Capítulo 24 (Especial)

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Me encontré con Jey en la biblioteca para retirarme con él en su auto e ir a su casa, pero me encontraba tan feliz que no pude evitar saludarlo con un fuerte abrazo. Me siento tan feliz de saber que ese par de víboras tuvieron su merecido, que hasta podría besarlo aquí y ahora ante todo el mundo.

Le sorprendió bastante mi reacción (obviamente), pero después de haber oído la historia relatada por mí, se quedó completamente sorprendido.

- Es increíble que de hayan atrevido a hacer algo así. Es... ¡Indignante! Ruin. Completamente... ¿Por qué? -Exclamó mientras caminábamos a través del campus tan molesto como lo estuve yo esta mañana.

- Vi mi entera vida pasar frente a mis ojos cuando esa mujer me dijo que me había suspendido de su materia. -Cubrí mi rostro con ambas manos de solo recordar lo terrible que me sentí en ese momento.- Por suerte todos mis compañeros hablaron por mí. Realmente sentí que me iba a desmayar. ¿Te imaginas qué hubiese dicho Marco si se enteraba que me habían suspendido? ¿Y qué sería de mí si me llegaran a expulsar de la universidad? Quizás esté siendo dramática, pero creo que se debe a la importancia que posee esto para mí.

- No, yo te comprendo. -Confirmó seriamente. Realmente se veía molesto de saber que ese par de tontas se atrevió a gastarme esa broma.- Si yo fuera el decano, las habría expulsado a ambas por haber ideado una cosa tan ruin. Estoy seguro de que la intención detrás de todo eso era hacer que te expulsaran. No fue una simple "broma".

- Ya lo sé... Bueno, ya no vale la pena sentirse molesto por ello. Ellas obtuvieron su merecido, al igual que aquel buitre maldito, y yo continuaré con la carrera normalmente. - Sonreí ampliamente ante él, lo cual colaboró para que su rostro se ablandara.

- La profesora Antoine es una mujer desagradable. También se empeñó en hacerme las cosas difíciles en mi segundo año aquí. Sin querer, un día derramé el café que estaba bebiendo sobre su espalda. Hacía días que no había podido dormir más de cuatro horas por día y necesitaba beber el café completamente puro cada hora para sobrevivir. Tropecé por culpa de un idiota que se cruzó en mi camino y el café derramó sobre ella. Por poco hace que me expulsen...

- No comprendo cual es su problema en realidad. Yo no le he hecho nada, y aún así ha mantenido sus ojos sobre mí a cada segundo.

- Seguramente siente envidia de ver que eres sorprendente, inteligente; una persona agradable de ver y aún más de conocer, mientras ella es una mujer solterona y desagradable sin posibilidades de cambiar su vida a estas alturas...

- Hmmm... ahora me siento un poco mal por ella. - Hice una mueca sintiéndome realmente culpable.- Eso debe de ser horrible. Solamente llegué a imaginarme en un futuro como una persona desgraciada y preferí morir antes que vivir de esa forma, por lo que no me imagino la tortura que debe ser tener que realmente vivir con eso todos los días de tu vida...

Por un momento perdí por completo mi felicidad, debido al amargo sentimiento de culpa por haberme sentido bien de ver su rostro de incredulidad cuando el decano apareció para defenderme, y por haberle colocado un sobrenombre tan grosero. No digo que vaya a cambiar mi aspecto físico simplemente para que ella no vaya a sentirse tan mal consigo misma ni que vaya a dejar de esforzarme por sobresalir en cada materia, pero sí debo cambiar mi actitud con ella y ser mucho más amable. Quizás así pueda ganarme su voluntad, como también pueda obtener un desprecio mayor de su parte, pero eso ya será definitivamente su problema. En ese caso, yo ya no tendría que preocuparme más ni sentir culpa alguna.

- Eres increíble. - Dijo Jey pensando en voz alta y negando con la cabeza al mismo tiempo, pero yo lo escuché.

- ¿Por qué? -Deseé saber, y él me miró a los ojos sin dejar de sonreír.

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