Emma.Los gritos de mi madre se escuchan por toda la casa, incluso con ella parada en el porche.
Llegué a la planta baja justo cuando Melissa era fuertemente empujada, dando un traspié en el peldaño de la corta escalinata de la entrada.—Sino te vas ahora misma llamaré a la policía.—Le escupió mi madre, dando un paso más cerca de la chica tatuada.—No permitiré que sigas dañando a mi hija.
El rostro de Melissa era una hoja en blanco. La vi encogerse de hombros antes de volver a hablar.
—Haga o llame a quién quiera, señora.—dijo con voz trémula.—No me pienso mover hasta que Emma hable conmigo. Sé que está ahí dentro.
—¿No sientes vergüenza?—Vociferó mi mamá.—Estas arruinando la vida de mi hija. Déjala en paz.—Cuando vi que su mano se levantó con la firme intensión de caer sobre Melissa, decidí que era momento de interferir.
Melissa era la última persona que quería ver, pero el sentimiento de protección se contrapunto a mi ira.
—Ya detente, mamá. —Dije, abriendo por completo la puerta.
Varios vecinos estaban asomados, disfrutando del escándalo y poniendo todo su empeño en conseguir información sobre el conflicto. Algunos me miraron con ojos acusadores, y sentí que un nudo de miedo se apretaba en mi estómago.
—¡Entra ahora mismo, Emma!—Chilló mi madre, casi al borde la histeria.—Esta maldita mujer no se va a acercar más a ti.
—Eso no lo tiene que decidir usted.—Intervino Melissa. Sus impactantes ojos azules conectaron con los míos,y sentí que mi corazón hacía un salto en sus latidos.
Odiaba darme cuenta de cuanto me afectaba verla,porque, aunque quisiera ponerme barreras a mí misma, amaba a esa chica; incluso si me había lastimado y eso era jodido.
—Parece que Emma es lesbiana.—Escuché que la vecina de al lado le decía a otra mujer. —Y su mamá la descubrió.
—Pobre mujer.—respondió la otra.—Tener a un hijo así es un castigo.
El nudo en mi estómago y pecho se apretó al ver los ojos llorosos de mi madre: ella también las había escuchado.
Miré a mi alrededor, escuchando murmullos de personas con las que había convivido mucho tiempo, de aquellos que parecía simpatizar siempre que me los topaba por la calle, con algunos que compartí un té en mi casa, con los padres de compañera y amigas. Todos ellos ahora me señalaban, como si mi orientación sexual me definiera como un organismo de otra especie; como si estuviera dañada o defectuosa.
La humanidad se tiene a sí misma como verdugo.
Caminé hasta Melissa y tomé su mano, ella no dudo en estrechar la mía, y mientras escuchábamos los gritos de mi madre, corrimos calle abajo, internándonos en las calles apenas iluminadas.
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Ni Te Quería Tanto
Teen FictionEN CORRECCIÓN. El chico que me gusta me ha confesado que esta enamorado de mi mejor amiga.... Esto va a estar jodido. •~•~• Mientras él me hablaba de lo profundamente enamorado que estaba de Emma, un agudo dolor atravesó mi pecho. En ese momento no...