Las horas pasaban tan lentas que la vida de Park Ye Na parecía haberse detenido. Veía su futuro como un tren que ya nunca pararía por la estación en la que ella estaba esperando. Ahora ya solo tenía un tempano de hielo en el sitio del corazón. Sus días pasaban sin tener comienzo o final, ella estaba obsesionada en recordad cosas inútiles y que le apetecería odiar. Caminaba como loca, siempre alerta y sin poder llorar pues sus lágrimas se habían cansado de salir de sus bellos ojos. Su vida pasaba de largo y aunque quería desahogarse, ya no tenía nada qué decir.
Park Ye Na se estaba alimentando de un pasado que ya nunca regresaría.
Le hubiera gustado decir que las cosas seguirían igual, pero ya no era así. Había transcurrido tres semanas desde aquel fatídico día y ya no sabía qué hacer. Cuando sus pequeños le preguntaban qué ocurría, ella sólo les daba una mirada sin emoción y no contestaba. Y en verdad le hubiera gustado decir que nada había cambiado, pero ahora ella sabía perfectamente que todo era distinto.
Park Ye Na trataba mal a JiMin.
Su pequeño, hermoso y tierno JiMin. Ella hubiera querido que no fuese él quién le hizo abrir los ojos, ella hubiera querido mil veces que no sea él, pero no podía negar la realidad. Estaba tratando mal a JiMin y lo sabía muy bien. Y aunque tampoco es que tratara mejor a MinJi, al más pequeño lo estaba ignorando más o las pocas veces que le hablaba lo hacía con desdén. En el fondo, muy en el fondo sabía que estaba haciendo mal, que su pequeño, al que tanto amaba no tenía la culpa, pero ella necesitaba tal vez culpar a alguien para sentirse mejor. Necesitaba encontrar un culpable de que su familia se haya derrumbado y al ser su pequeño JiMin el causante, dejó que todo el peso de la situación cayera en él. Dejó que se descargue su ira, su frustación y su más profundo dolor, en aquel pequeño que ella tanto amaba.
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Los gemelos jugaban en el jardín junto a JungKook. En realidad el único que jugaba era MinJi quién le enseñaba mil y un juegos a JungKook, pero este no le prestaba demasiada atención. Por su lado, JiMin se encontraba en el pasto, sentado con un libro que no leía.
Hace tanto tiempo que ya no leía.
Las cosas eran demasiado defíciles para un pequeño que a penas podía entender qué pasaba. Su padre ya no vivía con ellos, sólo lo veía los fines de semana y su madre... su madre no le hacía caso y últimamente le gritaba demasiado. Ella lo jaloneaba de un lado a otro, no lo dejaba leer, ni jugar, ni acercarse ella y ya hasta ni lo felicitaba por sus notas.
Habían pasado casi tres meses ya y la navidad se acercaba, por lo que su madre y MinJi armaron el árbol. Lo armaron sin él. Ni siquiera supo cuándo lo hicieron, ni cómo y mucho menos por qué no le avisaron. Su madre solía salir por las tardes con MinJi y dejarlo a él encerrado en su casa. JiMin ya no entendía nada y ese dolorcito en el corazón que tenía ya no lo aguantaba.
Perdiéndose en sus pensamientos, sin querer unas lágrimas silenciosas cayeron de sus ojitos; MinJi lo vio y rodó los ojos con rabia. Su hermano estaba llamando la atención otra vez y él no lo iba a permitir.
Decir que MinJi no se sentía feliz, sería mentira. Todo había cambiado para bien, su madre ahora trataba mal a JiMin, lo castigaba y le gritaba por todo, su tonto hermano ya no era más el centro de atención. Él se había convertido en el consentido de la casa. Y aunque los primeros días cuando sus padres se separaron, MinJi se sintió demasiado mal pensando que había hecho algo malo, al pasar los días su madre había cambiado con él y lo prefería por encima de JiMin. Entonces supo que había hecho lo correcto a pesar de que su padre se había ido de la casa y ya no lo veía mucho. De todas formas, no le importaba pues su padre siempre prefirió a JiMin.
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ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]
FanficPark JiMin y Park MinJi son dos hermanitos gemelos que se aman mucho. Su amor de hermanos parecía ser un lazo que nunca se rompería, hasta que a sus pequeñas vidas llega Jeon JungKook, un pequeño de cinco años que creará en los hermanos una gran ri...