Capítulo 3

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Esta vez no salimos en su GLC300 Mercedes Benz, sino en un Rolls Royce Phantom un poco más nuevo.

Sé que acabamos de desayunar, pero si realmente espera que sobreviva la mañana hasta la tarde en la ciudad junto a mi hermana tendrá que comprarme algo que contenga la cantidad suficiente para asesinar a un diabético de primer grado.

- ¿Quieres un franpuccino Toffy, de frutas o chocolate? ¿Muffins con frutas o chocolate? - Marco me preguntó luego de haber estacionado frente a una cafetería; y a pesar de que yo intentaba con todas mis fuerzas mantener una postura protestante y seria, no pude evitar sonreír por ello. Él sabe cómo domarme.

- Toffy; y un muffin grande de chocolate con trozos de chocolate dentro... - Pedí, y él se bajó del vehículo para comprarme lo que quería.

Al volver me trajo como regalo extra un par de muffins extra para "después", y a Sophie le compró y té helado de limón sin azúcar. Al cabo de unos minutos ya nos encontramos en el estacionamiento de la universidad a la que pertenece, y yo tenía tanta azúcar en mi cuerpo que me sentía como si estuviese en casa nuevamente... Bueno; no tan así.

Al bajar del auto no me podía quedar quieta. Sentía como si los colores a mi alrededor se hubiesen vuelto mucho más alegres a mi alrededor, y el sol ya no me resultara del todo molesto como el momento en que llegué.

- Te llamaré cuando me haya desocupado para volver. Ten cuidado y cuida al mono. - Me advirtió él, señalando a Sophie quien se apoyaba sobre el Phantom de forma sexy y sonreía a un par de chicos que pasaban por ahí.

- Và, bene. - Le aseguré rápidamente para poder continuar disfrutando de mi franpuccino, y él besó mi cabeza antes de colocar la alarma en su vehículo; lo cual hizo que Soso diera un extraño salto lejos de este, y no fue muy sexy. Acto seguido, Marco ya se había retirado de mi vista y me había quedado sola con mi hermana...

- ¿A dónde vamos primero? - Preguntó Sophie con entusiasmo.- ¿Vamos a la playa? No importa si no tenemos trajes de baño. Mi ropa interior no es transparente. - Dijo, y yo negué con la cabeza mientras pedía a Dios en mis adentros un poco de su gran ayuda y paciencia para no golpearla por decir estupideces.

- Camina. Creo que memoricé un poco el recorrido y sé cómo llegar al centro.

Sophie se aferró a mi brazo, y dando saltitos de alegría fue molestando durante todo el camino. Mi franpuccino se había acabado y necesitaba otro para poder tolerarla durante una hora más, pero si llegaba a beber otro de esos a estas horas de la mañana luego de haber comido tanto, vomitaré.

Pasamos varias horas dando vueltas por ahí, visitamos las mejores tiendas de ropa, y allí nos topamos con unas cuantas personas que nos reconocieron y se detuvieron para elogiar a nuestra madre (típico). Solamente las personas de muy buen gusto y que realmente admiran el mundo de la moda son consientes de quienes somos nosotras, porque nunca hemos hecho nada que nos haya adentrado en el mundo de la farándula por medios propios. Como, por ejemplo: los hijos de Victoria y David Beckham. Muy pocos los conocen, y es solamente por ser hijos de la ex Spice Girl y el gran Futbolista Inglés.

- ¿Sabes qué me he dado cuenta? - Comentó Sophie mientras me entregaba una nueva bolsa con ropa que acaba de comprar con su tarjeta dorada.- Que papá se va a disgustar mucho con Marco si se llega a enterar que no llamó a nuestros guardas de seguridad para acompañarnos.

- Acabo de llegar a la conclusión de que tus lentes de contacto necesitan una mayor graduación, porque no has notado que una gigantesca camioneta BMW nos ha estado siguiendo de cerca desde que salimos de Beverly Hills. - Señalé a los hombres vestidos de trajes que se habían bajado de su vehículo y nos observaban desde allí, manteniendo una distancia considerablemente cómoda.

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