Capítulo 7

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El autobús se movió por la carretera a un ritmo constante, mientras el sol se abría paso entre las nubes; borrando por completo cualquier vestigio de oscuridad

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El autobús se movió por la carretera a un ritmo constante, mientras el sol se abría paso entre las nubes; borrando por completo cualquier vestigio de oscuridad.  A medida que íbamos alejándonos de la ciudad, la vegetación iba haciendo su aparición.

Esta era mi parte favorita de estos viajes: los paisajes. Al rededor del camino, grandes montañas se alzaban como diosas imponentes, hermosas e hipnotizantes.  El campamento  estaría en medio del bosque, en un descampado   que había sido modificado con varias tiendas de campañas al rededor. Era lo mismo cada año; y dentro de mí,  admitía que estaba ansiosa por disfrutar del aire puro.

La cabeza de Liam  cayó  sobre mi hombro, sacándome de mis cavilaciones. Dejé  de mirar por la ventana,  y lo observé  con mi frente arrugada: estaba dormido. Sus largas pestañas casi le rozaban los pómulos,  y eran del mismo color chocolate de su cabello, sus labios estaban entre abiertos. El instinto de tocar su rostro me invadió,  pero claro que lo ignoré,  y volví mi vista a la ventana.

¿Qué  estaría haciendo Ethan? Tenía  claro que trataría de acercarse a Emma, y quizá  ella le gritaría que la dejará  en paz y todo esto acabaría, eso era lo mejor. Pero en el fondo, no quería que el sufriera, necesitaba encontrar la forma de proteger su corazón.
Yo sabía perfectamente  lo que se sentía ahogarte en sentimientos no correspondidos,  y sí  podía evitar que él  pasará  por ello; haría lo necesario.
Luego, me quedaría como su amiga,  este era nuestro último  año, acabaríamos el instituto  y cada uno iba a seguir con su vida.  Esta era mi última oportunidad de estar con él  antes del fin.

Tsk, esto tenía  que servirme de lección; nunca te enamores de tu mejor amigo.

Pasaron un par de horas hasta que Liam despertó. Lo vi desperezarse, estirando los brazos, y cuando me miró, sonrió; haciendo que sus ojos se volvieran una pequeña rendija.

—Era como una almohada térmica.—Dijo, tallando sus ojos.

—Sí  bueno, y tu eres como un sapo; babeaste  toda mi blusa.—

—Siempre puwdes quitártela, y la lavaré.—Respondió, rebuscando algo en los bolsillos de su pantalón.

Giré  los ojos; y volví  mi vista a la ventana.

La mayoría de los pasajeros iban charlando sobre tonterías, algunos en la parte delantera cantaba. La voz de Mike llegaba hasta mis oídos cuando el comentaba algo sobre k-pop.

Suspiré. Necesitaba arreglar ese asunto también, estaba segura de no haber hecho nada lo suficientemente malo como para provocar que pasará  de mí.  Algo le pasaba, y reaccionaba de esa manera para evitar que Emma o yo le hiciéramos  preguntas al respecto.
Liam  empezó  a jugar en su celular, y yo decidí  que su perfume era muy agradable. El resto del camino fue mucho más  animado a medida que nos acercábamos  al campamento.

Casi tres horas después, por fin llegamos. Ya habían varios autobuses  aparcados cuando bajamos,  los maestro revisaban las listas, y la euforia era casi palpante.  Los de primer año observaban los alrededores con fascinación  y casi podías ver los engranajes de su cabeza moviéndose velozmente  ante las posibilidades que se abrían ante ellos en ese lugar.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora