Capítulo 11

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No suelo hacer esto con regularidad, pero al volver a casa, luego de haber tomado una refrescante ducha de agua helada, me sentí apenada de haber sido tan grosera con Jude sin razón alguna... y también que tenía la chaqueta abierta frente a él, así que podría decirse que pagué mi mal comportamiento con el pesar de conciencia y la vergüenza que siento ahora mismo.

- Tenlo tienes bien merecido. La abuela Rossa en mi lugar te habría tirado de las orejas por maleducada. - Me regañó Sophie antes de que Marco llegara, y estaba en lo cierto.

Con lo obsesionada que está en que yo consiga pareja... No es que esté pensando en salir con él, sino que al ser un chico y yo una chica... Creo que lo mejor es no intentar aclararlo o será peor.

El lunes al llegar a la universidad, tuve que esforzarme por mantener la cabeza en donde debía estar: en la clase. Estaba decidida a toparme "casualmente" con Jude para disculparme con él, aún que se me vaya a caer la cara de vergüenza. Porque seré aburrida, frustrada, odiosa y muchas otras cosas más, pero jamás una grosera maleducada.

Pensé que a la hora del almuerzo sería el mejor momento para buscarlo, pero... ¿Donde podría estar? Quizás en la biblioteca. Si me retiro de mi última clase de la mañana al instante en que está haya concluido, quizás llegue a tiempo para encontrarlo allí o... ¿Cuales son sus materias? Debo averiguar cuál es su salón.

- Hey, Lucy. - La codee para obtener su atención, y de paso para despertarla por se estaba quedando dormida con la aburrida explicación de El cuervo.

- ¿Ah? ¿Qué? - De le escapó con voz fuerte, y eso llamó la atención del buitre.

- ¿Algo interesante que compartir con la clase, señorita Bloom? - Dijo, y todos dirigieron su atención a ella.

- ¿Yo? No - Respondió descaradamente.- Comentaba a mis compañeros lo fácil que resulta comprender la teoría con sus explicaciones.

Es una maldita descarada. Varios tuvieron que cubrir sus bocas para no reír, porque sabían muy bien que esta materia con esa mujer como encargada de impartirla, era un martirio.

- ¡Excelente! Entonces no le molestará entregarme sus apuntes y retirarse de la clase el día de hoy. - Golpeo su escritorio al dejar el pequeño trozo de tiza que tenía en la mano, y luego la extendió para que Lucy se acercara a entregarle su cuaderno.

Todos se quedaron en silencio sin decir ni una palabra más, asustados de que por alguna razón se le ocurra hacer una expulsión colectiva y se atreva a correr a más de la mitad del salón. Pero Lucy no parecía para nada disgustada, triste ni preocupada por eso. Es más, descaradamente recogió sus cosas para salir de allí; y justo en ese momento se me ocurrió una gran idea.

Escribí rápidamente en un pequeño papel: "Averigua los horarios de cuarto año de Ingeniería M. Y envíame un mensaje.", y se lo entregué disimuladamente sin que el buitre me viera.

Ella se acercó, le entregó su cuaderno alegremente sin dejar de sonreír y se retiró como si le hubiesen dado un premio honorario.

- Para el que también desee burlarse de mí clase, ya sabe qué debe hacer. ¿He hablado claramente, Señorita Galliani? - Se dirigió a mí, y mi corazón dio un salto de terror.

- Sí, señora. - Me obligué a responder, a pesar de que no he hecho ni dicho nada malo. ¿Cual es su manía conmigo?

Afortunadamente la vieja loca continuó dando su clase normalmente. Ninguno en el salón puede siquiera respirar con normalidad, por si a ella se le ocurría sacarlo por distraer a la clase con su fuerte respiración.

Al cabo de diez minutos, sentí mi teléfono vibrar en el volvillo de mi chaqueta y cautelosamente lo saqué. Era un mensaje de Lucy con una imagen tomada desde su celular a los horarios no solamente de las materias que tenían los estudiantes de ingeniería mecánica, sino exactamente los horarios de Jude Hall. Esta chica es inteligente, y agradezco a Dios por eso; aún que... ¿Como diablos hizo para conseguirlo? Luego me encargaré de averiguarlo.

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