Intentaba despertar, pero cada centímetro de mi cuerpo se negaba a responder a mis órdenes. Poco a poco mis ojos intentaban abrirse, y lo primero que pude divisar fue una luz blanca sobre mí.
¿He muerto? Espero que sí.
De a poco fui recuperando el conocimiento, pero después de un momento comencé a arrepentirme de haber despertado totalmente. Aparatos estaban conectados a mi alrededor midiendo mis pulsaciones, y el suero conectado a mi brazo izquierdo. Y Marco se encontraba tendido junto a mí sujetando mi mano con fuerza a pesar de que parecía estar dormido. Sophie se encontraba acurrucada sobre un sofá al otro extremo de la habitación, y también se encontraba inconsciente.
Me siento muy extraña. Ni siquiera sé qué demonios sucedió, pero debió de haber sido algo realmente terrible para estar en esta situación.
Intenté incorporarme sobre la cama sin obtener éxito alguno. Lo único que logré fue despertar a Marco. Este me miró perplejo durante un instante, como si no pudiera creer que finalmente haya despertado. Sus ojos estaban rojos como si hubiese estado llorando durante horas. ¿Tan grave fue lo sucedido? Sé que me duele y no me puedo mover, pero no comprendo por qué se ve tan sorprendido de verme despierta.
- Hola. - Me obligué a sonreír. Incluso hablar era difícil.
- ¡Gracias a Dios! Oh Dios. - Exclamó con tanto entusiasmo que parecía estar a punto de echar a llorar nuevamente. Beso mi mano una y otra vez antes de inclinarse ante mi rostro para depositar otro beso sobre mi cabeza y mi mejilla.- No sabes cuanto me alegra de que estés bien. Por un momento creí que... - Se alejó para mirarme a los ojos, y sus pobres ojos verdes se llenaron de lágrimas una vez más. Como nunca antes rompió a llorar frente a mí y apoyó su frente sobre la mía.- Te amo tanto, Co.
- ¿Despertó? - Preguntó Sophie levantándose de aquel sillón de un salto, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba sobre mí llorando y besando cada centímetro de mi rostro.
- Ay. - Gemí al sentir la rodilla de Sophie incrustándose en mi pierna derecha.- ¿Que sucedió?
- ¿Por qué no me habías mencionado que aquellos dolores de cabeza eran migrañas? La fatiga, la dificultad para respirar. ¿Sabes la suerte que tuve al traerte al hospital a tiempo? - Marco me retaba por alguna razón que desconozco. No entiendo ni media palabra.
- ¿Migrañas? ¿Fatiga? Sí, pensé que era debido al estrés...
- Co, estuviste a punto de sufrir un paro cardíaco. Después de haber charlado unas cuantas veces con los doctores, creemos haber llegado a la conclusión de que tu problema cardiovascular podría ser hereditario. Aún no se han hecho completamente los estudios si podrías estar en riesgo de padecer secuelas o incluso sufrir nuevamente un segundo ataque en el futuro. Lo bueno es que tus síntomas nos advirtieron a tiempo de lo que estaba sucediendo. Extrañamente has comenzado a padecer de estos problemas a una edad demasiado temprana, pero en parte eso no es demasiado "malo" en sí ya que tus fuerzas son diferentes y tienes más probabilidades...
- ¿Probabilidades de qué? - Pregunté con voz débil y preocupada, pero lo ignoró.
- Estuviste inconsciente durante tres días. - Expresó Marco tan alterado que yo apenas podía asimilar tanta información.
La madre y la abuela de mi madre, al igual que algunos otros parientes por parte de ella murieron debido a un ataque al corazón. Yo jamás me puse a pensar que esa podría ser una complicación hereditaria, y mucho menos que me fuera a tocar precisamente a mí padecerla. ¿Se supone que es algo bueno o malo averiguar este tipo de cosas a esta edad? Definitivamente mi vida se ha jodido sin siquiera haber comenzado en realidad.
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Arte etéreo
RomanceQuizás ella no sea la típica chica nerd que se enamora del más sexy del instituto; o la "don nadie" que de un día para otro se convierte el en centro del universo; o el pobre patito feo que al quitarse sus gruesos lentes de aumento se convierte en u...