Capítulo 32

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El lunes llegó, germinado así la mejor noche de mi vida

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El lunes llegó, germinado así la mejor noche de mi vida. Ethan nos llevó a Susan y a mí a la escuela, luego de desayunar en mi casa, y recibir otro de los grandes discursos de mi madre.

Esa mañana, cuando mi novio y yo llegamos de la mano, lo rumores no se hicieron esperar. Empeoró mi humor recordar que teníamos que reunirnos con Arthur y la bruja mayor para concluir nuestro trabajo. Además, estaba el tema de que no había podido hablar aún con Emma sobre el extraño mensaje que había enviado la noche anterior

Cuando la hora del almuerzo llegó, nadie parecía suficientemente interesado en su comida, sus cabezas estaban vueltas a Ethan y a mí mientras caminábamos hasta la mesa donde nos esperaban ya Mike y Emma.

—Tranquila, preciosa.—Susurró  mi novio,   mientras apretaba suavemente mi mano.—Estoy aquí  contigo.—Dejó  un beso en mi mejilla y siguió  caminando como si fuéramos los dueños del lugar.

Enviaba su seguridad. Éramos la cotidilla  de todos, y no me resultaba extraño, después de todo, yo había roto con Liam  para estar al poco tiempo con Ethan, lo cual solo  reafirmaba para los buitres disfrazados de estudiantes todo lo que había dicho Chad el día de la pelea. Incluso me topé  con varias miradas maliciosas y sonrisas desdeñosas.

Pero, ¿qué  más  deba? Había pasado mucho tiempo esperando por el momento en que Ethan  y yo tuviéramos este tipo de relación;  no podía dejarme intimidar por personas malintencionadas o sentir que había hecho algo malo. Lo que sentía por Ethan  era  amor y no podía haber nada sucio o errado en ello.

Sonreí  enormemente, sin permitirme flaquear mientra nos sentábamos en la mesa.

—Creo que les tomaron una foto
para la próxima edición del periódico.—dijo Mike cuando estuvimos con ellos.—No me sorprendería que quisieran pagarnos a Emma o a mí  por una entrevista exclusiva para hablar sobre ustedes.

—Quizá puedas obtener dinero o algo así. —Respondió  Emma con desgano, revolviendo su comida.  Llevaba el cabello rojo recogido en una trenza  suelta que caía en uno de sus hombros, su piel estaba más pálida de lo normal y las ojeras parecían demasiado pronunciadas, incluso llevaba una enorme sudadera y unos vaqueros; ella siempre usaba hermosos vestidos. Enseguida me preocupé  y agarré  su mano libre por sobre la mesa.

—¿Qué  va mal?—Le pedí, mirando su rostro, ella negó  sutilmente.

—Iré  por algo de comer.—Dijo Ethan,  poniéndose de pies e inclinándose para depositar un beso en mi frente.—Traeré    algo delicioso para ti, amor.—Se alejó  a paso relajado.

Sabía que quería darnos un momento para que habláramos y le agradecí inmensamente el gesto,  haciendo una nota mental para recordarme darle un beso como agradecimiento.

—Mi madre vio cuando besaba a Melissa.—Soltó  Emma, levantando por fin sus llorosos ojos hacia mí.—Quiere que vaya por "ayuda profesional". Según  ella, debo estar enferma.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora