🌟Especial 200k lecturas.🌟

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Sí esto fuera: Romántica Paranormal.

📛Contenido +18.📛 Se recomienda discreción.

-Maldita sea, Thorner, ¿Me estás escuchando?-La pequeña morena frente a mí me apuntaba con su dedo en el pecho.-No te vuelvas a acercar a mi prima o juro que te castro. Danna es demasiado buena para un jodido prostituto como tú, no voy a permitir que juegues ella.-Los almendrados ojos de Candace brillaban bañados en furia. Estaba arrebatadoramente hermosa, y enojada.

En cualquier otro momento esto me habría resultado gracioso, y posiblemente la hubiese provocado un poco más. Pero era un mal momento, mierda; era el puto peor momento. Llevaba una semana sin alimentar, y a eso debía sumarle que hacía menos de media hora había tenido un enfrentamiento con Liam; lo cual dejó mis energías por el suelo. Estaba hambriento, tenía tanta hambre que incluso empezaba a ver pequeños destellos.

Por todos los demonios.

Quería sangre y si Candace no sé apartaba en ese momento...

-¡Responde de una vez!-bramó de nuevo. Un tenue rubor se extendía por sus mejillas y orejas, bajando sutilmente por su cuello.

Mi boca se secó cuando percibí esa zona en su garganta donde su pulso latía rápidamente. Cerré los ojos con fuerza, e intenté tomar una respiración profunda con la intención de calmarme. Pero fue una terrible idea, porque la fragancia del cuerpo caliente de la mujer frente a mí viajó por mis fosas nasales y despertó cada famelica célula que poseía.

Apreté mi mandíbula. Tenía que librarme rápidamente de Candace.

-Deja de gritar.-Mi voz sonó ronca, demostrando todo el autocontrol que requería para no saltar sobre ella.-Y sal de una maldita vez de aquí.

Ella se alejó un par de pasos, y cruzo los brazos sobre su pecho.

-No me iré hasta que prometas que dejaras a Danna en paz.-Sus ojos viajaron por mi torso desnudo en un escrutinio descarado. Sus mejillas se pusieron a un más rojas, y el sonido de su pulso acelerado martillaba en mis oídos de forma tortuosa.-Por Dios bendito, ¿Por qué estas sin camisa? ¿Y quién te golpeó de esta manera?- Titubeó un poco, como sí quisiera estirar su mano hacia mí.

Una tensa sonrisa estiró mis labios.

-Estoy sin camisa porque resulta que tengo la horrible costumbre de ducharme desnudo, y no es de tu incumbencia lo demás.-Señalé con mi mano la salida de las duchas.-Ahora, lárgate, a menos que quieras presenciar el proceso completo.

-Eres un cerdo.

-Si dejarás que me bañara eso probablemente se solucionaría.

Su olor me estaba mareando, y mi sed iba en crecimiento. Solo necesitaba que ella se fuera y me tomaría unos segundos conseguir algo de sangré.

Pensé que podría aguantar hasta después de estar limpio, pero con la inesperada visita de Candace mi poco control se estaban yendo por el drenaje.

-No me has prometido nada todavía. No me moveré de aquí.

-¡Por los cuernos de Lucifer!-Bramé.- Esta bien, prometo que la dejaré tranquila pero vete de una maldita vez.

Si ceño se frunció.

-¡No me grites!-Se giró sobre sus talones, y empezó a caminar hacia la salida.-Espero que tengas la decencia de cumplir tu promesa, porque si me entero... ¡Ay!

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora