Capítulo 36

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Después de comer, Alice y Ginny se encerraron en la sala de cine para ver películas, y tanto Jude como yo aprovechamos para prepararnos y salir.

Cambié mi atuendo principal por el vestido color arena que separé en mi bolso, y sustituí mis zapatos por un par de sandalias cómodas para caminar en la arena. Una vez lista, bajé al salón principal para encontrarme con Jey, quien ya estaba listo luciendo una camisa estampada con flores, pantalón de baño, zapatillas y lentes de sol oscuros.

- ¿Lista? - Sonrió ampliamente al verme bajar y se quitó los lentes por un momento para admirar mejor mi atuendo.

- Por supuesto. - Sonreí ampliamente y ambos salimos de casa para subir al Jeep de Jude y emprender la marcha.- ¿Sabes? Tengo una duda. ¿A dónde iremos? Espero que no haya demasiada gente...

- Descuida. Sé exactamente a dónde ir y no habrá nadie que nos moleste.

- ¿Y cómo sabes tu hacia dónde ir si jamás has ido a la playa?

- Investigación, estudio, lectura, y tengo una muy buena confidente que en muy poco tiempo se aprendió de memoria los mejores lugares a donde ir si deseas estar solo y en paz con alguien más...

- Y... ¿Esa persona se parece a mí en algunos aspectos?

- Físicamente, sí. -Sonrió divertido, pues yo me había dado cuenta exactamente de quién se trataba. ¿Quién más podría ser? No dudo que también le haya dicho qué comprar para comer después...

Durante el viaje fuimos tranquilamente con los vidrios abajo, la radio bien fuerte y yo iba apreciando el paisaje con la mano afuera para sentir el viento. Antes de salir a la ruta nos detuvimos en una tienda para comprar bebidas y unos cuantos snacks para picar después, y para comer durante el viaje y hacerme feliz compró un gran helado de cereza con frutas y pedazos de chocolate. Me sentía como un niño yendo a un parque de diversiones; entusiasmada y contenta.

Él conducía tranquilamente y en silencio. De vez en cuando cantábamos alguna que otra canción de la radio, pero no hablábamos sobre nada en particular. Creo que, al igual que yo, él disfruta del momento. No es que no tengamos nada de qué hablar porque siempre tenemos algo de qué hablar, pero ahora lo mejor era disfrutar del viaje en silencio.

Después de casi cuarenta minutos, llegamos a una playa bastante alejada pero muy agradable. No la conozco por nombre, pero sé que no cualquiera suele venir aquí debido a la distancia. A la mayoría les es más conveniente ir a las más cercanas de la ciudad ya que pueden llegar allí a pie y tener tiendas de comida a mano, pero creo que a mí me gusta mucho más aquí. Sin personas, sin ruido, sin nadie más que nosotros a kilómetros de distancia...

Jey estacionó lo más alejado posible de la ruta y, una vez que nos encontramos en un lugar estable, bajó las cosas para poder sentarnos sobre el arena. Y disfrutar del fresco viento de la tarde. Extendió una gran toalla ante nosotros, y allí se sentó invitándome a estar a su lado y comer lo que compramos al salir.

- Por el momento no me desagrada del todo. - Tomé un bote de protector solar para cubrir con él cada centímetro de mi piel descubierta, mientras el me observaba a través de sus lentes y con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

- Opino lo mismo. Es más, me agrada lo que veo. Podría plasmar esta imagen en un cuadro. - Comentó antes de llevarse unas papitas picantes a la boca, y yo lo miré frunciendo el entrecejo.

- Espero que te refieras a la arena, el agua, y el cielo... -Lo miré con el señor fruncido y este bajó sus lentes un poco para mirarme directamente a los ojos de manera divertida y pícara, de alguna forma. Luego, dirigió su atención al mar.- Acabas de comer, por lo que deberás esperar una hora para meterte al agua, niño. - Pude percibir sus intenciones.

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