Capítulo 31

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¿Qué tanto desea que me produzca simplemente para ir por un amigo al aeropuerto? No veo la necesidad de hacer demasiado ni exagerar. De todos modos el ya me ha visto de todas las formas posibles... está bien, no de todas las formas. Juro que no hicimos nada esa noche del viernes...

En fin; yo quería ir con el top negro que usó para dormir y un pantalón cargo grande que me gusta usar para estar aquí, pero me voy obligada a escoger algo más elegante. Por ello me puse una remera simple de cuello abierto color arena y pantalón ancho de vestir color blanco, junto con mis sandalias naturales favoritas y acabé por recoger mi cabello en una coleta alta. No sé para qué, ya que de seguro bajaré completamente despeinada por haberme dormido todo el viaje en auto, pero bueno. Lo que cuenta es la intención.

- ¿No crees que te encuentras demasiado producida simplemente para ir a buscar a Jude al aeropuerto? - Preguntó Marco al abrirme la puerta de la camioneta de nuestros padres, y yo subí de mala gana.

- Pregúntale a la abuela cuando volvamos. Es su culpa. - Balbucee aún medio dormida. Debí haberme tomado un baño al despertar, y no anoche antes de dormir.

La tranquilidad de la ruta y el sonido del motor de la camioneta me arrollaron durante todo el camino, y en un cerrar y abrir de ojos (por mi parte) ya habíamos llegado al aeropuerto. Yo estaba babeando allí sentada en el lugar del copiloto cuando Marco me sacudió para que despertara. No reaccioné de inmediato, pero al cabo de dos minutos ya había logrado descubrir cómo bajar del auto y comenzar a caminar hacia el interior de aquel lugar tan grande y lleno de gente que seguramente viene a Milano para pasar año nuevo.

Yo me aferré al brazo de mi hermano para caminar, ya que aún me costaba mantener la estabilidad. Pero creo que todo mi agotamiento y somnolencia se disipó cuando lo vi aparecer, saliendo del control de seguridad con su maleta y su bolso de viaje. Nuevamente mi corazón se aceleró y me separé de Marco. Quise correr hasta él para abrazarlo con todas mis fuerzas, como si no lo hubiese visto en meses, igual que la otra vez cuando se fue a New York; pero me contuve de hacerlo. No puedo reaccionar de esa forma con mi hermano aquí presente. Lo haré recién cuando estemos a solas en casa...

- ¿Qué tal el viaje? - Preguntó Marco sonriendo amable para con él, y le estiró su mano para estrecharla y luego darle un abrazo amistoso, al cual Jey correspondió de la misma manera.

Cuando dirigió su atención a mí las cosas se volvieron un tanto difíciles. Él parecía estar eufórico de volver a verme, y yo también de verlo a él, pero nos obligamos a contener la emoción para simplemente darnos un pequeño y corto abrazo sin nada de afecto, porque de seguro mi hermano habrá contado los segundos de contacto entre nosotros y luego me echará en cara el haberme sobrepasado de tiempo por exactamente dos milésimas de segundo.

- Es bueno verlos otra ves. - Hablaba pero casi ni dirigía si atención hacia Marco. No estaba aquí por él, sino por mí. Y no puedo esperar para que me dé mis obsequios de una ves por todas.

- Lo mismo digo. - Respondí.

- ¿Nos vamos? No quiero llegar tarde para el desayuno. Nuestra abuela preparará fluffy pancakes por primera vez para nosotros, y no quiero que nuestros malditos parientes se los vayan a comer. - Nos apresuró y caminamos de vuelta al auto junto con Jey, quien aprovechaba cada distracción de Marco para darme la mano o un beso en la mejilla.

A este chico sí que le gusta la adrenalina. No cualquiera arriesga su propia vida de esta forma todos los días...

Al llegar al auto, Jey ocupó el asiento de copiloto y durante todo el viaje ellos fueron hablando sobre noticias y un par de anécdotas de sus vacaciones hasta ahora, sin darme la oportunidad de opinar. Al no poder hablar, directamente me tiré en la parte trasera y volví a dormirme profundamente hasta llegar a la Villa. Un kilómetro antes de llegar, Marco me despertó lanzándome una envoltura de galletas. El muy imbécil me asustó, pero por lo menos eso me dio un poco de tiempo para volver a arreglarme y secarme la barba del rostro.

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