CAPÍTULO 11 ( Palabras del alma )

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Era la quinta vez en el día que JungKook le preguntaba a su madre si sabía dónde estaba JiMin.

Había pasado casi un mes desde que su JiMin se había ido y él necesitaba del pequeño rubio cada día más. JungKook ya casi no salía de su habitación y las únicas veces que lo hacía era para a penas comer y para preguntarle a su madre si sabía alguna novedad sobre JiMin. Pero así como cada día preguntaba, cada día recibía la misma respuesta.

Nadie sabía nada.

Y es que ciertamente Tae Hee no sabía nada. Aún más cuando no había visto a Ye Na desde el último enfrentamiento que habían tenido. Pareciera que la amistad de los Jeon y los Park estaba acabándose y no había marcha atrás.

—Mamá... —llamó JungKook bajando rápidamente hacia el salón—. ¿Supiste algo de Minnie? ¿Tío SongJae se comunicó con la tía Ye Na?

—JungKook...

—Mami, sentí una corazonada. Aquí —dijo señalando su corazón con su dedito—. Fue un dolorcito, como si con eso me avisara que hay noticias de JiMinnie. ¿Llamó? ¿Envió una carta?

—No JungKook, entiende ¡no sé nada de JiMinnie! —gritó la mujer, cansada de ver como los ojitos de su hijo sólo se alumbraban de esperanza cuando hablaba de JiMin.

—Mala ¡eres malaaa! —le contestó el pequeño, apagando sus brillosos ojitos y reemplazándolos por lágrimas—. Me duele ¡me duele!

Jeon Tae Hee miró a su hijo y fue hasta él para abrazarlo fuertemente. No pudo evitar que las lágrimas cayeran también por su rostro. El ver a su hijo tan derrumbado, aquella sensación de extrañar al pequeño JiMin, la amistad rota con Ye Na, incluso el adiós de Song Jae y el alejamiento de todo, estaba haciendo estragos en ella también. ¿Cómo es que se habían acostumbrado tanto ambas familias? ¿Cómo es que el apego se había desarrollado tanto que al separarse dolía demasiado? Tae Hee no lo entendía, pero si quería volver a ver los ojos vivaces de su pequeño y esa sonrisa tan linda, tenía que hacer algo al respecto.

—Ven mi amor, no llores —le dijo acurrucándolo aún más en su regazo—, te prometo que haré lo que sea para saber de JiMin ¿está bien?

Y aunque JungKook lo miró con los ojitos mojados y esperanzados nuevamente, Tae Hee le sonrió a pesar de que sabía que no sería fácil contactarse con Park Song Jae.

Desde que se había ido, no se podían comunicar con él.

Pero Tae Hee haría todo por su hijo, incluso amanecerser toda una madrugada para conseguir aquel número. Y así lo hizo.

Un día después, las lágrimas de JungKook volvieron a salir, pero esta vez de felicidad. Su madre había conseguido la dirección de JiMin y ahora le enviaría al fin una carta.

—¡¿En serio mamá?! —preguntó demasiado entusiasmado quizá.

—Sí Kookie, hablé con tío SongJae y me dio su dirección, puedes enviarle cartas a JiMinnie de ahora en adelante.

—¡Graciad mamá! Gracias.

Esa misma tarde, JungKook se sentó en su escritorio y plasmó en aquella carta, palabras del alma.

Minnie:

Ha sido tan difícil saber de ti que ahora que sé como comunicarme contigo, un nudito en la garganta me impide escribirte todo lo que siento. Te he extrañado demasiado, ha pasado casi un mes y pareciera que hubiera sido años. He estado muy triste porque no me pude despedir de ti y porque no pudimos patinar aquel día. Cuando regreses cumpliremos aquella promesa que nos hicimos ¿verdad? Estoy contando los días que faltan por verte. Dice mi mamá que vendrás en las vacaciones de medio año, estoy tan ansioso pues sé que cuando te vea, aquel dolorcito en el pecho se me pasará. Pero Minnie no creas que estoy enfermo, estoy bien te lo prometo, es sólo un pequeño dolor que ya pasará.

ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora