🌟Especial 1k Lecturas🌟

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Observó  su móvil como si fuera el objeto más  fascinante del mundo, y releyó  el mensaje una cuatro veces más  antes de si quiera sopesar la idea de responder

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Observó su móvil como si fuera el objeto más fascinante del mundo, y releyó el mensaje una cuatro veces más antes de si quiera sopesar la idea de responder.

Era la primera vez en cuatro que Wendy tomaba la iniciativa de escribirle. Sintió que los latidos de su corazón tomaban un ritmo demasiado frenéticos para su propio beneficio.
Dio un salto sobre la cama, hasta que quedó sentado.
¿Qué debía responder? Pensó, mientras golpeaba sus uñas contra la carcasa del celular.
Suspiró y volvió a leer.

"Hola. ¿Podemos vernos esta noche?"
-Wen.

Mike cerró los ojos, lanzándose hasta que cayó sobre el suave colchón.

La primera vez que había visto a Wendy en el centro de ayuda de alcohólicos anónimos, le había parecido una chica apagada, como si un filtro opaco estuviera sobre ella; tragando toda la luz de sus colores.
Pero ese pensamiento eventualmente cambió después de la tercera charla que tuvieron; entonces Mike se había encontrado fascinado con todos los matices que podía percibir. Ella era vivida y palpitante: su cabello rubio como el sol pegando sobre un campo de trigo; sus ojos almentrados, profunfos y velados por una emoción que él aún no reconocía; la piel blanca como tiza. Ella era fascinante en todos los tonos y contraste. Y Mike se había enamorado.

Desde el primer momento supo que esa no era una buena idea, ella cargaba con demasiadas cosas sobre sí misma. Cosas que la hacían compleja, lejana, y de alguna forma; anhelante. El nunca fue bueno para los problemas, siempre estaba evitando los caminos difíciles. Entonces llego ella y no pudo apartar los ojos.

En los cuatro meses que la señora Harper, la madre de Wendy, llevaba asistiendo al grupo de ayuda; había revelado cosas sobre su vida, y de paso de la Wendy, que a Mike le calaron hasta lo más profundo. La mujer había enviudado hacía menos de un año, debido a un accidente donde perdió a su esposo y al bebé que aún no nacía. Desde entonces su único consuelo era el alcohol. Pero quería cambiar eso; por ella y por su hija.

Eso era lo que decía, pero Mike sabía que mentía. Wendy se lo contaba; su madre bebía casi todos los días hasta caer desmayada.
La mujer se desprendió de su hija; ignorando por completo cuán lastimada estaba ella también. Ahora Wendy cargaba por ambas todo el dolor.

"-Estaré ahí en veinte."

Texteó, saliendo de la cama y guardando su teléfono en el bolsillo de sus vaqueros. Condujo hasta el un parque en la esquina de la calle en la que Wendy vivía; ella ya lo estaba esperado sentada en el borde de una maltrecha y vieja fuente. Sus pies colgaban, mientras los movía rítmicamente de atrás hacia adelante.
Parecía más pálida desde la última que la había visto, hacía apenas un par de noches atrás. Se preguntó sí estaba comiendo adecuadamente.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora