Capítulo 10

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Al cabo de una semana llegué a sentir que todo era mucho más agradable, y fácil de sobrellevar. La mayoría de los profesores son agradables, a excepción de esa amargada gárgola o, como Lucy suele llamarla: el buitre frustrado.

Jamás me consideré capaz de poder tener una relación agradable con alguien que no fuera algún miembro de mi familia, pero con el pasar de los días cada vez siento que Lucy me cae mucho mejor. Sí es un tanto... excesiva a veces y su personalidad es bastante particular, pero dejando de lado aquellos minúsculos "defectos", poco a poco te das cuenta de que es genial. Durante las horas de clases se transforma en alguien irreconocible, ya que es [sorprendentemente] casi tan aplicada como yo; pero una vez fuera del salón de clases, es como si volviera a la vida. Su humor me agrada bastante, y pienso que no me vendría nada mal reírme un poco más de vez en cuando...

Su hermano Luka tampoco me desagrada. Todos los días después de clases, mientras espero a Marco me quedo a charlar un momento con ambos. A pesar de ser tan opuestos en personalidad, se llevan muy bien. Y, a pesar de que Luka es bastante serio y apagado a simple vista, también es bastante agradable y gracioso.

No puedo creer que vaya a admitir esto, pero es posible tener una relación de amistad con alguien sin que pueda llegar a ser un estorbo o un contratiempo para los estudios. El ser la mejor de la clase y destacarme de entre los demás aún es mi mayor prioridad, pero he sabido organizarme bien y puedo tener una "vida social" sin retrasarme en mis deberes y obligaciones. Gracias a todo esto, poco a poco he dejado de sentirme tan... amargada y molesta por no haber podido estudiar en Europa como había soñado.

El único detalle es que no me he vuelto a cruzar con Jude luego de aquel tropiezo accidental en el pasillo luego de haber tenido mi primer clase. No es que eso me preocupe o me interese de alguna manera, sino que me resulta un tanto extraño nada más...

Al cabo de un mes, no solamente me llegué sentir más cómoda en la universidad, sino también más independiente. Últimamente Marco se ha estado comportando de una manera muy extraña y me ha cancelado en diversas ocasiones para ir a almorzar juntos, así que directamente en lugar de lamentarme por eso o quedarme sin comer, me gusta acompañar a Luka y Lucy al bar que pertenece a la universidad. O cuando Marco me advierte que se tendrá que quedar una o dos horas más de las habituales, voy a la biblioteca o al salón de arte y me tomo mi tiempo hasta que él me informe que es hora de irnos. A veces siento que debería averiguar qué le está pasando a mi hermano, pero aún soy cobarde para eso. Su humor me resulta tan extraño e inquietante que a veces estoy a punto de preguntarle qué es lo que le está sucediendo, pero afortunadamente llego a arrepentirme a tiempo. Si él tuviera las ganas de decírmelo, ya lo habría hecho; y si aún no ha revelado ni una palabra al respecto, tendrá sus razones.

Respecto a Sophie, cada día está peor. ¡La fama se le ha subido hasta las nubes! Como si antes no hubiese tenido la atención de los medios, ahora es aún peor. Todas las mañanas me obliga a levantarme a las cinco de la mañana para salir a correr por el barrio durante una hora simplemente porque necesita que alguien le controle los kilómetros. Luego se va al gimnasio y, según me ha revelado Julia el ama de llaves, no sale de allí hasta las nueve de la mañana cuando va a ducharse y prepararse para salir. Durante los fines de semana que Marco y yo estamos en casa, nos obliga a llevar una dieta saludable igual a la suya y también debemos realizar varias series de estrictas cesiones de ejercicio. Para él que siempre ha estado en buena forma, no es tan doloroso cumplir con las rutinas; pero yo que en mi vida he tocado una pesa o realizado algún ejercicio además de correr, trotar y saltar la soga, a duras penas puedo durar más de quince minutos...

- ¡Tienes bracitos de bebé, Co! Golpea ese maldito saco de boxeo y deja de quejarte. - Me pateó, ya que yo me encontraba tirada de espaldas sobre la colchoneta de goma, deseando estar en mi cama con un buen libro en mano, una taza de café y un buen tazón con helado bañado en salsa de chocolate.

Arte etéreo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora