Capítulo 21 (Segunda parte)

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Al llegar a casa rápidamente guardé el vehículo en el garaje, agradeciendo al cielo que Luka no haya llegado por mí aún. Pero evidentemente fui bastante oportuna al llegar, pues simplemente tuve que salir de aquel bonito cuarto repleto de autos hermosos para ver al pelirrojo saludar a los hombres de seguridad con soltura.



¡Ha! Ni que lo hubiese adivinado.



No siquiera quise probar suerte y perder mi tiempo para darle la oportunidad a Marco de impedir que me fuera con él, razón por la que me adelanté en acercarme rápidamente a la entrada para que a mitad del camino él se detuviera ante mí con su gran motocicleta.



- Realmente deseas salir, he. - Comentó burlista lanzándome el casco, y lo atrapé en el aire para colocarlo sobre mi cabeza. Subí detrás de él y abracé su cintura sin apretar demasiado, hasta que arrancó...



- Larga historia. No tienes idea de lo oportuno que eres. - Elevé la voz. Aún que me había acercado bastante a él para que pudiera oírme, entre el ruido del motor de aquella gran motocicleta y el viento que nos golpeaba de frente debido a la velocidad. Era difícil hablar normalmente.



- ¡Entonces merezco un premio por ello! -Exclamó él, girando un poco la cabeza para poder hablarme.- Te voy a llevar a dar un paseo, y una vez que lleguemos me contarás todo lo sucedido... O mejor adelántame un poco. Dime de qué se trata. -Le resultó bastante difícil dejar su curiosidad de lado, haciéndome reír por eso.



- Por mi boca floja he logrado que mi hermano te odie y estuve a punto de consumir marihuana sin siquiera saber cómo se prepara un maldito porro. - Maldije por primera vez, por lo que él soltó una carcajada aún más fuerte y divertida que la mía. Creo que no lo había oído reír así antes...



- ¡Has aprendido a maldecir! Te felicito por ello. Suenan como un par de historias bastante interesantes. Agárrate bien. -Me advirtió justo a tiempo, ya que al girar en una curva la motocicleta se inclinó tanto hacia la derecha que por un momento sentí que besaría el suelo, y no de forma muy romántica que digamos...



No sé si cada segundo para este chico tuviera el precio de su vida, porque al llegar a estar frente a un semáforo se ponía nervioso y lo podía sentir tenso bajo su gruesa chaqueta de cuero. ¿Será que tiene más de una del mismo estilo o esta es la única? Porque no existe un día en el que lo haya visto sin llevarla puesta.



Solamente nos detuvimos para comprar un par de sodas y snacks para comer, a pesar de que yo había comido hace menos de una hora. ¿Quién se puede negar a unas papas picantes?



De ahí, el no veía más vehículos frente a él y mucho menos las señales de tránsito. Por un momento pensé que íbamos a morir, hasta que finalmente llegamos a la ruta donde éramos los únicos. Incluso el ambiente se volvió un poco menos tenso que en la ciudad. Él no había disminuido ni un poco la velocidad, pero de todas formas yo no me sentía tan histérica como hace un instante. Podía sentarme bien detrás de él sin la necesidad de agarrarme con fuerza de su chaqueta.



Me estaba llevando a Hollywood, y creo tener una idea de hacia dónde nos dirigimos... Sí. Al Hollywood Sign.



Al llegar, él quiso darme un pre infarto más por frenar bruscamente justo a la orilla del barranco. Iba a vomitar. Me bajé temblando y con el corazón en mis manos. Me tomó un par de minutos respirar con regularidad y calmar mi corazón agitado, para poder enderezarme ante él y darle un fuerte golpe en su duro brazo protegido por el cuero.



- ¡Hey! Sí dolió. -Se quejó tocando su brazo donde lo había golpeado. Quizás esté fingiendo, como también puede que no ya que muchas personas me han dicho que tengo nudillo muy sobresalientes y brazo de boxeadora. Incomprensible por mi apariencia física, pero una dura y cruel realidad... Creo que acabo de descubrir cuál es la razón por la que mis primos no se me acercan demasiado cada vez que me hacen bromas en las fiestas familiares.

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