CAPÍTULO 46 ( Peligrosa seducción )

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Días iban, días venían.

JiMin estaba en un desequilibrio mental. MinJi permanecía encerrado en casa y no se aparecía por la empresa. Y JungKook tampoco. De MinJi lo entendía, sus crisis nerviosas seguramente no le permitían ver a nadie. El pánico, la ansiedad y el dolor de sus recuerdos, seguramente lo mantenían alejado de la realidad. Le dolía. El saber que su hermano había pasado por un abuso o sabe Dios qué cosas más, le carcomía el alma. Tal vez por eso MinJi se comportaba así con él. La única persona que podía proteger a MinJi, era JungKook y él se lo estaba quitando. Su hermano tenía razón en odiarlo.

Pero JungKook no.

Esperó tres semanas sin saber de JungKook. Creyó que tal vez la distancia y el tiempo lo harían volver y romper el silencio. Que al no estar con él y quedar indefenso, podrían volver a ser uno solo. Pero JungKook parecía solo querer olvidarlo y desaparecerlo de su corazón. Lo estaba logrando. Es como si el pelinegro estuviese evitándolo, tratando de no cruzarse en su camino, como si lo estuviese dejando ir. A las reuniones de la empresa, asistía el asistente personal de JungKook, a su casa llegaba antes o después que JiMin, y aunque, lo tenía prácticamente frente a su puerta, no se lo cruzó ni una sola vez en las casi dos semanas que MinJi estuvo en recuperación.

Solo escuchaba sus voces.

Y sus risas, sus pláticas, las películas que veían y los silencios que denotaban su intimidad. Por su lado, JiMin pasaba sus días con TaeHyung y sus amigos. En realidad, era su compañía lo que lo mantenía ocupado, sin pensamientos sobre JungKook y sin sus celos ardiendo dentro suyo. Aunque JiMin sabía que eso era lo correcto, le quemaba el pecho su propia decisión. Le había pedido a JungKook que lo dejase ir, pero nunca creyó que doliera tanto. Lo peor de todo es que el también debería dejarlo ir.

Tenía que dejar ir a su estrella.

De todas las formas posibles en las que se puede dejar ir a alguien.

Y el proceso de olvidar lo que has amado es tal vez lo más difícil del mundo.

Llega un tiempo en nuestra vida en el cual tenemos que hacer lo correcto. Y JiMin creía fielmente que él había decidido bien su futuro. Sabía que ya había perdido a JungKook sin siquiera tenerlo y que esa historia de amor en el pasado quedó atrás. Sabía también que el amor que le tenía, para el pelinegro ya no significaría nada, pues ahora debería aprender a ser feliz con MinJi.

¿Qué sería ahora de él?

La vida sin su amor no tendría sentido. Existir sin su querer. Ya no habría latidos. Tal vez JiMin debería avanzar y no quedarse atrapado en los recuerdos del ayer, aunque con cada beso que tuvo con JungKook comprobó que su amor era inmenso, tan inmenso como el mar. Eran muchos los recuerdos que no podría borrar, porque siempre estaban ahí en el mismo lugar: Su corazón.

Porque puede que JiMin estuviese dejando ir su relación con JungKook, mas no su amor por él.

Y ahora se encontraba nuevamente en la terraza de esa empresa que fue el motivo por el cual regresó. A veces quisiera solo irse y olvidar la promesa que le hizo a su padre, pero JiMin no era de romper promesas. Aunque sí podía traicionar. A JungKook, a TaeHyung, a MinJi y a él mismo. A sus sentimientos.

Un cigarrillo que se consume.

Y la imagen de JungKook apareciendo a su lado. Sus bellos ojos mirando lejos de él. Su presencia a corta distancia, a un paso de su boca y sin poder besarlo, tan cerca de su piel y sin poder tocarlo, ardiendo de deseo por cruzar miradas. Solo le quedaba suspirar e irse, aunque su corazón deseaba quedarse ahí, escuchar la bella voz de JungKook después de tantos días.

ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora