CAPÍTULO 8 ( El primer día sin ti )

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De los ojos de Park Ye Na, las lágrimas brotaban cuando el auto de Song Jae arrancó llevándose a su hijo. Estaba sentada en el borde de su cama, sin saber qué hacer. El profundo dolor en su pecho que parecía arder como las llamas, no podía ser apagado. Escuchó mucho ruido fuera de la calle, pero no le prestó importancia pues, su sufrimiento era más importante que cualquier cosa.

Su sufrimiento y su culpa.

Quién si había visto todo lo que sucedió afuera, fue MinJi. El niño de diez años estaba parado en la ventana viendo como JungKook corría tras JiMin. Sintió celos y apretó los puños cuando vio al pelinegro derrumbarse en medio de la pista al ver a JiMin irse. Su estúpido hermano había sido el centro de atención de JungKook incluso aunque ya se estaba yendo para siempre. Pero ya se encargaría él de que JiMin desapareciera de las mentes de todos. Él llenaría ese espacio, él sería el favorito, él iba a ser lo que sea para que JungKook y los demás sólo lo mirasen a él.

Y lo primero que haría, sería quitarle su habitación.

Corriendo hasta la habitación de su madre, tocó la puerta y entró decidido. Sería mentira decir que no tenía miedo, pero era necesario que su plan de hacer que todos olvidaran a su hermano, empiece.

—¿Mami? —preguntó al ver a su madre sentada en el borde de su cama, completamente inmóvil—. Mami...

—¿Qué quieres MinJi? —le dijo con un todo demasiado duro que no pasó desapercibido por el pequeño.

—Mami, ahora que JiMin no está... ¿Puedo mudarme a su habitación?

MinJi no supo en que momento la palma de la mano de su madre estalló contra su mejilla. Sus lágrimas empezaron a salir cuando la vio agarrarlo de su camiseta y llevarlo fuera de su habitación para luego empujarlo con fuerza.

—¡¿Pero quién te has creído?! ¡¿Cómo te atreves a querer utilizar la habitación de mi hijo?! —vocifereaba la mujer—. Escúchame muy bien MinJi ¡nadie va a usar la habitación de tu hermano! —exclamó mientras cerraba el cuarto de JiMin con llaver—. Ni se te ocurra poner un sólo pie aquí, ni abrir esta puerta ¡No vas a profanar la habitación de tu hermano! ¡¿Me oíste?! —gritó enfurecida—. ¡¿Me entendisteee?! —volvió a gritar sacudiendo a su hijo con demasiada fuerza.

El menor que se desarmaba en lágrimas, asintió totalmente asustado. Ye Na lo miró con desprecio y lo soltó haciendo que MinJi cayera de espaldas en el frío piso, entró a su habitación azotando la puerta y no salió hasta el día siguiente.

MinJi tampoco se había movido del lugar frente al cuarto de su madre hasta el día siguiente. Incluso después de que JiMin se haya ido, le había ganado y aquello... aumentó más su odio por su hermano.

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Había pasado un día desde que JiMin se fue y el pequeño JungKook aún no salía de su habitación. Su madre estaba preocupada pues el pelinegro no quería comer, ni salir, ni siquiera tomar agua. Pasó el resto del día escuchándolo sollozar y llorar de la forma más hiriente posible. Parecía sin vida, como si estuviese enfermo, como si le hubieran arrancado el corazón.

JungKook se sentía adolorido.

El pequeño sentía que le habían arrebatado la vida, no podía entender porque JiMin se había ido si tan sólo hace días a la misma hora estaba sentado al frente en su ventana, en esa ventana donde ahora se sentaba su ausencia. Las 24 horas que ya habían pasado, atravesaban como balas, una tras de otra en su existencia, JungKook se moriría si JiMin ya no estaba. Y ahora que el pequeño hacía un balance del primer día sin JiMin, el presagio era tan oscuro y juraba que el futuro se presentaría como un muro frente a él.

ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora