Un collar que nunca salió a la luz.
Un bello collar de oro blanco con un diamante color azul, pequeño y hermoso como JiMin. El eco de un hombre que ahora estaba sentado al lado del amor de su vida, obteniendo toda su atención y diciendo que era su prometido. Sus manos haciéndose puño y las lágrimas amenazando con salir. MinJi moviéndole el brazo, queriendo que regrese a la realidad.
JungKook quería correr.
Hacia cualquier lado, menos hacia JiMin. ¿Un prometido? No un novio, no un amigo, no un simple amante. Un prometido. Alguien con quién JiMin se iba a casar. ¿Cómo es que no le había dicho? ¿Y desde cuándo? ¿Desde cuándo JiMin ha estado comprometido con aquel hombre que hoy reclamaba ante todos lo que él creyó, era suyo?
Dolor.
Si hace poco le había jurado quererlo y amarlo para toda la vida, ¿por qué ahora le estaba dejando sombras, fracasos y una horrenda herida? Ahora lo sabía el por qué había propuesto el compromiso: Era una juguete para JiMin. Un juguete con el que se divertía y al cual lastimaba. Era su mejor deporte, su más grande hazaña.
Su hipocresía.
No lo soporto. Aunque las lágrimas cayeron silenciosamente y asombraran a medio mundo, tenía que dejarlo ir. Ya nada quería de él. Nunca, nunca mas sería su juguete, se tenía que ir. No quería verlo nunca más, lo quería lejos de su vida.
A él y a su falso amor.
Aquel día suponía ser especial. JungKook soñó con ponerle aquel collar de una promesa de amor que le hizo a JiMin. No le importaría dejar a MinJi en ridículo o romperle el corazón. Su amor por JiMin podía más. Sus padres lo apoyarían, todos lo tendrían que hacer. Estaba previsto.
Pero no sucedió.
JiMin decía quererlo, adorarlo, amarlo, pero era mentira. Era engaño. Ya no lo quería como antes. Siempre creyó que JiMin lo amaría hasta el final a pesar de la distancia. Pero incluso cuando se resignó a que nunca más lo vería, la llama de su esperanza estaba encendida levemente.
Pensaba que con el tiempo lo olvidaría, que el dolor se acabaría. Pero siempre pasó el tiempo y lo recordaba más y más. Siempre pensó que JiMin lo había olvidado pues nunca contestó sus cartas. Pero cuando regresó, cada beso le demostró que se acordaba de él, tanto como JungKook lo hacía.
Brotaba el llanto.
Pensando en él. Y ahora tenía que olvidarlo y ser fuerte. ¿Lo lograría? No. Pero debía intentarlo. Tenía aún en su cabeza dudas, frases y palabras que le decía a oscuras cuando sus cuerpos rozaban y hacían magia. Cuando sus besos sublimemente se unían para luego devorarse con locura.
¿Tan grande fue su falso amor?
Quería preguntárselo. Por eso alzó la vista y lo miró fijamente mientras miles de cámaras los apuntaban y mientras MinJi le seguía moviendo el brazo. ¿Cuánto tiempo había pasado? Al parecer solo segundos, aunque para él fueron años enteros.
Ojos azul marino que lo miraron y le dieron frío.
JiMin temblaba, lo sabía. Se encontraba descubierto. Por eso se acercó cmainando lentamente hasta él a pesar de que MinJi lo llamó varias veces y quiso detenerlo. Necesitaba preguntarle, reclamarle, rogarle tal vez que desmintiera lo que ese hombre acababa de decir.
Pero al verlo llegar, JiMin, su JiMin, volteó su hermoso rostro.
—JiMin —llamó—. Minnie...
—JungKook —susurró.
—No te escondas, quiero verte bien la cara...
—JungKook...
Y no dijo otra cosa más. No levantó la mirada, no le dio una explicación, no desmintió nada más. Y él solo se quedó rogándole con la mirada, para luego darse cuenta de que ya ni podría reclamarle, todo el amor que le entregó.
ESTÁS LEYENDO
ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]
FanfictionPark JiMin y Park MinJi son dos hermanitos gemelos que se aman mucho. Su amor de hermanos parecía ser un lazo que nunca se rompería, hasta que a sus pequeñas vidas llega Jeon JungKook, un pequeño de cinco años que creará en los hermanos una gran ri...