Capítulo 1

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Pensé que por formar parte de una de las familias más tradicionales y multimillonarias de Italia, al acabar nuestros estudios básicos en casa con los mejores maestros y profesores de Europa(pues mi padre jamás quiso enviarnos a un internado) tendría el derecho de escoger a qué universidad prestigiosa asistir; pero no.

- Sabes que estoy dispuesto a concederte ir a donde tú desees, siempre y cuando tu hermana esté contigo. - Tuvo que recordarme consideradamente mi padre aquella mañana durante el desayuno. Excelente forma para hacer que tu día comience bien...

Sophie, mi hermana melliza de cuatro horas menor que yo, posee ciertas características en su personalidad que siempre han hecho pensar a mi padre que la mejor manera de mantenerla dentro del molde de la disciplina y la serenidad, es que yo me encargue constantemente de contenerla dentro de él. Siempre ha sido de llevar a Paris no solamente en su nombre, sino también en su espíritu romántico y salvaje, como la misma ciudad. A pesar de no tener ni la más mínima gota de sangre francesa corriendo por sus venas...

- Aún no me he decidido por dedicarme completamente a una carrera, pero sabes que no estoy dispuesta a dedicar casi mis veinticuatro horas de cada día en obligar a Sophie a mantener la cabeza en donde debe estar. Ya con diecinueve años de edad (casi veinte), debería comenzar a... soltarse, y aprender por sí misma; a madurar.

- Costanza, per favore. Mi amore. - Me lanzó su típica mirada, la cual sé interpretar a la perfección. Con una sola mirada me está diciendo:...

- Ya conoces a tu hermana. Y sabes muy bien que el día en que se vaya de esta casa lejos de mis reglas, será como un cachorro joven sin correa. Si no eres tú quien la sujete con firmeza, se perderá.

Odio eso. No es justo; pero no tengo opción. Yo tampoco quiero que Sophie pierda de vista la meta que nuestros padres siempre nos han inculcado alcanzar desde muy pequeñas, que es: superarnos en la vida, y mantener en alto el apellido de la familia. No importa que carrera escojamos, o qué título deseamos tener SIEMPRE Y CUANDO nos ayuden a mantener la situación económica que acostumbramos vivir.

Desde muy chica no he tenido otra cosa en mi cabeza. Pero me apasionan tantas cosas que no puedo decidir qué es lo que quiero hacer. Si por mí fuera, haría de todo, ya que está a mi alcance ser desde una artista admirada por el mundo entero, hasta convertirme en una astrofísica merecedora de un premio Nobel. De manera intelectual, carezco de límites; y economicamente mujo menos...

Lo sé, es difícil. A veces siento que mi cabeza va a explotar porque mis problemas de ansiedad no me permiten dar un paso a la vez. Yo deseo dar un salto de veinte kilómetros a la vez sin la necesidad de recibir la ayuda de algo o alguien, y eso se lo debo a mi querida, impacientemente, y exageradamente orgullosa madre.

Volviendo al tema principal; como ya dije anteriormente, no tuve más opción que aceptar escoger ir a donde mi hermana y yo estemos de acuerdo. Al principio pensé que no estaba del todo perdida, y que talvez su opinión podría ayudarme a decidir qué es lo que quiero hacer con mi vida porque llegué a estar confiada en que Sophie escogería ir a Francia y limitarse a escoger algun colegio interesante; pero no fue así. La maldita loca, tuvo que escoger ir a...

- ¿Los Ángeles, California? - Dejé caer mi tenedor al suelo durante el almuerzo, ese mismo día. Estaba sorprendida, y no de una forma muy agradable o positiva.

- ¡Marco está allí! ¡Podemos vivir con él! - Exclamó mi bonita hermana entusiasmada.- Siempre deseé conocer su mansión en Beverly Hills y que nos quedáramos allí durante un largo período de tiempo.

Marco es nuestro hermano mayor; dos años mayor, para ser exactos. Se fue de casa a nuestra edad para estudiar medicina en la universidad de California, y por lo que sabemos le va muy bien.

Él y yo siempre nos hemos llevado muy bien debido a que tenemos exactamente la misma personalidad. Hasta hace unos años, casi todos los que nos conocían pensaban que en realidad yo era su melliza, y no Sophie. En toda nuestra vida juntos, solamente estuvimos en desacuerdo una sola vez: cuando decidió ir a la universidad de California.

- ¿Es enserio? - No pude evitar hacer una mueca de horror.

No es que desee sonar muy despectiva o desagradable en lo que respecta a hablar sobre las personas que viven en aquella parte de aquel continente que no suelo visitar, pero pienso que obtener un título universitario de cualquiera carrera en los Estados Unidos de América no es lo suficientemente importante como obtener uno aquí, en Europa.

- ¿Por qué eres tan racista? Ya te pareces a la abuela. - Gruño Sophie.- Los Ángeles es una ciudad sorprendente con gente interesante, igual que aquí en Italia o Reino Unido, Francia, etc. Además, ustedes quieren obligarme a no divertirme como debería a mí edad; y ¿Qué mejor forma de hacerlo que viviendo con dos aburridos, amargos y odiosos como Coco y Marco? Y él ya conoce muy bien la ciudad, así que seguramente con su ayuda podremos encontrar la mejor universidad para nosotras.

Aquellas palabras bien pensadas milagrosamente por mi queridísima hermana fueron las que acabaron de convencer a mis padres. A mi madre más que a nadie, pues Marco siempre ha sido y será su hijo favorito en el mundo; y si él escogió esa universidad, es porque debe de ser una de las mejores. Y no hay nadie que la vaya a convencer de lo contrario.

Así es como un nuevo capítulo de mi vida comenzó; y rueguen porque en el segundo una lluvia de esperanza empape mi amargura y las cosas no resulten tan mal como me imagino que podrían llegar a ser...

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