Capítulo 26

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El teléfono  sonó  un par de veces antes de que contestara

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El teléfono sonó un par de veces antes de que contestara.

-Hola.-dije en un balbuceo.

-Hola.-Respondió lentamente Ethan.

Traté de frenar mi nerviosismo, y me recosté en el marco de la ventana, mientras decidía como seguir.

-¿Cómo estás?-De otra lado de la líneas hubo un prolongado silencio, solo interrumpido por el sonido de la respiración de ambos. Si no hubiese sido por eso; habría creído que me colgó.

-Estoy bien.-dijo por fin.-, pero me imagino que ese no es tu caso; debes tener una resaca de los mil demonios.

Solté una risita tensa, pasando un mechón de cabello por detrás de mi oreja, mientras miraba hacia la casa del chico de ojos verdes.

Hacía poco más de una hora que Emma, Melissa y Mike se habían ido después de ayudarme un montón con el desastre que había en la casa. Todavía había cosas que limpiar, pero estaba feliz de comprobar que nada había sido roto, y todavía faltaba un día para que mi madre llegara.

-Sí, bueno. Supongo que estoy mejor de lo que merezco estarlo.-Solté una larga aspiración, dejando ir la rigidez de mis hombros.-Gracias por ayudarme anoche.

Sonó como si Ethan se hubiese atragantado.

-¿Te acuerdas de... de anoche?-

Fruncí el ceño. Dios, por favor que no haya hecho alguna estupidez.

-Emma me contó que me ayudaste. No puedo recordar nada.-Agarré el puente de mi nariz.-Dime que no hice nada estúpido, por favor.

Se escuchó una carcajada del otro lado.

-No, Candace; no hiciste nada estúpido.-¿Por qué su voz sonaba así? -Y, ¿necesitas algo?

Tragué saliva.

-Me preguntaba sí estabas ocupado, quisiera hablar contigo en persona.-Había tomando una decisión, y quería comprobar si Ethan podía ser parte de ella.

-Iré en un minuto. -dijo luego de una pausa. -También tengo algo que decirte.

Colgó, rápidamente corrí hasta el armario y tomé un sudadera. Respiré profundo,y bajé las escaleras. Miré mi celular: tenía varios mensajes de Liam, pero no los eliminé sin leerlos.

Me senté en el sofá, esperando a que Ethan tocará, pero mi frente se arrugó cuando al cabo de cinco minutos lo vi bajar también por las escaleras.

-Pensé que ibas a estar en tu cuarto.-Se disculpó, mientras sacudia sus manos.-Ya te he dicho que no dejes la ventana abierta cuando estés sola.

Negué, dándole una sonrisa compugnida.

-La cosa es que el único psicópata que se ha colado por mi ventana desde que tengo memoria has sido tú.

Se encogió de hombros.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora