Capítulo 19

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Mientras conducía de vuelta a mi hogar, no podía dejar de pensar en las palabras que oí por parte de su hermana:...

- Sé cuando estás enamorado de alguien.

Me esforzaba por actuar como si aquello no me importara en lo más mínimo. Durante todo el camino estuve repitiendo una y otra vez cuán estúpida sería si me llegaran a importar sus palabras. Jude lo negaba rotundamente, porque él realmente no siente por mí algo más que un amable y amistoso aprecio. ¿Él? ¿Enamorado? Lo dudo. Es como yo, no hay nada ni nadie en su vida además de sus ocupaciones.

Siento que fue un poco tonta mi manera de actuar y, aún más, desconisiderada. Tendré que llamarlo para disculparme una vez que haya vuelto a casa, porque creyendo ser la dueña y señora de la vida de los demás lo obligué a abandonar sus deberes simplemente para que me mostrara su estudio, y cuando quiso hacerlo hui como una tonta. ¿Qué diablos sucede conmigo? Siento vergüenza de mí misma.

¿Qué diría mi abuela? ¿Qué diría mi madre? Una vergüenza, totalmente...

Al llegar a casa sentí algo extraño, pero no desagradable. Al entrar La Donna e mobile sonaba a todo volumen por la casa, señal de que sorprendentemente Marco se encontraba de un excelente humor.

Sin ganas coloqué las llaves del auto y la casa sobre una pequeña mesa de mármol junto a la entrada y descolgué del hombro mi bolso para dirigirme a mi habitación donde lo pensaba guardar, pero un grito de alegría me tomó por sorpresa logrando que lo dejara caer al suelo junto a mis pies...

- ¡Ahí estás! - Exclamó realmente feliz con una sonrisa de oreja a oreja, y rápidamente se acercó a mí para tomar mis manera y obligarme a bailar al ritmo de un vals.- Oh, hermana mía. No sabes cuánto me alegra verte.

Me obligaba a bailar por todo el salón principal. Yo me encontraba tan confundida y espantada por su manera de actuar tan... inusual en él, que a duras penas podía reaccionar. No se me ocurría decir ni una sola palabra realmente coherente como para averiguar por qué o cómo es que se encuentra de este humor tan... preocupante.

Cuando finalmente me soltó, fue para tomar mis manos y besarlas ante mí con verdadero afecto... ¿Realmente es él?

- Bellísima. - Expresó con una sonrisa, pero yo no lograba encontrar una manera de corresponder a sus cumplidos y afecto. No estoy acostumbrada a ver esto, y mucho menos por parte de él.

- ¿Te encuentras bien? - Tuve que preguntar. Mi voz no sonó tan fuerte ni animada como la suya debido a que aún me cuesta adaptarme a su nuevo estado de locura, pero fui lo suficientemente clara como para lograr que él me entienda.

- ¡Perfectamente! Tanto que hasta yo me siento fuera de mí mismo, porque me he dado cuenta de que durante todo este tiempo he estado ocupando mi cabeza con pensamientos inútiles, molestos y vanos que felizmente dejaron de perturbar mi ocupada mente brillante y perfecta. - Expresó completamente orgulloso de sí mismo, por lo que no pude evitar lanzarle una mirada dudosa pero aún confundida...

- ¿Qué clase de pensamientos?

- ¡Ha! No lo creerías viniendo de mí. - Rodeó mi cuello con su brazo y comenzó a caminar para conducirme hacia la cocina.- No puedo creer que comencé el año de una manera tan torpe y descuidada por culpa de unos sentimientos inexistentes.

- ¿Sentimientos?

- Sí. Una razón realmente estúpida. Ella no es lo suficientemente importante como para obtener mi atención...

- ¿Ella? - Con cada frase yo no podía evitar sentir una gran desesperación por tener una silla cerca. ¿Mi hermano pensando en una "ella"?.- Desde cuando tú...

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