La luz del sol alumbraba la habitación de JiMin.
Los rayos solares parecían tocar la ventana para poder entrar e iluminar al rubio quien yacía dormido plácidamente. Se levantó removiéndose cómodamente, había extrañado tanto su cama que la melancolía lo recorrió al abrir los ojos. Sentándose con la espalda en el respaldar de su pequeña cama suspiró al ver su habitación. Sus libros en su pequeño librero, su clóset, aquel que había sido testigo de su primer beso, beso que recordó a través de los años. Sus adornos, sus posters, sus peluches.
JiMin recordó el peluche amarillo de un perrito orejón con el que dormía de niño. Lo buscó por todas partes con la mirada hasta que lo encontró debajo de él, apachurrado. Sonrió pues no recordaba haber dormido abrazado a él, es más ni siquiera lo había visto anoche, seguramente no se había dado cuenta. De todas formas, tenía que aprender a dormir sin compañía. En los años que estuvo en Italia, dormía junto a un peluche que su padre le regaló, incluso de grande. Cuando SongJae murió hace seis meses, JiMin le puso en el ataúd aquel peluche que le había protegido sus últimos doce años de vida y se lo regaló para que ahora lo cuidara a él. JiMin se quedó sin nada que abrazar, se había mal acostumbrado a dormir acurrucado y con algo entre sus brazos.
Entonces TaeHyung fue el sustituto.
Desde que murió su padre, JiMin durmió con TaeHyung todos los días hasta el último, cuando vino a Busán. El castaño lo rodeaba con sus brazos y el dormía plácidamente en su oecho, abrazándolo como si fuera un peluche y sintiendo una tranquilidad absoluta. Sería mentira decir que no pensó en ello cuando regresó, pero después de que habló con JungKook anoche, ni siquiera se acordó de su manía de dormir acompañado y sólo se acostó llorando hasta quedarse dormido. ¿Cómo había llegado el peluche que usaba de niño? No lo recordaba, pero eso ya no importaba en esos momentos. Había algo más importante que hacer.
Cambiar su habitación.
Si bien la habia extrañado con su vida entera, esa era la habitación de un niño soñador y que en su tiempo fue tan feliz, que se sintió especial. Pero ahora él era un joven empresario, aún soñador, pero no tan feliz como quisiera.
JiMin ya no era un niño.
Por eso, alargando su mano hasta la mesita de noche que contenía una lamparita de gato, cogió su móvil. Cuando lo tuvo entre sus manos se dio cuenta que estaba apagado, por lo que lo prendió rápidamente. Era casi medio día y tenía cuarenta y siete llamadas perdidas de TaeHyung.
Deslizando la pantalla, marcó rápidamente el número. Esperó por un tiempo y tras marcar una opción más, se pudo comunicar con él. Había extrañado su voz.
—¡Minnieeee! Por Dios mi amor, hasta que me contestas ¿dónde estabas? Pensé que te había pasado algo, tu móvil estaba apagado, creí que algo te habían hecho, pensé lo peor ¡Dios mío! Y-yo creí que... que te había perdido.
—TaeTae, tranquilo, escu...
—¿Dónde estabas Minnie? —sollozó el castaño—, me estaba muriendo de la preocupación.
—Me quedé dormido y el móvil se me apagó. Lo siento Tae, tranquilo por favor.
—Dios mío Minnie... —suspiró aliviado—, estaba asustado. No me vuelvas a hacer esto por favor.
—Tranquilo TaeTae, estoy bien. Te he llamado ni bien me he levantado —confesó.
—¿En serio? Seguramente es porque me extrañas bebe.
—Nop, es porque necesito un favor —le respondió jugando.
—¡JiMinnie! —le gruñó—, ahora ya no quiero nada, voy a cortar.
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ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]
FanfictionPark JiMin y Park MinJi son dos hermanitos gemelos que se aman mucho. Su amor de hermanos parecía ser un lazo que nunca se rompería, hasta que a sus pequeñas vidas llega Jeon JungKook, un pequeño de cinco años que creará en los hermanos una gran ri...