Capítulo 16

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Conduje con Emma sumida en un silencio sepulcral

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Conduje con Emma sumida en un silencio sepulcral. Estaba pálida y con los ojos llorosos, mientras enviaba mensajes frenéticamente.

—¿Esta  todo bien?—Me aventuré a preguntar, haciendo el alto en la luz roja.
Ella se quedó  en silencio por algunos segundos, mirando su celular, mientras recostaba su cabeza contra la ventana.

—Nada esta  bien.—dijo, masajeando su frente.—Soy una idiota.

Puse en auto en marcha.

—¿Por qué?—

—Por aceptar esta  ridícula salida.—Masculló,  apretando los dientes.—No volverá  a pasar. No hay que me guste de ti, y no voy a hacer esto otra vez aunque amenaces  con tirarte de alguna azotea.

Mi mandíbula se tensó. No estaba acostumbrado a rechazos tan directos,  mucho menos de las chicas por la que intentaba esforzarme.

—¿Qué  dices si amenazo  con lanzarme  a  las vías  del tren?—Solté  en un intento por aligerar  el ambiente mordaz.

Emma resopló.

—No hay un  tren en esta ciudad.—Me miró  y comenzó  a negar con la cabeza.—En serio que tú  no entiendes nada. Pero digo esto de verdad: tienes que parar. Yo nunca me fijaría en ti.—Mi boca se abrió,  pero ella hizo un ademán para hacerme callar.—Ya estoy enamorada de alguien, y tú  estás complicando todo.  No voy a salir contigo ni porque te le tires a un tren imaginario ni porque Candace  me lo pida.

La mención de la pequeña morena de ojos almendrados  me hizo fruncir el ceño.

—¿Qué  tiene que ver Candace?—Pregunté, alternando mi mirada de la carrera a Emma.

—Nada. Por favor llévame a su casa.—Hizo  un adorable mohín.—Necesito de mi mejor amiga ahora.

¿Qué  estaba sucediendo?

Lo que más  me sorprendió del rechazo tan rotundo que Emma me dio, fue el hecho de no sentir herido de la forma en la que pensé  que estaría. Tocó mi ego, pero mi corazón se sentía más  en la incertidumbre  que el dolor que supone ser rechazado por la persona que quieres.

Tenía que admitirlo, aunque me jodiese: había imaginado e idealizado tantas veces en el último año que ahora que podía verla de cerca me sentía algo decepcionado.

Solté  un largo suspiro.

Lo mejor sería sonsacar  a Candace  para que me dijera algo sobre Emma y ese chico que le gustaba. Quizá  si entendía qué tipo de sujetos le gustaban, podía decidir que hacer para no quedar en desventaja aún mayor.

—¡Woo!—exclamó  Emma  bajando el  vidrio  cuando aparcamos frente a la casa de Candace. —Dime que estoy soñando—Sacó  casi medio cuerpo por la ventana para mirar mejor.

Ni Te Quería TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora