo cuando la conexión estuvo lista. Estaba casi oscuro donde ella se encontraba aunque aquí era apenas medio día.—Te extraño.

Sus azules ojos se humedecieron.

—Yo también te extraño.—musité, tratando de sonreír, sintiendo que podía echarme a llorar en cualquier momento.—¿Cómo estas, Em?

—Creo que bien, han pasado tantas cosas en este mes. No puedo creer que haya comenzado nuestro último año, no puedo creer que no estes aquí.

—Lo sé, tampoco puedo creerlo. Me siento sola sin ti y sin Mike.—Mientras hablaba, una voz se escuchó de fondo, y Emma giró su cabeza, respondiendo algo que no entendí.—¿Con quién estás?—Intenté enfocar mi vista, pero el fondo que veía no se parecía a la habitación de Emma; no a la que yo había conocido.

Emma rascó su nuca en lo que identifiqué como su comodín cuando se sentía nerviosa.

—Con Melissa, te manda saludos.—Asentí, dispuesta a decirle que la saludara de mi parte, pero mi amiga continuó.—Llevamos una semana viviendo juntas.—Soltó rápidamente.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora