Capítulo 5 (Segunda parte)

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Desde pequeña siempre he solido comerme las uñas debido a mi incontrolable ansiedad. En la actualidad aún tengo esos problemas, pero no me he vuelto a morder las uñas desde que descubrí cuánto me gustaba verlas largas y bien arregladas.

Mientras a Sophie le escupían sus nuevas uñas cuadradas, a mí simplemente me las dejaron tal cual estaban y pintaron. Siempre me han gustado en punta, a pesar de que mi madre me llegara a comparar con las brujas por eso; a mí no me gusta que ella y Sophie tengan las uñas cuadradas y no les digo que parecen un par de locas por eso.

En fin; mientras la manicurista pintaba mi uñas de un tono plateado despejado, me puse a pensar un poco en Sophie. Creo que talvez tenga un poco de razón respecto a mí y de que solamente pienso en mí misma y en mi futuro, pero jamás tengo en cuenta la vida de los demás. Y por eso se me ha ocurrido preguntar...

- Hey, So. - Obtuve su atención antes de hablar.- ¿Estás de acuerdo con la idea de estudiar Estudios de Entretenimiento y Artes Representativas en la UCLA? ¿Te interesa aquella idea?

Ella no respondió, sino que lo meditó durante un largo rato, y esa fue su respuesta para mí.

- Yo...

- ¿Qué es lo que tienes mente? - Desee saber, y ella se removió nerviosa en su asiento. Pasaba su mirada de la nada a sus nuevas uñas.

- Yo... he estado haciendo tratos con alguien para... de-dedicarme al modelaje. Lo he venido planeando desde antes que llegáramos aquí...

- ¿Modelaje? - Hice una mueca un tanto pensativa. En realidad no me sorprende que ella desee ser una modelo de ropa, porque siempre ha sido coqueta, fanática de las fotografías y de muy buen porte; pero me sorprende que no me lo haya comentado antes.- Entonces es por eso que querías venir aquí a Los Ángeles.

- Debo presentar mi portafolios de fotografías la misma fecha en que son los exámenes para entrar en la UCLA y... planeaba faltar. - Dijo todo eso en voz un tanto baja, como si se sintiera apenada de ello.

- ¿Y cómo pensabas ir? Marco...

- Quiero decírselo antes, pero temo que lo vaya a tomar mal. Sé que conmigo él es diferente y me permite muchas cosas más que a ti con lo que respecta a tener un estilo de ropa más libre y no estudiar una súper carrera universitaria, pero... aún así creo que no le gustará nada saber que no pienso asistir a la universidad. Y ni hablar de papá... - bajó la mirada con un poco de temor y tristeza reflejada en ella.

- Si quieres ser una supermodelo, hazlo. - La animé, y ella elevó la mirada hacia mí.- Tienes razón con eso de que talvez se molesten, pero también son conscientes de que tu fuerte no es estudiar para obtener un título en algo. Hablaré un poco con Marco para darte pie a confesar lo que deseas, pero piensa muy bien tus palabras. - Advertí.- Debes convencerlo, y nunca darle a entender de que piensas sumirte en "un mundo desaforado de perdición". Y respecto a papá... mejor hablar con mamá primero y deja que ella lo convenza.

- Gracias. - Sonrió ampliamente, ahora más iluminada que antes.- Realmente me alegra no ser tú, porque si fueras tú quien escogiera dedicarse a algo más como el arte o cualquier cosa que esté involucrada con el mundo de la farándula, Marco se volverá loco. Siempre ha estado obsesionado contigo.

- Sí, lo sé... - recordé aquel día que se puso molesto de solo verme charlar con aquel chico, y de solo imaginarme a mí renunciando a la universidad creo que siento algo de temor. ¿Sería capaz de obligarme a estudiar? Estoy segura que sí. Él posee un carácter tan difícil como el mío.

En una pelea no sé quién podría salir perdiendo más, ya que ambos somos demasiado extremos (por algo no solemos pelear entre nosotros). Además, no nos gusta estar mal el uno con el otro. Menos mal que jamás se me cruzará por la cabeza abandonar la universidad...

Luego de que nos arreglaran las uñas y mí me moldearan las gruesas y oscuras cejas que agradablemente estoy condenada a tener, Sophie me pidió que las acompañara a cambiar su estilo de cabello para comenzar su carrera como modelo con un toque distintivo.

Ella naturalmente es la única de los tres que posee un cabello largo, lacio y pesado; a diferencia de Marco y de mí que es más fino y ondulado (yo tengo bucles en las puntas). No se me ocurre nada que se pudiera hacer, ya que su cabello es tan largo y bonito que así nada más provoca envidia; aunque...

- Hace años que no tienes tu flequillo resto. Creo que sí volvieras a tenerlo tú rostro cambiará bastante. A ti te queda. - Opiné imaginándola ya con su flequillo tal cual solía tenerlo como cuando éramos pequeñas. Yo también lo tuve, pero no me quedaba tan bien como a ella.- Y talvez unos cuantos reflejos resaltarán el tono rojizo de tu cabello.

- Hmmm Okey. - Aceptó sonriente, y los estilistas de la tienda se encargaron de hacer ese cambio en ella.

Mientras tanto decidí tomar mi teléfono y estudiar un poco de física. Yo no necesito ni quiero cambiar nada en mí, pues me siento bastante cómoda conmigo misma. No es que presuma de ser una belleza, porque no me considero como tal. Sino que estoy bastante cómoda siendo sencilla porque no me agrada obtener la atención de las personas en ningún sentido especial. Es por eso que me resulta increíblemente inusual que aquel chico se haya "fijado" en mí.

Seguramente es solo uno de esos que se dedican a coquetear con cualquiera, sin importar quién demonios sea, cuantos años tenga, o cual sea su apariencia. Si no se fijó en Sophie, es porque ella no fue la tonta que se acercó a él ese día... ¿Creerá que en realidad era yo quien planeaba coquetear con él? Pfff, pobre. En definitiva no tiene idea alguna de quién soy yo...

- ¿Qué tal me veo? - Preguntó Soso una vez que ya habían acabado con su nuevo look, y yo levanté ambos pulgares.

- Seguramente te contratarán sin demora, y no por tener el apellido Galliani.

- ¡Sabía que de algún lugar las había reconocido! - Exclamó el hombre que costó el cabello de Sophie, y ambas nos miramos de reojo.- ¡Que tonta! Debí darme cuenta por vuestro acento. Ustedes son hijas de Monet. ¡Dios! Que vergüenza. - a pesar de ser un poco moreno, su rostro ardió enrojecido como si estuviese frente a Obama en persona. Eso me halaga, pero también incomoda un poco.

- ¿Podemos tomarnos un par de fotos con ustedes? - Suplicó una de sus asistentes, y obviamente no nos íbamos a negar.

Luego de unas cuantas fotografías y de esperar que todos subieran aquellas imágenes a Instagram, Sophie y yo fuimos a tomar algo en una cafetería antes de volver a casa. A pesar de que Marco no está, no podemos darnos el lujo de desaparecer por todo un día. Creo que ya le he dado demasiada libertad a mi hermana por hoy, y es hora de volver para retomar mi programa diario. Puede que ella no desee estudiar en la universidad, pero yo sí y, si realmente deseo entrar, debo ser la mejor. Necesito entrar.

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