Capítulo 11 (segunda parte)

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No tuve tiempo de hablar con Lucy respecto a lo sucedido con Jude antes de que comenzaran nuestras clases de la tarde, pero sí pude hablar con ella antes de tener que volver a casa. Su hermano también estaba prestando atención a mi historia, ya que de alguna manera él también se ha convertido en mi amigo confidencial. Y resulta ser bastante útil, a decir verdad, porque siempre hace falta un punto de vista masculino respecto a cada situación.

- Wou... ¿Estas segura de que no te sientes atraída por él? - Lanzó Luka sin una gota de anestesia, y yo negué rotundamente con la cabeza.

- No. Creo que sentí algo de lástima por él, y no pude evitarlo. Además, creo que se la debía por haber sido tan desagradable con él desde que lo conocí; y nunca está de más llevarse bien con alguien diferente. No digo que vaya a pasar todos los días charlando con él, o saliendo a comer y beber con frecuencia todas las semanas, sino que intentaré no sentirme disgustada o mostrarme con cara de pocos amigos cada vez que nos veamos por aquí.

- A mí me parece un chico muy lindo; y si no quieres salir con él... Pues yo no haré nada porque no creo que le guste. - Lucy comenzó a reírse de sí misma, y tanto Luka como yo nos lanzamos miradas extrañas por eso.

- Dudo que le vayas a caer mal. Él es simpático y amigable, igual que tú. Son tal para cual. - Me encogí de hombros, pero su pelirrojo hermano no parecía de acuerdo conmigo esta vez.

- Realmente lo dudo, y no porque piense que mi hermana es demasiado joven para una relación. Pienso que ninguno debería pensar en qué o quién es mejor para quién, ya que cada persona escoge a la persona que desee. - Razonó él, y acto seguido sacó un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta para colocarlo entre sus dientes y encenderlo; pero yo se lo arrebaté y lo pisé hasta que este haya quedado reducido a nada.

- Si quieres matarte a ti mismo lentamente, hazlo lejos de mí. Respeto tu decisión de estropear un buen par de pulmones sanos con nicotina, pero tú también debes respetar los míos. - Expresé con seriedad, y él dio un largo suspiro agotado.

- Si continúas destrozando mis cigarrillos, acabaré por vencer la adicción. - Gruñó como si eso fuera algo malo para él.

- Entonces seguiré haciéndolo cada vez que te vea con esa porquería en la boca. - Totalmente decidida a cumplir con aquella promesa, le arrebaté también su encendedor.- Por si acaso luego planeas encender otro.

- Grosera. - Se cruzó de brazos ofendido, pero a pesar de eso no se molestó realmente. Creo que ya le voy quitando tantos de la boca, que poco a poco se va olvidando de ellos. Porque entre las cosas que más odio en el mundo, los primeros de mi lista son: el humo y los cigarrillos.

Al cabo de unos minutos Marco se desocupe para que volviéramos a casa, aún con su semblante tan decaído. Yo opté por mantener la boca cerrada y no decir nada respecto a lo que me había sucedido el día de hoy, porque nada de eso contribuirá a que sentir mejor.

Cuando llegamos a casa, Sophie nos recibió con una sonrisa de oreja a oreja y un entusiasmo tan grande que parecía que la felicidad no podía caber en ella. Ni siquiera se dio cuenta de lo mal que se veía Marco, porque rápidamente me tomó del brazo y me arrastró hacia la cocina para hablar conmigo sobre algo "especial".

- No tienes idea de lo que me pasó el día de hoy. - Quería gritar, pero hablaba en voz baja para que nadie más que yo pueda oírla.

- ¿Qué sucedió?

- Conocí a alguien. Él es un supermodelo masculino de Calvin Klein, y hoy tuvimos que tomarnos una fotografía juntos para un catálogo.

- Ajá... Espero que no hayas sido tú quien haya tomado la iniciativa de invitarlo a salir, porque si es así lamento decirte que...

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