Capítulo 39

882 99 8
                                    

Cada día durante una semana fue una terrible tortura con Sophie y sus dramas. Actuando así me recuerda perfectamente a mi madre cuando los cables en su sistema hacen cortocircuito.

Es molesto a veces estar haciendo algo en particular y que ella se acerque a ti suspirando y gimiendo para abrazarte. Marco la tolera un poco más que yo, porque mi humor es mucho menos tolerante. Creo que él aún siente lástima por lo que le sucedió.

Cuando se enteró que habían despedido de la agencia a ambos chicos, no cabía la felicidad en ella. Como si hubiesen llegado las fiestas antes, daba saltos por todos lados mientras hablaba por teléfono con sus demás amigas. Al cabo de dos semanas después de lo sucedido con Jacques, llegó con un chico nuevo a casa totalmente diferente a los anteriores, y tanto Marco como yo nos miramos seriamente sin poder creerlo. Obviamente que ambos los limitamos a no comentar nada al respecto, pero a la vez no podíamos evitar sentirnos agotados de solo pensar que con Sophie las cosas siempre iban a ser así.

Aún que creo que este chico nuevo no me desagrada tanto ni tiene ese "no sé qué" desagradable que tenía Jacques. Este chico se llama Darwin, y parece bastante simpático. Obviamente es modelo, pero suena inteligente al hablar y no como un total engreído. Obviamente es lindo; no posee ese toque "Wou" que te hace babear cuando lo vez, pero tiene su atractivo.

Quien sabe. Quizás esta vez Sophie haya acertado al escoger.

- Es agradable. Tiene un "algo" que te resulta agradable cuando lo conoces, y por lo que cuenta Sophie sobre él me recuerda mucho a ti. - Comenté a Jude mientras me recogía de la universidad una tarde.

- ¿En qué sentido?

- En lo denso e insistente. Él ya había intentado invitarla a salir muchas veces, pero la tonta aún estaba con el bastardo y no lo aceptaba. Bien se enteró de lo sucedido, no perdió la oportunidad de buscarla una vez más. Eso suma puntos...

- Bueno, quizás ahora sí haya encontrado alguien para ella y no deba volver a pasar por lo mismo que la otra vez...

- Sí. Ya me debe una muy grande la muy maldita porque a causa de ello tendré que ser la cara de la revista Time del mes de Julio. - Gruñí, y él soltó una pequeña risa divertida.

Llegamos a mi casa nuevamente, y aprovechando que no había nadie en casa esa vez subimos a mi habitación un momento y nos recostamos sobre mi cama. Realmente necesito descansar un momento. Me siento terriblemente fatigada, como si mis energías se mantuvieran todos los días a la altura de diez por ciento y ni siquiera durmiendo casi seis horas se pueda elevar.

Nos acomodamos de tal manera que yo podía apoyarme sobre su pecho, y él con mucho cuidado acariciaba mi cabello y tarareaba para mí. Eso me relajaba bastante, a decir verdad. Me gustaría mucho permanecer de esa forma durante todo el día, pero desgraciadamente no podrá ser posible. En dos horas llegará Marco y tendremos que estar abajo trabajando.

Ahora que me doy cuenta extrañamente, Jude jamás me contó que sucedió en realidad con esa galería en España que deseaba tener sus cuadros...

- Jey ¿Qué sucedió con ese hombre que deseaba una muestra de tus cuadros en España?

- Le envié faxes con las fotografías de cada una de ellas y hasta el momento no me ha llamado. Quizás no le hayan gustado tanto como esperaba. No lo sé. - Se encogió de hombros fingiendo no darle demasiada importancia, pero por su tono de voz puedo percibir que en realidad sí le afecta.

- Yo te compraría todos y cada uno de tus cuadros, pero no sabría donde ponerlos. En esta casa de por sí no posee un estilo que se pueda decorar con demasiadas cosas...

Arte etéreo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora