Capítulo 22

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Al volver a casa luego de haber pasado casi toda la tarde hasta la noche con Luka, pensé en sus palabras cuando le conté sobre la tonta discusión entre Marco y yo esperando que las cosas se arreglaran tan fácilmente como suelen ser entre él y Lucy, pero no fue así. Es más, se mantuvo encerrado en su estudio desde que llegué, y cuando fui a buscarlo en su habitación a la mañana siguiente, descubrí que no había dormido allí sino que seguía encerrado en el estudio, y permaneció encerrado en él el resto del domingo.

Claro que se me cruzó por la cabeza ir por él a su estudio y arreglar las cosas antes de que se fueran a peor, pero el solo hecho de que él no desee siquiera salir me hacía pensar que realmente desea evitarme. ¿Como puede ser así? Él... yo... pensé que era su hermana favorita. Después de todo lo que ha hecho Sophie, él jamás fue tan cruel como para negarse a verla en más de veinticuatro horas.

Me sentía tan mal que por un momento pensé en salir de casa y ver a Jey, hablar con él y descargarme, pero después de lo que estuvo a punto de suceder entre nosotros no me sentí capaz de dar la cara. También pensé en llamar a Luka, pero nada mal lo estaría molestando con problemas que seguramente no le interesarían. Ya tiene demasiadas cargas personales como para que alguien como yo desperdicie su valioso tiempo con tonteras personales. No digo que esté asunto sea una tontería para mí, sino para lo demás. Ni siquiera puedo hablar con Soso, porque ella está tan adentrada en su propio mundo que está vez la que acabará perdiendo su tiempo, seré yo.

A la anochecer ya muy tarde, me quedé dormida sobre mis libros y cuadernos que se encontraban esparcidos sobre mi cama. Había intentado estudiar para despejarme un poco, pero al repasar tantas veces mis últimos apuntes de cada materia creo que me quedé dormida. Hasta que alguien en particular me despertó...

Posiblemente hayan sido las tres o cuatro de la mañana, cuando sentí que alguien me acomodaba bien sobre mi cama y quitaba todos mis cuadernos de ella. Me costó un poco divisar quien era porque aún me encontraba algo dormida, pero gracias a ese perfume masculino supe exactamente de quién se trataba. Marco se había tomado las molestias de pasar por mi habitación a verme, y seguramente al verme dormir tan incómodamente sobre mis cosas él se tomó la molestia de acomodarme.

Quería obligarme a mí misma a despertar para poder hablar con él. Quería juntar las fuerzas suficientes como para disculparme con él a pesar de que yo no había hecho nada malo, porque esta vez mi relación hermano-hermana con él es mucho más importante que el orgullo. Pude sentir como él se inclinaba frente a mí y depositaba un tierno beso sobre mi frente, y la acariciaba como si fuera una niña pequeña a sus ojos. Quizás sea por esa razón que le cuesta tanto verme crecer y salir a hacer cosas que son comunes a mi edad, porque él, aún que tenga veinte años de edad, siempre me verá como la pequeña odiosa que siempre se unía a él para hacer todo tipo de travesuras y maldades.

- Lo siento. - Logré susurrar de manera casi audible. Afortunadamente él aún se encontraba cerca de mí y logró oír mis palabras, porque al abrir mis ojos pude verlo sonreír. Llevaba puestas sus gafas de aumento, las cuales son bastante similares a las mías. Seguramente está agotado de usar esos incómodos lentes de contacto. Pero prefiero verlo así, ya que de esta forma luce mucho mejor. Los ojos verdes que heredó de nuestro padre se aprecian perfectamente en él.

- No, yo lo siento. - Murmuró cerca de mí. Yo me senté sobre mi cama para hablar con él, ignorando la hora y el hecho de que en tan solo un momento tendremos que ir a la universidad.

- Creí que no querías verme. -Me costó mucho decir eso sin quebrarme, pero creo que todos mis esfuerzos por evitar llorar serán en vano ya que él tomó la iniciativa se sentarse a mi lado y abrazarme con todas sus fuerzas. Obviamente le correspondí al abrazo, porque personas como él y como yo no solemos hacer esto con regularidad... mejor dicho, nunca lo hacemos; y es por esa razón que cada abrazo sincero debe apreciarse como tal, ya que verdaderamente no existe demostración más pura que esta.

- No digas eso. - Susurró también con voz suave y quebrada, mientras acariciaba mis brazos de arriba hacia abajo.- Yo... no quise ser tan cruel contigo. Es solo que no... no es...

- A veces pienso que te decepciona saber que yo no puedo lograr ser tan perfecta como tú. Sé que te cuesta asumir que he llegado a descubrir que ciertas cosas que antes no conocía o no disfrutaba, ahora me agradan. Comprendo cuán difícil debe de ser para ti pensar que lo mejor para mí futuro es no perder de vista mi meta de obtener un buen título, una buena carrera, y una verdadera profesión, pero en la vida hay cosas muchas más cosas por hacer. No digo que sean más importantes, pero está en la naturaleza del ser humano comenzar a conocer otros seres de nuestra misma especie; y teniendo en cuenta que hace no mucho tiempo me dijiste que me ibas a otorgar un poco más de libertad, pensé que... quizás podría comenzar a tener amigos. Ni siquiera deseo formalizar con alguien o tener una relación amorosa, sino que simplemente deseo tener a alguien con quien hablar y expresarme en tu ausencia. -Pude decir con total valentía. Y estoy bastante segura de que él ha prestado atención a cada palabra salida de mi boca, solamente que le está costando mucho responder a eso.

- Lo sé. - Finalmente dijo después de un minuto.- Yo... sé que es lo que te dije antes, pero... -Por primera vez en la vida Marco no puede realizar una oración completa y perfectamente bien pensada, y eso me conmueve aún más.- Pero al verte y oírte hablar con Jude de una manera tan amigable, llegué pensar que quizás estabas intentando coquetear con él. En ese instante muchas cosas comenzaron a dar vueltas en mi cabeza, y desde ahí me sentí muy molesto. No quise decir nada en ese momento, porque él me cae muy bien y quizás haya una posibilidad de que si algo llegara a suceder entre él y tú, me permita asumir que ya no eres una niña. Pero cuando mencionaste que saldrías con otro chico totalmente diferente... un artista que no se dedica a nada más, cientos de cosas comenzaron a cruzarse por mi mente. Te vi a ti en un par de años, abandonando tus estudios para irte con alguien igual a él y que, a pesar de ser aparentemente feliz, los problemas comienzan a atormentarte por la falta de dinero que necesitas para mantener la vida tan cómoda a la que estás acostumbrada a tener, la frustración que llegarás a sentir, el dolor y el sufrimiento a causa del arrepentimiento... Me enloqueció. - Expresó con tanta emoción en su voz que un par de lágrimas se resbalaron por mis mejillas para caer sobre su camisa clara.

- Mamá y papá no pasaron tanto tiempo con nosotros cuando éramos pequeños, como el que pasamos tu y yo desde el día en que naciste. -Continuó hablando.- Por ello creo que me agobia mucho más el saber que cada decisión o acción que podrías llegar a tomar, podría llegar a afectar tu futura felicidad de alguna forma. Sophie es completamente independiente y ambos sabemos muy bien que ella nació para hacer las cosas tal cual como las desea, y tú no. Eres capaz de hacer muchas cosas; de enfrentar a la personas y razonar de manera lógica y coherente, pero aún desconoces lo que es sufrir por culpa de los demás. Tu siempre has vivido encerrada en casa de mis padres y solamente llegaste a conocer personas de confianza para nuestros padres hasta cierto grado, y nunca tuviste la oportunidad de conocer y enfrentar al tipo de personas que habitan en el mundo para voltearte tan solo porque sí. Entonces creo que llegarás a comprender cuanto puede llegar a traumarme el saber que alguien alguna vez pueda hacerte cualquier daño irreparable...

- No existe nadie capaz de causar daños irreparables. Con el tiempo, todo mal es borrado, todo daño se repara, y todo pasado es remplazado. - Concluí sintiéndome inspirada. ¡Ha! Y dicen que el ingenio no puede brotar cuando un alma se encuentra agotada.- Y siempre voy a depender de ti de alguna forma. Quizás en un futuro aún viva contigo para hacerte compañía como de pequeños, como también puede que no. Y si alguien llegara a hacerme algún tipo de daño, una de las primeras personas a las que voy a recurrir será a ti, porque adoro tus consejos y recibir tu apoyo incondicional; tal como seguramente pienso que harás tú conmigo... - Dije y lo miré a los ojos. Estaba sonriendo, porque de seguro llegó a pensar en sí mismo recurriendo a mí para obtener consuelo.

- Por supuesto que sí. ¡Ha! Veo que también se te ha pegado mi habilidad con las palabras... o quizás se deba mayormente a la lectura. Me enorgulleces demasiado. - Sonrió aún más ampliamente y me abrazó con fuerza una vez más, mientras yo cerraba mis ojos y disfrutaba de tener a mi hermano mayor una vez más como mi mayor confidente, mejor amigo y ejemplo a seguir.

- Te amo, Marco.

- Y yo a ti, hermanita. - Y depositó un beso más sobre mi cabeza, pero no se fue; sino que se quedó un rato más para charlar un poco sobre algún tema diferente al que acabamos de tratar. Quizás algún artículo interesante recientemente leído en algún libro, alguna anécdota, noticia o lo que fuere. Es la primera vez que ni a él ni a mí nos importa estar bien descansados para amanecer e ir a la universidad temprano por la mañana.

- Y... ¿Realmente llegaste a pensar que Jude era un buen pretendiente para mí? ¿Por qué? Él también es artista. -Quise saber por mera curiosidad más que nada. No es que desee asegurarme de nada ni calcular opciones, sino que tengo algo de curiosidad por saber qué es lo que piensa en realidad respecto a él.

- Pues... pienso que ese chico realmente reconoce qué es más importante. Quizás se dedique a pintar, pero por diversión y placer. Es su pasatiempo, y no su profesión. Él sí piensa tener un verdadero futuro, y estoy seguro de que si tú y él llegaran a formalizar en un futuro lejano (muy lejano, porque aún eres demasiado joven), él se encontrará en todas las posibilidades de otorgarte todo lo que te mereces y mucho más. Mis padres no criaron a una chica con tan buenos modales en una familia tan tradicional para que acabes viviendo en un tonto departamento en alguna ciudad de Estados Unidos. Por lo que Jude me contó, su familia posee propiedades en Reino Unido y, teniendo en cuenta en donde aquí, seguramente deben de ser casas muy elegantes en las mejores zonas residenciales, incluyendo la ciudad. ¿No es lo que siempre has querido tú? Permanecer en Europa. Quizás Reino Unido no se encuentra a dos kilómetros de Italia, pero estarás ahí y de vez en cuando nos veremos mucho más seguido que si estuvieses aquí en California o New York como desea Sophie...

- Jude es un chico increíble y realmente me agrada. Su personalidad es... única. Realmente lo considero alguien impresionante, pero no estoy interesada en él; y mucho menos ahora que sé que recién voy a poder formalizar en una relación a una edad más madura. Pero... créeme que si yo llegara a fijarme en alguien, sea quien sea, creo que no me importará demasiado saber si posee o no una cada en París, Reino Unido o España; si posee o no dinero; si proviene de una familia prominente y de buen nombre; y si tendrá o no el dinero suficiente para darme con todos los gustos a los que estoy acostumbrada a tener. Lo único que me convencerá, será su personalidad, su inteligencia, y su manera de tratarme, porque pienso que eso es lo que en realidad importa. ¿No lo crees? - Llegué a esa conclusión, pero estoy segura de que no logré convencerlo demasiado. O, por lo menos, no como esperaba...

- Claro que eso también importa. Pero ¿Para qué preocuparse ahora? Eres joven y tienes mucho tiempo para lograr grande cosas por ti misma. - Me apretó una vez más contra su cuerpo, y luego me liberó. Se puso de pie ante mí, y revolvió mi cabello suavemente como despedida.- Debes dormir. En una hora volveré, así que aprovecha cada segundo.


- Duerme bien, odioso. - Sonreí finalmente feliz por poder dormir en paz.


****


Desperté en poco tiempo. Evidentemente mi cuerpo necesitaba cada segundo de descanso, porque desperté exactamente a las seis para tomar una ducha y luego vestirme para bajar a preparar mi desayuno. Me encontraba de tan bien humor, que me sentía capaz de utilizar un atuendo osado (para mí).

Escogí un top de mangas cortas tan corto que solamente llega a cubrir hasta diez centímetros de mi ombligo, pero lo usaré con un pantalón de Jean con tiro lo suficientemente alto para cubrir ese espacio "al aire". Tomé mis botas negras y un cardigan natural y bajé para comenzar a preparar mi desayuno, así me ahorro un poco de tiempo.

Mientras la cafetera preparaba mi café y el de Marco y la tostadora hacía su trabajo con el pan de centeno, yo ataba los cordones de mis botas. Al acabar, corrí para sacar del refrigerador un par de mermeladas, dulces para guardar en mi bolso y comer en la universidad y también embutidos para acompañar con mis tostadas.

Cuando oí el sonido de la tostadora y vi saltar mis tostadas dentro de ella, quise ir rápidamente para colocarlas sobre un pequeño plato de porcelana y llevarlas a mesa, pero al mismo tiempo mi teléfono comenzó a sonar. En el intento de hacer ambas cosas a la vez, contesté la llamada y maldije en voz alta sin darme cuenta por haberme quemado con la maldita tostadora.

- Me lleva el... - Me detuve antes de soltar algo más, y vi el nombre de Jey escrito en la pantalla bajo su foto (la cual le tomé desprevenido en la biblioteca como la gran acosadora que soy). Quería que la tierra me tragara por haber sido grosera.- ¿Hola? -Intenté sonar lo más suave y tranquila posible, pero hasta aquí puedo sentir su sonrisa divertida e incrédula.

- No te había oído maldecir antes. Creí que en realidad no conocías esa palabra...

- Lo siento. -Expresé apenada, pero creo que no tanto como debería. Hasta a mí me resultó gracioso de oír.- ¿Como estás?

- Desayunando solo. Ginny sigue dormida... ¿Y tú? Ayer te llamé, pero pensé haberlo hecho en un muy mal momento ya que no contestaste y no quise insistir. ¿Todo se arregló entre tú y tu hermano?

- Todo excelente. Ayer... fue un día difícil, pero luego todo se arregló, por suerte... - Intentaba hablar mientras me servía el café en una taza y le colocaba un poco de crema y chocolate simplemente por golosa. Luego me dirigí a la mesa para comenzar a comer todo.

- Me alegra saberlo. Eh... deseaba preguntarte si deseabas que yo pasara por ti el día de hoy y así poder llegar juntos a la Universidad. Luego por la tarde quiero invitarte a tomar algo en mi casa, aprovechando la ausencia de mi hermana...

Al oír aquello mi corazón dio un salto y por poco me ahogo con el café caliente. ¿Me conviene hacer esto? La última vez fue su hermana quien me salvó de hacer una estupidez, pero si está vez ella no estará en casa... Aún que en realidad no debería preocuparme ya que no hay nada que pueda a ponerme emocionalmente inestable. Lo del otro día fue nada más que un simple momento de debilidad en el que no era consciente ni de mí misma, y no volverá a suceder.

- Por supuesto. En un momento estoy lista.

- Excelente. Te enviaré un mensaje cuando esté por llegar.

- Bien. ¿A dónde se irá tu hermana?

- Esta mañana tomó un avión a New York para ver a nuestra madre. Piensa confesar todo lo que en realidad estuvo haciendo durante estos años, aún que supuestamente creo que ya debió haberse dado cuenta. No es estúpida, porque sabe perfectamente que su carrera dura siete años y este año debió haber terminado.

- Hmmm quizás piense que no ha logrado graduarse por algún problema a la hora de rendir sus exámenes.

- No lo sé, pero estoy seguro de que sea como sea no le irá bien. Nuestra madre es una mujer muy tolerante, siempre y cuando no le ocultes algo ni te atrevas a mentirle... Da miedo.

- ¡Ha! Eso me recuerda a alguien bastante conocido para mí...

Mi madre.

- Buen día. - Saludó Marco de forma apresurada, y rápidamente se sirvió un poco de café puro sin agregar nada más para tomarlo de un solo trago. No debe de estar tan caliente, pero sí bastante fuerte porque la expresión en su rostro era completamente reveladora.- Demonios. ¡Adiós! -Me robó la tostada con mermelada que estaba a punto de llevarme a la boca, y luego de depositar un beso en mi mejilla, se fue.

- ¿Ese fue tu hermano? -Preguntó Jey a través del teléfono.

- Sep, y ya se fue. Parecía muy apresurado, y eso que aún es temprano. Seguramente necesita ir a la biblioteca antes de clases, porque siempre es así... Otro que me recuerda a alguien más, pero creo que tú sí sabes a quién me refiero esta vez. -Sonreí divertida, y oí una pequeña risa de su parte.

- Sí, sé quién es. Me agrada ese chico, y eso que no suelo darme con las personas...

- Me he dado cuenta de eso, o de lo contrario no huirías cada vez que Lucy y Luka se acercan a mí.

- Yo no llamaría eso "huir", sino más bien es respeto a ustedes ya que no me agrada molestar.

- ¿Tú? ¿Molestar? Mi hermana es molesta, tú eres asocial.

- ¡No soy asocial! Me llevo bien con tu hermano.

- Eres completamente asocial. Morirás solo... quizás conmigo, pero es casi lo mismo. - No sé por qué diablos dije eso, pero se me salió. Espero que no lo haya tomado de alguna manera extraña.

- Es un gran consuelo... En fin; estoy a punto de salir de casa. No puedo conducir mientras hablo por teléfono...

- Yo sé que tú posees un lado gánster que te incita a manejar mientras conduces. ¡Suéltate!

- Mi lado gánster me incita a hacer otro tipo de cosas, no a morir.

- Luego yo soy dramática...

- Eres una novela de romance mexicana en toda su esencia.

- ¿Cómo sabes tú cómo son las novelas mexicanas?

- ¿Olvidé mencionar que crecí con mujeres y a una de ellas le agrada el español, las novelas y México?

- Hmmm... un poco. No me digas que veías novelas mexicanas con ella.

- No, pero de solo oír lo que comentaba y cómo se quejaba de lo que estaba sucediendo, me sentía estresado. En fin; ahora sí voy por ti...

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