Verónica me odiaba.Llevaba poco menos de media hora en casa de Liam, y ya quería salir corriendo.
Verán. Su padre y los gemelos: Simón y Samuel eran una completa dulzura, amables y sonrientes; iguales a mi novio. Pero su madre, Dios, esa mujer parecía querer asesinarme con la mirada. Seguía cada uno de mis movimientos con sus enormes ojos, me escudriñaba de manera descarada, terminando cada revisión con una negación de cabeza. Era sofocante.—¿Y tus padres a qué se dedican?—preguntó mientras servía ensalada en los platos de la mesa.
Liam apretó mi mano, y yo agradecí al cielo que él estuviera sentado a mi lado.
—Mi madre es editora.—respondí después de carraspear suavemente.
Ella enmarcó una ceja, e inevitablemente pensé que ese gesto me recordaba a Danna.
—¿Y tu padre?—
—Él falleció cuando yo tenía once años.—Tomé un trago de agua antes de continuar.—Desde entonces, solo somos mamá, mi hermana menor y yo.
Uno de los gemelos, no sé cuál porque son gemelos y se parecen completamente, se llevó una manita a su boca y vi sus ojos llenarse de lágrimas. El otro, creo que Simón, agachó su cabecita, y dijo:
—Pancho también se murió.—Yo tragué con fuerza, mientras rogaba internamente no haber tocado una fibra sensible en los gemelos o la familia en general.
Lo último que necesitaba era que se pusieran a llorar y la señora Verónica sumará a su larga lista de mis defecto, que era una cruel chica que disfrutaba haciendo llorar a sus bebés.
Liam se levantó, y con una servilleta le secó las lágrimas al pequeño mientras susurraba algo a sus oído.
El señor Daniel palmeteó la espalda del otro niño.
—Ya, tranquilos, campeones. Pancho esta en el cielo; y es muy feliz ahí.—Aseguró Daniel.
Los rasgos de Verónica se suavizaron, cuando volvió su vista a mí.
—Hace un par de meses murió la mascota de los niños; era un pez payaso.—Estiró su mano por sobre la mesa y apretó la mía en un gesto de simpatía.—Lamento lo de tu padre, debió ser muy difícil para todos ustedes.
Tomé una profunda aspiración, e intenté evocar el recuerdo de mi padre. Era un hombre bueno, ese fue mi primer pensamiento, no tenía sentimientos o recuerdos pesados que me hicieran pensar en él con dolor o tristeza. Lo extrañaba muchas veces, y me entristecía cuando veía a Susan tratando de hacerse con algo de él; intentando imaginarlo y apagarse a esa imagen. Pero cuando todo sucedió ella era apenas una bebé.
No sé en que momento dejó de doler tanto, y poco a poco se fue convirtiendo en un dolor sordo y hueco, en un recuerdo que regresaba algunas noches trayendo consigo calidez y nostalgia.
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Ni Te Quería Tanto
Teen FictionEN CORRECCIÓN. El chico que me gusta me ha confesado que esta enamorado de mi mejor amiga.... Esto va a estar jodido. •~•~• Mientras él me hablaba de lo profundamente enamorado que estaba de Emma, un agudo dolor atravesó mi pecho. En ese momento no...