Capítulo 12

1.1K 133 4
                                    

- ¿Estás segura que se encuentra bastante ocupado en su estudio? - Preguntó Sophie con inquietud.

- Bastante segura. - Confirmé sin pensarlo dos veces.

- Está bien. ¿Cual vestido crees que se me vea mejor? - Me mostró tres opciones de vestidos que colocó sobre su cama, y yo me quedé pensando un largo rato. Ninguno me convencía de ser el apropiado para su primera cita, ya que eran para una caminata por el parque durante el día.

- Hmmm pienso que no deberías mostrar de más en tu primera cita. Más bien, opta por algo más sencillo pero impresionante a la vez. - Dije, y ella se me quedó viendo como si no hubiese entendido ni una sola palabra de lo que dije.

Sin deseos de perder los estribos con ella esta noche, directamente me puse de pie y me dirigí a su vestidor para buscar el atuendo perfecto.

A diferencia de mí, la organización de sus atuendos es un tanto desprolija; o puede que ella misma sea quien lo ha revuelto todo. Los vestidos no estaban ordenados por color ni forma, y sus camisas no estaban colgadas como debería ser. Lo único organizado y prolijo, eran los estantes de zapatos y los de bolsos.

- Por esta noche creo que será mucho más conveniente para ti mostrar menos piernas, y más cuello y hombros. - Le aconsejé nuevamente mientras tomaba de su cajón de camisetas, una simple y elástica de algodón color blanca semitransparente y hombros descubiertos, y un pantalón semiformal color gris a cuadros (que también es ajustado). De su estantería de zapatos tomé unas sandalias Yves Saint Laurent color natural y un pequeño bolso a juego.- Procura mantener una buena postura recta, pues de esa forma tu clavícula resaltará y probablemente tu busto parecerá aún más grande de lo que es.

- ¿Qué haría yo sin ti? - Me abrazó con fuerza, pero rápidamente me la quité de encima.

- Son las 7:40 y aún no te has secado el cabello. Lo mejor será que te apresures mientras escojo algunas joyas que vayan bien con el atuendo. ¡Corre! - La empujé para que se fuera de una vez por todas, y ella se retiró a toda prisa con el conjunto en manos para poder vestirse en su baño.

Luego de haberme decidido por lo más simple (unas cuantas cadenas muy finas de oro y un par de colgantes con diamantes), lo dejé sobre su cama y decidí retirarme de la habitación para averiguar donde se encuentra Marco y qué está haciendo; porque la verdad, no lo sé.

Toqué un par de veces en su oficina, y al cabo de un instante me respondió con un: Entra, C. ¿Como sabía que era yo?

- Quería preguntarte si te gustaría comer algo de pizza o sándwiches para cenar. - Fingí a la perfección. Él se encontraba muy adentrado en una gran cantidad de papeles, porque se estaba preparando para sus clases prácticas. Supongo que todos esos papeles deben de contener esquemas e instrucciones que solamente él puede comprender, porque desde el punto donde yo me encontraba no podía apreciar ni J.

- No pienso cenar hoy, C. Estoy algo ocupado. - Respondió con voz ronca, y yo no pude evitar sentirme intrigada nuevamente.

- ¿Quieres que te ayude en algo? ¿A estudiar? Últimamente no pareces sentirte tan bien como de costumbre. - Observé, y él me lanzó una mirada difícil de describir. Revelaba un poco de algo similar a la tristeza y el temor, un punto medio entre ambos quizás; y aún así no me dijo nada útil.

- Descuida. Encárgate de mantenerte al día con tus obligaciones. - Concluyó nuestra breve conversación, y por lo tanto yo tuve que retirarme sin decir nada más.

Bajé rápidamente al comedor, donde Sophie se encontraba caminando de un lado al otro luciendo muy bien el atuendo que escogí para ella. Al verme se detuvo por un momento, y yo asentí levemente como señal de que todo estaba en orden.

- No saldrá de su estudio en unas buenas horas, pero aún así no quiero que te confíes ni te tomes la libertad de volver demasiado tarde. Conoces cual es el límite.

- Sí, sí. Lo sé. - Continuó caminando nerviosa de un lado a otro, y sin poder evitarlo sacó un chocolate de su bolso para llevárselo a la boca.- No me juzgues. Jamás me había sentido tan nerviosa antes. - Lloró sintiéndose culpable.

- No me afecta en lo más mínimo; es más, creo que pensaba recomendarte comer uno para calmarte porque me estas mareando. A mí me ayuda mucho.

- Sí, y esa es la razón por la cual tenías un abdomen flácido y sobresaliente. Espero que esto no me vaya a sacar granos mañana...

- ¿Para qué demonios tienes un mueble completo de maquillaje si no es para cubrir tus granos por chocolate? No seas dramática y siéntate de una vez por todas antes de que vayas a vomitar.

- Él me envió un mensaje. - Expresó casi sin respirar, mientras chequeaba su teléfono.- Le dije que me esperara afuera, así que mejor voy saliendo porque está en la entrada y los guardias podrían hablar con él.

- Vete ya. - La apresuré.- Pero recuerda: a las once a más tardar.

- Okey. - Me dio un fuerte abrazo y salió de casa a toda velocidad, porque hasta que llegué a la entrada con esos tacones...

Ahora que estoy sola en casa (teóricamente hablando), decidí dirigirme a la cocina y buscar en el repertorio telefónico cualquier lugar donde hagan envíos de comida asiática. Encontré un lugar bastante interesante, y pedí un poco de muchas cosas ya que no tendré que compartirlo con alguien más, y de paso también encontré algunos que hicieran postres o vendieran helados para encargar unas cuantas cosas. Mientras esperaba, decidí prepararme un "jugo". Desde que Sophie comenzó con su demente dieta excesiva nos obligó a dejar de comprar helado industrial, por lo que solamente podemos comer helado casero hecho solamente con frutas naturales y agua; todo totalmente libre de conservantes y azucares nada buenas. El refrigerador está lleno de cajitas de plástico que contienen frutas congeladas de todo tipo para licuar con un poco de agua, pero me gustan más con ginebra o vodka... ja, ja.

Preparé mi jugo de cerezas con un toque de vino blanco y naranja, y me dirigí al comedor para preparar la mesa y comer allí. Al cabo de unos minutos mi comida ya había llegado, y mientras comía mis fideos de arroz con salsa picante decidí tomar mi teléfono para chequear si había algo de nuevo. Quizás Sophie me haya enviado algún mensaje...

Para mí no tan grande sorpresa, tenía un mensaje de Jude. No había sido enviado desde hace mucho tiempo, así que decidí abrirlo para contestar. Este decía...


- Buonanotte. ¿Lo escribí bien? Okey, en fin... ¿Que tal estuvo tu día? Te vi hoy salir del salón de Química y quise acercarme a saludarte, pero estabas demasiado ocupada discutiendo algo con tu amiga y no quise molestar. - Leí, y lo primero que hice fue rodar los ojos por eso.

¿Molestarme? Me habría salvado la vida. Lucy solamente me estaba relatando otras de sus "anécdotas" graciosas, que en realidad no son más que cuentos sin sentido.

- Buonanotte. Me alegra que hayas comenzado a aprender a decir "buenas noches". Quizás la próxima vez te enseñe a decir "hola, buen día" para que te acerques a mí, porque la verdad es que te habría agradecido enormemente que interrumpieras mi conversación con Lucy esta mañana. Es una buena chica, pero lo mejor para ella es dedicarse más a la Ingeniería que a la comedia.

Y al cabo de un instante, como si hubiese tenido su teléfono en manos me respondió...

- Lo siento mucho por eso. La próxima vez me acercaré a ti, aún que estés con alguien más... ¿Qué estás haciendo?

- Siendo feliz: estoy cenando. ¿Tú?

-Tengo más proyectos que presentar, y estoy acabando con uno para poder irme a dormir; y por "dormir" me refiero a acostarme en la cama y dibujar un momento. Últimamente me siento mucho mas inspirado que de costumbre, y debo aprovecharlo.

- Algún día me gustaría poder verlos, si no te molesta...


- Podría presentarte mi estudio este fin de semana, si tú quieres. Te aseguro de que te gustará.

- Todo lo que tenga que ver con el arte me fascina, excepto el teatro. No soy demasiado fan de las obras dramáticas en vivo y/o películas.

- Bueno, no soy actor así que afortunadamente no te escenificaré alguna obra de Broadway. Es más, creo que jamás podría dedicarme a algo así. No me es fácil fingir.

- Somos dos... A manos que desee obtener algo de mis padres o de mi hermano, porque en ese caso podría llegar a considerarme toda una estrella digna de un Oscar.

- Me lo imagino. Aún que si yo fuera tú hermano, no tendrías que fingir para obtener lo que desees. Yo siempre he sido demasiado débil para eso. Creo que esa es la razón por la cual mi hermana siempre me obliga a hacer lo que ella quiere...

- Tu hermana es una chica muy hábil e inteligente. Debe aprovechar muy bien ese poder que tiene sobre ti.

- Créeme que lo hace. No por nada ella se dedica a vivir su vida viajando por el mundo con su novio, mientras nuestra madre cree que vive conmigo y enseña química en escuelas secundarias...

- ¿Es mayor que tú?

- Aún que no lo parezca, sí. ¿Podría hacerte una pregunta? Después de esta, por supuesto.

- Puedes. - Respondí tardando un poco. ¿Qué querrá saber?

- ¿Crees que pueda ser posible vernos en la biblioteca mañana por la tarde? Al concluir con tus clases, obviamente. No querría causarte problemas.

Al leer eso no pude evitar soltar una risa irónica, pues había recordado la temible advertencia del buitre.

- Bien. Pero... ¿Estará tu club de admiradoras allí? A veces tengo algo de miedo de cruzarme contigo en los pasillos y que me vayan a pegar algo. - Bromee, y afortunadamente él comprendió que era un chiste porque envió un emogi gracioso.

- No te sabría confirmar con seguridad algo así, pero estoy acostumbrado a ignorar su presencia. Estoy seguro de que tú también podrás.

- Hmmm... está bien. Pero ten en cuenta de que si algo de sucede a mí ropa o mi cabello será tu culpa.

- Asumo la responsabilidad. Aún que, si ellas llegaran a intentar hacer algo que vaya a perjudicarte o hacerte ver mal ante mí o cualquier persona, da por hecho de que no lo lograrán.

- ¿Cómo lo sabes?

- Lo sé...

Arte etéreo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora