Capítulo 41

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Mis padres llegaron a la ciudad esa misma noche, y después de haber tenido que soportar ver a Marco llorar desconsoladamente ante mí, también tuve que soportar verlos a ambos hacer exactamente lo mismo.

No puedo decirles cuánto me afecta en realidad verlos así porque sería demasiado insensible de mi parte. Pero en parte creo que eso me anima un poco más a luchar con todas mis fuerzas porque no quiero que ninguno de ellos sufra durante el resto de sus vidas a causa de mi pérdida. No quiero ser la culpable de que el mundo de cada uno de ellos se venga hacia abajo por culpa de una estúpida enfermedad que no supe atender a tiempo.

Si tan solo hubiese sabido que las cosas llegarían hasta este punto para mí...

- No es recomendable que ella reciba a tantas visitas, ni mucho menos verlos en este estado tan triste. - Oí decir al médico a mi familia mientras yo fingía descansar un momento.- El estrés que estuvo sufriendo durante todo este tiempo fue una de las principales causas por las que esta enfermedad logró desarrollarse de manera temprana. ¿Ella ha estado afrontando problemas realmente severos desde su juventud? Es la única explicación lógica que tenemos hasta el momento.

- Ella... Ella siempre ha sentido unas rancias desesperadas por superarse a sí misma. Desde que comenzó su adolescencia no deseaba hacer otra cosa que aprender y se exigía demasiado a sí misma porque tenía como meta estudiar una carrera importante en una buena universidad. Constantemente sus pensamientos se encontraban centrados en ello, y hubieron varias noches que se las pasaba sin dormir por estar buscando información sobre todo tipo de carreras y universidad. - Explicó mi padre con su voz débil y quebrada. Aún se sentía terrible, pero se esforzaba por mantener una buena postura ante mí a pesar de que supuestamente me encuentro dormida.

- Definitivamente esa puede haber sido la razón. Muchos jóvenes llegan a colapsar y desarrollan enfermedades que son perjudiciales para su salud debido a la mala alimentación, el estrés, insomnio y demás síntomas que sufren por estar en universidades que les exigen más de lo acostumbrada; y peor aún si ellos mismos son los que se exigen más de lo necesario. Ella ya tenía de por sí la tendencia a desarrollar problemas cardiovasculares por herencia, pero la enfermedad no debería que haberse desarrollado antes de sus treinta o cuarenta años de edad.

- Y... ¿Usted qué cree que podríamos hacer, señor? - Oí a Sophie decir en voz baja y un poco tímida, pero también cansada por no haber podido dormir bien en mucho tiempo.

- Actualmente se encuentra en un estado muy delicado, por lo que deberá permanecer internada hasta que logremos averiguar si realmente es necesaria una operación o no. Si no es así, simplemente tendrá que someterse a ciertos tratamientos que le ayudarán de a poco recuperarse. No podrá exigirse ningún tipo de esfuerzo y deberán procurar evitar que por alguna u otra razón se sienta estresada nuevamente por cualquier causa, o eso empeorará la situación. Podría sufrir nuevamente un segundo ataque, y este definitivamente dañará su corazón y ya no habrá vuelta atrás.

- ¿Existen posibilidades de que pueda recuperarse hasta el punto de volver a su vida normal tal cual fue antes de esto? - Oí la voz seria de Marco, y me sentí verdaderamente ansiosa por oír la respuesta.

- Si todo está bien y logra mejorar, quizás no tal cual, debido a que tendrá que hacerse distintos tipos de controles cada cierto tiempo y se verá obligada a mantener una dieta sumamente estricta, constante ejercicio controlado para ayudar a su corazón poco a poco. Si acostumbra tener relaciones sexuales, no podrá hacerlo con demasiada regularidad a menos que después de controles comprobemos que se encuentra en condiciones para consumir ciertos medicamentos recetados...

- Ella lo hace ese tipo de cosas. No sale con nadie. - Oí decir a mi padre rápidamente, y de inmediato sentí un poco de dolor en mi pecho debido a que mis latidos aún eran débiles, y el solo recuerdo de la única persona con la cual yo podría haber llegado a hacer eso se había retirado por completo de mi vida para no volver jamás.

- En otras palabras, creo que sí tengo posibilidades de vivir. - Dije en voz baja pero lo suficientemente claras como para que todos los presentes pudieran oírme a la perfección.

- Amor, deberías estar descansando. - Dijo mi madre acercándose a mí rápidamente para sentarse a mi lado y acariciar suavemente mi cabello.

- Estoy bien. -Mentí.- Si es que mis probabilidades de mejorar son mucho más grandes que las de empeorar, estaré mucho mejor.

- Eres una chica joven y fuerte, Costanza. -Me aseguró el médico con una gran sonrisa amable.- Ten por sentado de que si logramos ver que tu corazón en realidad no ha sufrido más daños de los que normalmente sufren las personas durante su primer ataque, mejorarás mejor y más rápido de lo esperado. En un año recuperarás el ritmo de tu vida, o quizás en menos. Quizás con algunas restricciones y cuidados extra, pero lo lograrás. Todo es cuestión de fe y paciencia.

- En este momento, eso nos sobra. - Confirmó Marco con una gran sonrisa dibujada en su rostro, con la cual me contagió a mí también.- Yo mismo no pienso dejarla sola en ningún momento.

- Ni yo. - Aseguró Sophie.

- Ninguno de nosotros. - Confirmaron mis padres al mismo tiempo.

- Eso es bueno.

- Disculpen, pero lamento decirles que la paciente solamente puede estar acompañada por una sola persona mientras esté aquí. - Se atrevió a decir una enfermera que no sé en qué momento apareció.

- Seré yo. - Confirmó Marco.- Mis padres y hermana deben trabajar. Yo me quedaré con ella.

- ¿Qué hay de la universidad? Estás a punto de concluir tu segundo año. - Dije totalmente sorprendida.

- Aún que no lo parezca, la medicina no es lo mío. No es mi pasión en realidad. Y mucho menos ahora puedo darme el lujo de estudiar diecinueve horas al día algo que en realidad no me gusta en lugar de estar aquí para apoyarte.

- ¡Marco! - Exclamó mi madre colocando una mano sobre su pecho. No podía creer lo que estaba oyendo por primera vez de parte de su perfecto hijo favorito.

- Lo siento mucho decepcionarte, madre. Pero no puedo seguir estudiando una carrera que no es para mí.

- Pero... ¿Qué piensas hacer después? ¿Cómo vas a mantener el estilo de vida al cual estás acostumbrado?

¡Ha! Como si ella le fuera a hacer faltar algo en particular.

- Querida, no creo que ese tema debamos tratarlo ahora mismo. -Interrumpió mi padre. A él no parecía molestarle en lo absoluto la idea de que Marco desee abandonar la universidad.

- Pero...

- Insisto en que deben retirarse, señores. La joven necesita descansar. -Insistió la pequeña enfermera, que después de recibir una mirada asesina y amenazante por parte de mi madre agachó un poco la cabeza y se ocultó detrás de el médico.- Yo solamente debo hacer cumplir órdenes...

- Mamá, por favor. - Supliqué con voz cansada, y su rostro se ablandó por completo.

- Vendremos a verte, amor. - Se inclinó sobre mí para abrazarme durante unos cuantos minutos, hasta que finalmente decidió dejarme y se retiró junto con todos los demás quienes también se tomaron su tiempo al despedirse. El único que quedó en la habitación junto a mí, fue Marco.

Él me obligó a comer esa asquerosa comida de hospital y, luego que la enfermera y el médico se fueran, se recostó a mi lado sobre mi cama y me rodeó con sus brazos para dormir conmigo esta noche.

- Tengo fe en que todo saldrá bien. - Apoyó su cabeza contra la mía y me besó en el mismo lugar.- Ya lo verás.

- Eso es lo que espero...

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