CAPÍTULO 16 ( Su forma de ser )

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La fiesta había acabado hace casi una hora.

Los invitados de la celebración se habían ido, dejando alojados en la mansión Park a varios corazones confundidos. JiMin estaba en la sala junto a los Jeon conversando de un sinfín de cosas. Jeon Tae Hee estaba sentada a su costado, preguntándole de todo mientras lo abrazaba y acariciaba como si aún fuera aquel pequeño de diez años que se fue hace tanto tiempo. Frente a ella, estaba Jeon Jae Chan, entusiasmado de igual forma que su esposa y conversando también con el rubio. Y por último, estaba Jeon JungKook, conmocionado y perdido en el profundo color azul de los ojos de JiMin.

Un color tan hermoso como el del océano.

Sus ojos brillaban al ver a JiMin y su corazón sentía desarmarse poco a poco. Se veían exactamente igual. A pesar de todos los años que se separaron, pareciera que nunca lo habían hecho. Es como si hubieses crecido juntos, dos gotas de agua identicamente iguales que solo tenían una características que los diferenciaba.

La mirada.

Y obviamente fue imposible no ver el gran físico que se cargaba JiMin, los ojos de Jeon simplemente no dejaban de verlo, pero era aquel aura que emanaba el rubio el que lo había dejado anodadado. Su personalidad, tan atrayente como valiente, tan dulce pero firme, tan cálida como sensual. JiMin no era absolutamente como él lo recordaba, no había la timidez, las palabras habladas en susurros, ni mucho menos la inseguridad; en JiMin hoy sólo veía a un joven maduro, orgulloso de sí mismo y totalmente hermoso.

Maravilloso.

Esa era el adjetivo que le daba Jeon a la vista que estaba teniendo sobre JiMin en esos momentos. El rubio hablaba con tanta destreza y desenvolvimiento, con esa voz angelical que hipnotizaba sus sentidos y esos labios que se movían al compás de una música inexistente.

A Jeon lo estaba volviendo loco su forma de ser.

JiMin era como una estrella en la noche de la mediocridad. Realmente lo estaba volviendo loco su forma de ser, definitivamente el rubio era una joya en el barro que tenía por vida. Una joya dulce y exquisita.

—Y dime JiMinnie ¿cómo es que te decidiste volver? —le preguntó Tae Hee mientras le acariciaba el cabello y lo miraba con los ojos llorosos. Había extrañado tanto a aquel pequeño que verlo nuevamente le llenaba el corazón de felicidad—. ¿Song Jae te dejó venir? Viniste para quedarte ¿verdad? ¡Dios mío! Te extrañé tanto, en verdad tanto...

—Tranquila mujer, estás aplastando a JiMinnie —le decía Jae Chan sonriendo ante la emoción de su esposa.

—No tío, déjala. Yo también la he extrañado demasiado y sinceramente necesito un abrazo, pues al parecer es a la única que le ha dado felicidad mi llegada —dijo sonriendo tristemente y mirando de reojo a JungKook—, ni siquiera mi madre ha bajado a recibirme.

—Mi pequeño, no es eso...

—Mamá no va a bajar, dijo que se sentía mal.

La voz proveniente de las escaleras era de MinJi. El ahora castaño bajó entrando hacia la cocina, cambiado con ropa más cómoda que el costoso vestuario que había usado para la celebración de su noviazgo. Su rostro se veía tenso y sin emociones, se acercó lentamente hasta la sala y se sentó al lado de su novio.

Si había algo que debía hacer MinJi primero, era dejarle en claro a Jimin que JungKook era suyo, solamente suyo.

—Amor ¿despediste a nuestros invitados? —le preguntó mirándolo dulcemente mientras le acariciaba la mano.

Aquel contacto no pasó desapercibido ante los ojos de JiMin, quien al verlo sintió un dolorcito en el corazón que no quiso descifrar. JungKook ni siquiera miró a MinJi, sus ojos seguían fijamente en JiMin y su novio tampoco pasó desapercibida aquella mirada. Apretando los dientes debido a la rabia, sonrió tratando de disimular sus emociones.

ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora