ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]

CAPÍTULO 3 ( La pieza de mi rompecabezas)

Los gritos provenientes del primer piso llegaban hasta el cuarto de juegos de los gemelos.

JiMin miraba con tristeza hacia la puerta mientras MinJi y JungKook se divertían jugando videojuegos. El rubiecito quería concentrarse en el libro que tenía en sus manos, pero las voces de sus padres discutiendo, lo aturdía. Sentado en la alfombra, se removió incómodo para tener una mejor posición y así poder concentrarse en lo que leía, mas fue imposible.

Sus ojitos picaron con ganas de llorar, los gritos se hacían más fuertes, las espinas en su corazoncito que no entendía nada le estaban torturando. ¿Por qué MinJi no decía nada? Su hermano gemelo estaba tan ensisismado en el videojuego junto a JungKook que al parecer no hacía caso de los gritos de sus padres. Quiso ocultarse de esos ruidos, no quería que sus padres pelearan, no quería que ellos estuviesen disgustados, le asustaba demasiado y no podía aguantar más. Tratando de calmar sus sollozos, alzó el libro hasta su carita para que no lo viesen, pero los gritos empezaron a hacerse más fuertes. Sus padres subían las escaleras y ya se encontraban por los pasillos gritándose un sin fin de cosas.

Fue entonces cuando JungKook se dio cuenta de que las cosas habían llegado demasiado lejos. Y aunque el pelinegro tenía sólo doce años, era muy perspicaz y se daba cuenta de muchas cosas, sobre todo de un pequeño rubio quien sentado en la alfombra, estaba con su librito en la cara tapando sus bellos ojitos. Dejando el videojuego de lado y tras un gruñido de reclamo de MinJi, se acercó a JiMin y le sacó el libro del rostro.

Su corazón se encogió cuando vio que JiMin tenía la cara empapada de lágrimas y temblaba de manera descontrolada. Sus moquitos aún cayendo por su naricita y sus ojitos muy rojos delataban al menor quien fue apresado por JungKook con sus brazos. El pelinegro lo miraba acongojado, con el rostro desencajado y con una preocupación dolorosa. Tocó el pequeño rostro cachetón de JiMin y le dio besitos en cada lágrima que caía mientras lo seguía acurrucando en su pecho.

—Shhh Minnie, no llores por favor...

—Mamá y papá p-pelean.

A JungKook se le partió el corazón.

Con sus manos tapó las orejitas del menor para que no escuchase la gran pelea que seguía entre los padres de JiMin en el pasillo. Pero quién no se había inmutado ni siquiera un poco, era MinJi. Viendo desde la silla como el estúpido de su hermano se robaba la atención de JungKook, sintió rabia y celos, demasiados celos.

—JungKookie... —sollozó MinJi fingiendo estar asustado—, yo tampoco quiero que ellos peleen.

Y sacando lágrimas de un corazón que no sentía ni la más mínima tristeza, se acercó a JungKook y lo abrazó, quitándole el calor que este le estaba dando a su hermano. JiMin vio a su hermanito llorar y se sintió aún peor. Reuniendo fuerzas y valentía de lo más profundo de su corazoncito, se paró y secándose sus lagrimitas se acercó a su hermanito para abrazarlo.

—No llores hyung...

JungKook quién se había visto en medio de los dos gemelitos, sonrió con ternura al ver a su valiente JiMin. Admiró como el menor se olvidó de su propio llanto para calmar y consolar a su hermano. MinJi por su parte, sonreía al lograr su cometido, pues ahora JungKook lo abrazaba calmándolo a él y no a JiMin.

Qué equivocado estaba, pues aunque era a él a quien JungKook abrazaba, había sido JiMin el que se robaba el corazón del pelinegro con su valentía y sus pequeño corazoncito de héroe.

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Unas semanas después, los gemelos cumplían diez años.

Una gran fiesta era llevada a cabo en la mansión Park. Niños corriendo hacia arriba y abajo, de un lado a otro. En el jardín la situación era igual. Habían venido todos sus compañeros de clase y de la escuela en general. Algunos niños estaban en la piscina, otros en los juegos de jardín y algunos más en las mesas con diferentes juguetes. Había otros pequeños que correteaban en la sala y la escalera, pero por su parte, JiMin y MinJi estaban jugando algún tipo de juego de mesa en el jardín.